A lo largo de mi vida profesional como profesor he tenido algunos alumnos a quienes siendo ya famosos les impartí clases de español. Entre ellos había alguna que otra personalidad relacionada con el mundo del fútbol y de la música. Siempre había pensado que desde que empecé a impartir clases en Polonia sólo había tenido un alumno que con el tiempo se hizo famoso por cantar en un grupo de hip hop con una letras polémicas que le llevaron hace un par de años a los juzgados. Pero hace unos días descubrí que había tenido otra alumna famosa: la hija de Satán.
Agnieszka Ziółkowska fue la primera niña concebida por fecundación in vitro en Polonia. Seguramente eso la convertiría en otro país en una persona de referencia ineludible en cualquier aniversario en el que se celebrara la existencia de este método que ha permitido a tantas parejas ser padres. Pero en Polonia, por el contrario, este método se ha convertido en los últimos años en uno de los principales caballos de batalla de la Iglesia católica y de los partidos democristianos. La fecundación in vitro, según ellos, va contra natura y no respeta los designios que Dios nos tiene reservados. Es curioso que consideren que la esterilidad es voluntad divina, pero, en cambio, consideren que la solución médica no lo es. Así que, tanto la Iglesia católica como los partidos democristianos están en contra de que el Estado polaco financie la fecundación in vitro. De hecho, en las últimas semanas el Episcopado ha publicado un documento sobre bioética en el cual la fecundación in vitro se define como "el encargo de fabricación de un niño a un desconocido".
Por lo tanto, Agnieszka, lejos de ser reconocida como ejemplo de que los avances médicos pueden aportar felicidad a una pareja, es tenida como el producto de la obsesión del ser humano por creerse superior a Dios. De hecho, algunos representantes de la Iglesia han dicho abiertamente que las personas nacidas por este método no tienen derecho a existir. Todo un papelón para Agnieszka, vamos, ser un símbolo para la Iglesia de lo que es el mal camino. Pero ante esta actitud de la Iglesia, Agnieszka no se ha quedado de brazos cruzados, así que públicamente ha confesado su deseo de apostatar.
En una reciente entrevista ha declarado: "He sido educada en una familia católica y según lo que deberían ser los valores cristianos, es decir, la tolerancia, la construcción del bien común, el amor al prójimo, son cosas que comparto. Pero desde el escándalo del arzobispo Paetz por una cuestión relacionada con la pedofilia, además de la posición de la Iglesia en el asunto de las parejas de hecho, me he ido alejando de la Iglesia como institución. Desde hace tiempo no voy a misa. Pero claro, se puede no ir a misa, incluso se puede no creer, pero apostatar es diferente".
A lo que ha añadido: "Antes no había sentido la necesidad de borrarme formalmente de esta comunidad, lo cual, además, es muy difícil. El procedimiento es muy complicado y desde el punto de vista canónico parece que no soy yo quien se da de baja sino que es la comunidad quien me expulsa. Pero después de las últimas declaraciones sobre el método in vitro, en las que por ejemplo el obispo Pieronek hablaba de los hijos de Frankenstein, es para mí importante separarme formalmente de la Iglesia. No quiero figurar en ningún registro eclesiástico. Ahora sólo espero que en algunos medios ultracatólicos me nombren oficialmente el primer hijo de Satán de Polonia".
Pero claro, a veces es mejor ser un buen hijo de satán que un mal padre de la iglesia.
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Hija de Satán
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