Vimos anoche "Manchester by the sea", magnífica, dura, fuerte. El protagonista vive con todos sus fantasmas interiores y con una infelicidad perenne que explota al volver a su pueblo natal. Muerte y nacimiento, juventud, pasado, presente, futuro... todo se entremezcla haciendo un pulso vital imposible de ganar.
Me hizo pensar, mucho. ¿Cuándo es el momento de ser consciente con la vida que no nos gusta para dar el paso y cambiarla? ¿cuándo debe uno dejar el cerebro a un lado y hacerle caso al corazón? ¿cuándo saber dar un golpe en la mesa para sacudir la mediocridad que nos rodea y nos subyuga? Sí, muy profundo todo, lo sé, muy de libro, muy de cine, pero a ver cómo le explicas al banco que eres infeliz, que tienes un trabajo de mierda que has dejado y que entiendan que no puedes hacer frente a la hipoteca pero que comprendan la situación y que no te quiten la casa? Por otro lado, ¿no nos merecemos una vida feliz? Hace un par de días supe de un conocido al que le dio un infarto con 51 años. Él había sido compañero de clases particulares hace muchos años y le había perdido la pista, pero sabía que daba clases particulares, que era un buenazo y una de esas personas tranquilas que van de la academia a su casa. 51 años y un infarto, adiós, se acabó. ¿Y si me ocurre lo mismo ami sin haber dado el puñetazo en la mesa? Da que pensar.
PD. Soy optimista, creo que aún lo sigo siendo. Y como le dije a una buena amiga creo que medianamente feliz. Así que, como la vida es un continuo juego de dados, no sé lo que me deparará. Crucemos pues los dedos.
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