domingo, 19 de junio de 2016

LO BUENO DE VIVIR EN EL CAMPO

Vivir en la ciudad tiene sus ventajas, no hay duda, pero el campo nos ofrece también otras virtudes. Yo, hasta hace unos trece años, viví siempre en la ciudad, aunque por una serie de vicisitudes terminé lejos del centro, rodeado de árboles y en una zona más fría de la isla. Un poco de jardín, algo de césped, un par de árboles y uno es feliz como una perdiz. Además, parece que a los pájaros les gusta mi árbol mexicano porque escucho sus sonidos continuamente, desde mirlos hasta jilgueros y pajaritos varios. Hoy aproveché la bonita mañana para regar un poco antes de que saliera el sol de lleno, con música de Mozart de fondo; estoy seguro que las plantas lo agradecen porque ahora me parece más frondoso que nunca.



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