Sony World of Photography: la puerta del talento
Se acaban de fallar en Londres los Sony World Photography, un premio que siempre ha servido de faro para nuevos talentos. Pero, además, esta edición cuenta ya entre sus participantes con alguna firma de la agencia Magnum, fotógrafos publicitarios consolidados o freelance cuyas imágenes suelen aparecer en los medios más prestigiosos de todo el mundo. Además, el jurado está compuesto por auténticos prescriptores, hombres y mujeres que saben de tendencias: cómo marcarlas o cómo olfatearlas.
Los SWP son, por tanto, un buen termómetro para tomar la temperatura a ese enfermo crónico que es la fotografía profesional. En un tiempo en el que todo el mundo, literalmente, dispara con un dispositivo u otro (desde una cámara hasta un teléfono móvil, pasando por una tableta) la cuestión es cómo puede un fotógrafo ganarse la vida vendiendo sus imágenes. La respuesta es tan obvia como compleja: consiguiendo un espacio propio, un lugar al que los medios o las galerías vengan a buscar ese talento en tiempos de zozobra económica.
Este galardón es también un buen escaparate para los jóvenes que tratran de abrirse camino. Estos cuentan con un espacio propio. Obviamente, la calidad baja más de un escalón. Pero ser señalado por la varita de estos premios abre puertas: galeristas y medios miran con lupa sus resultados y los fotógrafos ven incrementado notablemente su número de encargos y/o ventas.
El conjunto de imágenes se exhibe en la Someset House, un vetusto complejo cultural con vistas al Támesis hasta el próximo 12 de mayo. La sexta edición de estos consolidados premios alcanzaron los 122.000 imágenes participantes, llegadas desde 170 países.
El primer premio de este año recayó en la fotógrafa noruega Andrea Gjestvang. Bajo el nombre 'Iris de Oro', cuenta con una dotación de 25.000 dólares. Se trata de un trabajo sobre los supervivientes de la matanza de Utoya. El pasado 22 de julio, Anders Breivik atacó un campamento juvenil en la isla de Utoya (Noruega) dejando tras de sí 84 muertos.
Gjestvang consiguió retratar a algunas de las víctimas en un proyecto lleno introspección, miradas lanzadas al vacío y cicatrices físicas y emocionales. Estas son algunas de las imágenes
Gjestvang comenzó este ensayo cuando recibió encargos de varios medios para retratar a unos jóvenes que habían vivido una experiencia tan extrema. Gracias a la ayuda de periódicos locales y organizaciones sin ánimo de lucro logró contactar con muchos de ellos, alcanzando incluso una relación personal que todavía mantiene.
Las imágenes poseen la fortaleza que otorga la confianza entre fotógrafo y retratado. Además de un toque de sensibilidad e intimidad que transmite sosiego dentro de la tragedia.
El fallo del jurado reúne una buena colección de imágenes, entre las que podemos destacar...
la fuerza y el impacto del ganador en la categoría de publicidad, Christian Aslund. Este fotógrafo sueco combina los grandes espacios arquitectónicos de Hong Kong con la figura humana, creando juegos visuales de gran potencia.
Otro trabajo reseñable es el del danés Klaus Thymann, ganador en la categoría de moda y belleza.
A pesar de la simplicidad del escenario y la ausencia de pose, el fotógrafo consigue un bello conjunto imágenes.
La coincidencia de colores del fondo (azules y plateados) y la ropa, crea un curioso ambiente. Y, para acabar de sellar una gran imagen, nos encontramos con la poderoso rostro del modelo, con su colorida y poblada barba.
Para terminar, reseñamos el trabajo del español Daniel Duart, segundo premio en la sección de viajes.
Duart cuenta con un curioso trabajo realizado desde el interior de un taxi en Marrakech (en la foto), París y Nueva York. Su manejo del flash acaba de construir un marco desde el que observar cómo pasa la vida por distintos rincones del mundo.
Puede ver todas las fotografías seleccionadas en este enlace.
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