Estaba tan cansado ayer que a las 20:30 me metí en la cama, ni iPad ni libro, caí rendido. No tuve ocasión, por ello, de saber nada de los atentados, otra dichosa vuelta de tuerca de estos locos terroristas con la religión por mascarón de proa. En modo RAM desde las 8:30 de la noche, esta mañana estaba con los ojos como platos a las 6, aunque decidí quedarme en la cama, remolón, una hora más, tiempo para levantarme, ducharme y salir a tomar un café con mi amiga Isabel, hablar un rato de lo humano y lo divino (más de lo humano), y terminar en el supermercado. Esta mañana lectura en el jardín mientras se cocinaba una sopa de verduras, mi almuerzo de hoy, lavadora y ahora sentado ya para trabajar el resto del día, hoy toca otra Memoria de Proyecto interminable y aburrida.
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