En uno de mis primeros viajes a Londres, cuando ésta se había convertido en mi ciudad preferida Europa -ahora ya no tanto-, tenía una de mis famosas listitas de cosas que hacer, de cosas que ver. Ávido de conocer cosas nuevas había apuntado la visita a un museo poco conocido del que me había hablado, durante los primeros años de carrera, un profesor apasionado por la Historia del Arte, en particular por la Historia de la Arquitectura. Chano, se llamaba, y en sus clases disfrutaba como un niño.
Con mi lista llena de tachones y subrayados llegué al SIR JOHN SONANES MUSEUM, 13 Lincoln's Inn Fields, London, WC2A 3BP, para disfrutar de una visita maravillosa que, posiblemente, marcó mi manera de entender los espacios interiores. Un museo ejemplo de cómo "aprovechar" el espacio.
Una de las primeras cosas que te piden al cruzar las puertas del museo Soane es que apagues el móvil. Cuatro años antes de morir, su fundador, el arquitecto Sir John Soane (1753–1837), firmó un acuerdo con el gobierno inglés por el cual permitía (ley mediante) que su casa-museo pudiera seguir visitándose gratuitamente siempre y cuando todo permaneciera de la misma forma en que él la dejaba. Y el comité que se encarga de velar por su voluntad lo lleva tan a rajatabla que quiere que lo recorras totalmente desconectado de las nuevas tecnologías, como en el siglo XIX.
La historia de este edificio, situado en Lincoln’s Inn Fields, comenzó en 1792, cuando el arquitecto, responsable de las sedes del Banco de Inglaterra y de la Dulwich Picture Gallery, compró una casa en el número 12, atraído por la proximidad de esta ubicación con la Royal Academy (por aquel entonces en Somerset House), en la que más tarde sería profesor. La reformó, con el estilo neoclásico que le dio fama, para convertirla en su hogar y espacio para guardar sus colecciones, cambiando la fachada por una de ladrillo blanco de Norfolk y construyendo en la parte trasera un anexo de dos plantas donde instaló su despacho de arquitectura. En 1807, Soane compró los establos del número 13, que rehabilitó y transformó en su nueva oficina y museo para sus esculturas de yeso antiguas y mármoles romanos. (ELLE DECORATION).
Es éste un museo tan diferente a otros que hayas podido visitar que, sin duda, vale la pena. Si tu tiempo en Londres es limitado y vas a contrarreloj, te animo a que taches de la lista el cambio de guardia del Palacio de Buckingham y que lo cambies por el Museo Soane. De nada.
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