¡Cosas de la vida! Pasé mis estupendas vacaciones de niño en lo que ahora sería un hotel rural, en aquellos tiempos una casa de huéspedes, en La Esperanza, centro del municipio de El Rosario, en el interior de Tenerife. El municipio, que tiene costa, medianías y monte, es un lugar muy querido por la gente de esta tierra, paso obligado para acercarnos al Teide, lugar donde comer bien y, además, goza de un clima idóneo para aquellos que preferimos el clima fresco al calor.
Pues sí, pasé los veranos de mi infancia en La Esperanza y ahora, siendo ya adulto, retorno al mismo lugar y paso en él gran parte de las horas del día.
Uno de mis lugares preferidos del pueblo es su biblioteca, no solo porque soy muy amigo de la bibliotecaria (qué maravilla hablar con una bibliotecaria de cualquier cosa, más si cabe cuando se trata de una bibliotecaria "de toda la vida", de esa que conoce a todo aquel que se acerca a buscar un libro, a sentarse a leer o a buscar información en la red), que también, sino porque, sin duda, sigue siendo el elemento de referencia cultural de un lugar, allí donde se puede leer, retirar libros, acceder a Internet, comentar un tema con la bibliotecaria, asistir a las numerosas actividades y, lo que podría ser la guinda, fomentar la lectura entre los niños, ¡por qué no! entre muchos adultos. ¡Ojalá el progreso del pueblo nos traiga por fin la Casa de la Cultura, como se prevé! Ojalá la biblioteca puede emplazarse allí, ojalá siga siendo la referencia cultural de la zona.
Ayudemos a compartir el trabajo de la Biblioteca de La Esperanza, sus actividades culturales, su magnífico potencial. Un pueblo como La Esperanza se merece una biblioteca como la que tiene, apoyemos pues sus programas para que la educación y la cultura siga siendo la piedra angular del futuro de nuestra sociedad. Un pueblo culto es siempre un pueblo rico.
Cicerón estaría feliz aquí, una biblioteca situada en el centro del pueblo y rodeada por el bosque de La Esperanza.
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