Hoy pude recoger el coche tras la revisión. Lo que se suponía iba a ser una cosa rápida, del tipo "entrar y salir", se alargó un poco más porque parece que los frenos estaban gastados ya un 90% y no era cuestión de jugarme la vida. La verdad es que el año pasado me lo habían dicho, pero como yo lo cojo poco entre tanto viaje de acá para allá, lo había olvidado. Revisión anual pasada, frenos nuevos y menos dinero en la cuenta del banco. Sigo planteándome vender el coche, lo uso tan poco que no sé si vale la pena el gasto que genera.
Pero lo que quería comentar es en qué se ha convertido mi taller, una vez había dejado de llevarlo a la "casa", por carera. El taller, en un barrio periférico, lo ha comprado/ absorbido o a saber una gran empresa de coches, concesionaria de medio parque móvil vendible en las islas, de manera que ahora se hace todo "por protocolo"; que si esto se cambia por protocolo, que si dígame en qué taller quiere quelerrevisenelvehículo, y en qué islas, etc. Todo muy americano, sin duda. Ya uno no sabe si tiene un cochito de nada o un Rolls Royce a punto de formar parte de la carrera del siglo.
ahora, el trato impecable, de eso no puedo quejarme. Todo es "voy a llamar a fulanito para que le traigan el vehículo", "menganito está ya limpiándolo", "¿desea un café mientras espera". La verdad es que aburrido estaba mientras esperaba en unas sillas tan incómodas como diseñosas, tiesas donde las haya, pero me sentía en una sala de espera de Savile Row.


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