lunes, 30 de diciembre de 2024

MAGDEBURGO, VERRÜCKTE WELT


Descifren eso si pueden: un árabe islamófobo neonazi psiquiatra
El perfil del terrorista de Magdeburgo es incomprensible, pero una cosa está clara: ante la duda, hoy todos los zumbados se van para el mismo lado, el ambiente dominante es ese, lo que hay en el aire es odio y violencia.
Íñigo Domínguez, 29.12.2024

No es raro que escriba estas líneas para ver si entiendo yo algo mientras escribo, pero cada vez lo ponen más difícil. He tenido que hacer un esquema para aclararme con el perfil del terrorista que ha matado a cinco personas en Magdeburgo, Alemania. Es de Arabia Saudí, pero no soportaba el islamismo fanático y hasta se hizo ateo. Como para no. En 2006 se fue a Alemania y le aceptaron como refugiado, claro, pero empezó a ver por allí demasiados musulmanes. Se hizo islamófobo, incluso pedía el cierre de las fronteras. En fin, pasó a odiar también a los alemanes, creía que Europa se islamizaba. Acabó admirando las masacres a tiros de Estados Unidos, simpatizando con el partido de ultraderecha AfD y se hizo fan de Elon Musk. Se volvió un poco neonazi. Todos sabemos lo que haría un nazi con un árabe como este señor, pero no fue un problema para su evolución personal. En fin, para rematarlo, este sujeto que parece estar como una cabra además era psiquiatra. En concreto, en un hospital de Bernburg que durante el nazismo fue centro de exterminio de discapacitados y seres considerados inferiores. Hay allí un monumento que lo recuerda, o si no lo escucharía en la cafetería, pero tampoco afectó a su conversión (y no es el único, AfD es el primer partido en esta ciudad). Sea como fuere: al final cometió el típico atentado de un fanático islamista, y eso que decía que él era lo contrario. Tanto rodeo para llegar a lo mismo. En todo caso, luego AfD ha subido en los sondeos, se ve que por mucho que este hombre se empeñara en ser neonazi, ni por esas, a muchos no les engaña: era un inmigrante. Es todo incomprensible, pero una cosa está clara: ante la duda, hoy todos los zumbados se van para el mismo lado, el ambiente dominante es ese, lo que hay en el aire es odio y violencia.

Sobre esto, he recordado un pasaje del maravilloso libro de Patrick Leigh Fermor, El tiempo de regalos, relato de su viaje a pie con 18 años por Europa en 1934. En Alemania hizo amistad con unos muchachos de su edad. Uno, el más divertido, le invitó a dormir a su casa y al entrar en su habitación aquello era una especie de museo nazi, con banderas, fotos, carteles (Hitler llevaba un año en el poder). Tenía el uniforme de las SA planchadito y una pistola. Cuando el visitante le insinuó que el ambiente era un poco claustrofóbico al joven le dio la risa y le dijo que tenía que haberlo visto un año antes: eran todo banderas comunistas, hoces y martillos, retratos de Stalin. Entonces salía a zurrarse con los nazis, contaba entre carcajadas, pero cuando Hitler llegó al poder se dio cuenta de que era su hombre (“¡De repente!”).

El título de ese libro, lleno de nostalgia por un mundo ya desaparecido que se precipitaba hacia el caos, viene de un poema de Louise MacNeice sobre la noche de reyes: “Porque ahora el tiempo de los regalos se ha ido/ Oh, niños que crecéis, oh, nieves que se derriten”. Este poeta irlandés tiene otros poemas bonitos, como uno que se llama Nieve: “El mundo es más repentino de lo que imaginamos / El mundo es más loco y más de lo que pensamos, / incorregiblemente plural”.

Estos días abracen a sus seres queridos, sobre todo a los más tranquilos, los más normales, porque la gente sensata no tiene precio. Salen menos en las noticias, pero son muchísimos más, el centro de gravedad en medio de la agitación. Y así habrá que seguir, aguantando las locuras del mundo, y a los ignorantes, exaltados, prepotentes y matones cada vez más de moda, haciendo lo posible por mantener la cordura, confiando en llegar también al final del año que viene sanos y salvos. ¡Feliz año!

Y MIENTRAS, EN BÉLGICA

Récord de apostasías en Bélgica: “La única manera de decir basta” ante la respuesta de la Iglesia a la pederastia y el papel de la mujer
La emisión en la televisión flamenca, a finales de 2023, de un documental sobre víctimas de abusos de religiosos y una controvertida visita del Papa en septiembre han dejado un reguero de demandas para apostatar, más de 14.000 y sumando, algo nunca visto.
Silvia Ayuso, 27.12.2024

El año 2024 que ahora acaba ha sido, para la Iglesia católica belga, un annus horribilis en el que se ha visto confrontada a una de sus peores pesadillas: la pérdida de feligreses, reflejada en un récord absoluto de apostasías. Ni siquiera la visita a Bélgica de Francisco, la primera de un papa en casi 30 años, ha calmado el monumental enfado de los belgas con el estamento católico de su país, y con Roma. En realidad, su viaje tuvo el efecto contrario.

Las disculpas públicas de Francisco por los casos de pederastia en la Iglesia fueron consideradas insuficientes. Además, se vieron opacadas por las durísimas palabras del argentino contra el aborto (llamó “sicarios” a los médicos que lo practican) y por su posición ultraconservadora sobre el papel de la mujer en la sociedad, algo que le recriminó hasta la Universidad católica de Lovaina. Unas declaraciones “inaceptables”, condenó también el primer ministro en funciones, el liberal Alexander De Croo, que convocó al nuncio apostólico y pidió “respeto para las mujeres, que deben poder decidir libremente sobre su cuerpo sin injerencia de la Iglesia”.

Por su parte, la ciudadanía reaccionó disparando aún más las apostasías. Todo ello en un año ya de por sí récord: según datos de la propia iglesia belga, entre el 1 de julio de 2023 y el 30 de junio de 2024, recibieron 14.251 demandas. Una tasa diez veces por encima de la media y que hasta triplica anteriores picos. En vista del reguero de nuevas peticiones de ser borrados del registro bautismal tras la visita papal, muchos pronostican que la cifra seguirá aumentando durante un 2025 que llega sin que se hayan calmado los ánimos ciudadanos.

“Creo que va a haber un movimiento muy significativo, vemos que hay un sentimiento de cólera”, vaticina Hervé Parmentier, secretario general adjunto del Centro de Acción Laica, una organización francófona que lucha por la defensa y promoción de la laicidad.

Cólera es lo que también siente Lectrr, seudónimo de Steven Degryse, un conocido dibujante de cómics, animador, guionista y columnista flamenco que fue una de las primeras figuras públicas que anunció su decisión de apostatar. “Era la única manera de decir basta, fue una expresión de puro asco”, explica por correo electrónico. El 98% de las demandas de apostasía del último informe de la Iglesia belga proceden de Flandes, la región más conservadora del país, y de Bruselas. Fue sobre todo una reacción a la emisión, el otoño de 2023 en la televisión flamenca, del documental Gotvergeten (Los olvidados de Dios), que también ha disparado nuevas denuncias de abusos en esta región (126 casos, el 76% del total).

En la serie, 11 víctimas de abusos por parte de religiosos “relatan, de forma conmovedora, los graves crímenes sufridos en un contexto pastoral que destruyeron sus vidas”, como reconoce la propia iglesia en el informe en el que cada año, desde hace más de una década, da cuenta de la situación de los casos de pederastia en su seno, del número de denuncias y de apostasías (un gesto inusual de transparencia: en otros países, como Francia, la Iglesia rechaza publicar cifras nacionales que den una radiografía tan exacta como la belga, pese a que los escándalos de pederastia también han disparado las apostasías los últimos años).

Pero para Lectrr, la respuesta de la Iglesia no ha sido suficiente. “Ni siquiera la cólera pública por el caso del obispo Vangheluwe bastó para cambiar las cosas”, lamenta. El caso del entonces obispo de Brujas, Roger Vangheluwe, destapó en 2010 los abusos contra menores en la Iglesia belga después de que el religioso reconociera que había abusado de uno de sus sobrinos durante años y que la Iglesia silenció el caso, tras el que luego llegaron más denuncias. Aunque fue obligado a dimitir, continuó siendo obispo emérito y sacerdote hasta esta primavera, cuando el Vaticano lo expulsó del estado clerical, la máxima sanción en el ámbito de la Iglesia. Algo que solo hizo tras la indignación popular que suscitó Gotvergeten y las presiones desde Bélgica, que condicionó la visita papal a que Roma diera ese paso. “Es importante que le sigamos recordando a la Iglesia que tiene obligaciones morales y que no está por encima de la ley”, subraya el dibujante, quien en su página web explica los pasos para apostatar.

Un procedimiento que también detalla el Centro de Acción Laica. Y que, según Parmentier, ha suscitado un inusitado interés —llevan más de 10.000 consultas a su página, así como cientos de llamadas— desde la visita papal, lo que le hace prever una nueva oleada de apostasías.

“La visita del Papa ha provocado una emoción muy viva y un sentimiento de rechazo a las formas de la Iglesia, es la primera vez que tenemos una señal tan significativa”, señala. El responsable de la organización laica subraya además que si Gotvergeten indignó a la comunidad católica flamenca, las controvertidas palabras sobre el aborto y la posición de la mujer del Papa fueron lo que colmaron la paciencia de los francófonos valones, históricamente más progresistas que los flamencos en una Bélgica donde, en cualquier caso, leyes como la de la eutanasia o el matrimonio homosexual nunca generaron las protestas sociales de otros países.

La visita papal también fue el momento de “hasta aquí hemos llegado” de Stéphane Vanden Eede, que trabaja en una asociación de alfabetización de adultos. Junto con el antiguo delegado de los derechos de los niños Bernard de Vos, organizó, en octubre, una “vasta acción de apostasía” que reunió 524 firmas, sobre todo de mujeres, para denunciar la “falta de respeto a las mujeres (...) y una dolorosa desconexión entre la doctrina de la Iglesia y las realidades de nuestro tiempo”, advirtieron en una carta abierta.

“Fue un acto político, no de victimismo, ante un jefe de Estado que desembarca aquí y se permite reescribir nuestra historia y cuestionar el derecho al aborto”, subraya Vanden Eede, para quien el enfado es mayor aún debido a las esperanzas que había suscitado un papa que parecía más reformador que sus predecesores. Este fin de semana se ha conocido que el Vaticano ha comenzado ya el proceso de beatificación del rey Balduino de Bélgica —que en 1992 abdicó durante 36 horas para no firmar la ley que legalizaba el aborto— que el Papa anunció por sorpresa en Bruselas tras visitar su tumba en una parada no agendada y que se produjo, precisamente, en el día en que se celebra el día internacional del aborto seguro. Un anuncio que, desde luego, no va a ayudar a calmar los ánimos de los indignados en Bélgica con Francisco y su Iglesia.

Y no son solo las apostasías. De 50.867 bautizos realizados en 2016 se pasaron a 34.826 en 2023, según otro informe reciente de la Iglesia belga, que también cifra en 167.400 los participantes en la misa de Eucaristía de finales de octubre pasado. Son casi la mitad de siete años antes, destacó el diario La Libre, según el cual en este periodo, la Iglesia belga ha perdido entre un 30 y 40% de fieles. ¿Servirán estos gestos para provocar un cambio en una Iglesia que, según Vanden Eede, “ha perdido el pie” en Bélgica? Nadie se atreve a hacer un pronóstico en una institución cerrada como pocas. El humorista Lectrr quiere creer al menos que los obispos no olvidarán este momento. “Hay algo sobre apostatar que muchos no se dan cuenta: conlleva mucho trabajo. El movimiento de apostasía los ha tenido ocupados un buen rato, las diócesis se han visto inundadas de trabajo, creo que es la primera señal que han sentido a nivel operativo. Y han visto, al menos, que 14.000 personas no están de acuerdo con ellos”. Trabajo parece que seguirán teniendo por un tiempo.

QUERIDOS TODOS

En qué rayos pensáis
Queridos dueños de bancos y multinacionales, ¿os preguntáis en las noches de insomnio por qué vuestro personal no tiene hijos?
Juan José Millás, 27.12.2024

Queridos dueños y dueñas de nacionales y multinacionales, queridos hombres y mujeres que creáis empleo a mansalva porque habéis venido al mundo a generar riqueza. Querido BBVA, querido Banco de Santander, querida Caixa, querida Mercadona, queridísimo Inditex, querido Google y querido Starbucks. Queridos millonarios y millonarias a la puerta de cuyos establecimientos hacemos cola para comprarnos calcetines baratos. Queridos todos y queridas todas, ¿os preguntáis, en las noches de insomnio, por qué vuestros empleados y empleadas (puto genérico con discapacidad) se reproducen poco? ¿Os extraña que no tengan hijos (ni hijas, claro está)? ¿Sabéis que entre nosotros se muere ya más gente de la que nace? ¿Será el resultado de la precariedad de los empleos que ofrecéis o del salario insuficiente que procuráis o del estrés al que está sometido vuestro personal?

En el Otro Lado, si el Otro Lado existe, hay millones de almas a la espera de venir a este mundo. Se pelean cada vez que nace un bebé por ocupar su cuerpo. Ocurre con los cuerpos lo mismo que con la vivienda: que hay que compartirlos porque la demanda es brutal. Parte del crecimiento de las enfermedades mentales tiene que ver con el hecho de que cada cuerpo está ocupado por cinco o seis almas, cada una de su padre y de su madre, como en cada piso de Vallecas viven cinco o seis familias de culturas distintas. ¿Os habéis preguntado si tenéis alguna responsabilidad en tales desajustes? Si vosotros, que dais órdenes a los políticos y que podéis hacer subir o bajar el pan a vuestro antojo, no sois los causantes de que un tercio de los niños de este país no pueda desayunar cereales con leche, ¿quién lo será, será?

Queridos empresarios (y empresarias, supongo) dedicados a la fabricación y a la venta de armas, ¿qué se os pasa por la cabeza cuando veis un niño (o una niña también, pobre) con las piernas amputadas por culpa de un obús con vuestro logotipo?

MORITURI TE SALUTANT


Manuel Vicent, 29.12.2024

Si no hubiera calendarios nadie cumpliría años. Si no hubiera espejos solo se envejecería en el rostro destruido de los demás. El tiempo sería una fuerza invisible que te iba empujando por la espalda hacia el futuro y en lugar de años cumpliríamos amaneceres y puestas de sol. El oficio de vivir se desarrollaría en consonancia con el ciclo de las frutas de temporada; tiempo de mandarinas, tiempo de cerezas, tiempo de fresas, de melocotones, de uvas, de manzanas. La vida consistiría en atravesar la naturaleza con sus ríos, mares y montañas, con sus lluvias y vientos, nieves, tormentas, cielos azules, brisas placenteras, catástrofes, cataclismos y soles radiantes. Y al final el cuerpo caería del árbol como una fruta madura sobre un lecho de hojas amarillas. Ser joven consiste en hacerse preguntas; ser viejo consiste en creer que se tienen ya todas las respuestas. La edad no cuenta. Durante esa travesía, el joven se pregunta por qué está vivo, qué sentido tiene levantarse de la cama cada mañana, qué hay más allá de los sueños. El viejo sabe de qué se trata. Fuera de la cama está la historia con los triunfos, las derrotas, los honores y todas las infamias humanas. El futuro es todo lo que sucede mientras lo soñabas. El mundo no es más que esa bola de estiércol que arrastra el escarabajo guiándose por la Vía Láctea. Ya que el tiempo está en poder de los relojes y calendarios se sabe que va empezar el año 2025. Para un joven será un año más; para un viejo será un año menos, pero la vida es como el acordeón que puede tocar la misma bella melodía cuando el fuelle se expande y cuando se contrae. Mientras te sientas joven tendrás la sensación de que la muerte es algo que solo les sucede a los demás; en cambio, ser viejo consiste en creer en que solo tú vas a morir y que a partir de ese momento va a comenzar una gran fiesta en el planeta, de modo que después de una larga vida resulta que te vas a perder lo mejor, puesto que al cielo solo van a ir los tontos.

HUMOR, REMEDIO INFALIBLE

















domingo, 29 de diciembre de 2024

IDILIO PELIGROSO

Leer sobre lo que acontece ahora en los Estados Unidos es algo tan surrealista que uno no puede dejar de pensar en Orwell y en su visionaria novela "1984", en la película "Metrópolis" de Fritz Lang, en la propaganda nazi de Joseph Goebbels o en la serie de TV "Years and Years". Lo que pasa en aquel país, que por extensión universal es también éste y el de al lado y el otro, me tiene absorto, alucinado, intrigado, anonadado. ¿Qué nos espera ver cuando Trump+Musk tomen el poder? ¿Qué les espera a tanto inmigrante mexicano sin papeles? ¿Qué nos espera a nosotros, pobres mortales dependientes del comercio allende los mares? ¿Qué va a pasar con Rusia, China, Ucrania, Gaza, Israel, Arabia Saudí, Irán...? No hay respustas satisfactorias ante tanta expectativa, ni siquiera la prevén los analistas más avezados. Sólo nos queda esperar ver si las balas nos silban más o menos cerca.
Crucemos los dedos.

Elon Musk, presidente no electo y agente del caos
El empresario más rico del mundo, convertido en el hombre que susurra a Trump, disfruta de su recién estrenado poder político para desarrollar sin ataduras su propia agenda. ¿Cuánto durará su luna de miel con el presidente electo?
Iker Seisdedos. Whashington 29.12.2024

El viernes fue un día como otro cualquiera en la cuenta de X de Elon Musk, propietario de la red social antes conocida como Twitter. Con la ayuda de un algoritmo siempre listo para favorecer al dueño, sus casi 210 millones de seguidores ―a quienes ahora da la bienvenida la frase “El pueblo votó por una reforma del Gobierno a gran escala”― lo vieron pelearse con la extrema derecha racista por los visados con los que las empresas de Silicon Valley reclutan al empleo cualificado extranjero; recibieron una variada ración de mensajes de promoción de sus empresas, Tesla, SpaceX, Starlink y la propia X; escucharon la voz de alarma de un padre de 12 hijos sobre la caída de natalidad mundial y sus promesas de colonizar Marte; y vieron cómo este amplificaba el argumento de un negacionista de la covid con 327 seguidores que defendía el derecho estadounidense a comprar “armas”, “para evitar acabar encerrados en campos de concentración por un virus con un 99,9% de índice de supervivencia”.

Incluso en esta era de la hipernormalización del caos ―un tiempo en el que lo descabellado resulta de lo más cotidiano, y viceversa―, cuesta encajar que tras esa ráfaga de mensajes, esté no ya el hombre más rico del mundo, sino una de las personas más influyentes del planeta, así como un actor con un súbito poder político en Estados Unidos. Es el tipo que susurra a Donald Trump; un empresario con un gran ascendiente sobre la nueva Administración de la primera potencia mundial pese a que nadie votó por él en las urnas. Alguien cuyos críticos han empezado a llamar “Presidente Musk” para ver si así consiguen enfrentar a dos egos tan grandes que parecen condenados a estamparse el uno contra el otro antes o después.

De momento, la relación aguanta. El presidente electo se refirió a esos comentarios el domingo pasado en Phoenix (Arizona), durante uno de sus clásicos discursos largos e inconexos, en el que negó que temiera que Musk, que no se despega de él y prácticamente vive en Mar-a-Lago, residencia en Palm Beach de Trump, le vaya a quitar el puesto. Fue sorprendente en alguien que disfruta tanto poniéndose por encima de los demás que aportara una razón puramente práctica para desacreditar esos temores: Musk no lo hará, porque no puede. La ley lo impide. “No nació en Estados Unidos”, recordó Trump.

El ascenso en los círculos de influencia del nuevo inquilino de la Casa Blanca del dueño de X, que vino al mundo en Pretoria (Sudáfrica) hace 53 años, no pudo ser una sorpresa para los votantes del candidato republicano. Sabían que al reelegirlo estaban también aupando a Musk, que donó al menos 260 millones a la campaña de Trump. No solo creyeron en la capacidad de este de mejorar sus vidas a base de bajar los precios, recortar impuestos, expulsar a los migrantes irregulares y, en fin, devolver su grandeza a Estados Unidos (Make America Great Again, MAGA), también confiaron en la destreza de aquel para los negocios. Después de todo, su fortuna no deja de batir récords: este sábado alcanzaba los 450.000 millones de dólares (430.000 millones de euros) y doblaba a la del segundo en la lista, Jeff Bezos, presidente de Amazon.

Tal vez esos votantes no fueran conscientes de que entre las estrategias de éxito empresarial de Musk se cuenta el manejo del caos como un arma redentora, un manual que empezó a aplicar en Washington la semana pasada, cuando le bastó una serie de tuits para tumbar un acuerdo de ley alcanzado entre demócratas y republicanos que iba a evitar temporalmente la interrupción de la financiación del Gobierno. O quizá, como parte del descontento contra las élites que comparten, esos simpatizantes de Trump buscaban precisamente eso: alguien que haga saltar todo por los aires para comprobar cuánto queda en pie tras el cataclismo.

El lector de la biografía autorizada que publicó el año pasado Walter Isaacson ve a Musk hacer algo parecido a lo que hizo con Washington la semana pasada a golpe de tuit. En uno de los pasajes más reveladores del libro, el empresario echa, tras comprar Twitter en 2022 por 44.000 millones de dólares, al 75% de la plantilla (el caos) y después vuelve a contratar solo a aquellos que le convienen (la purificación). En otra parte del libro, el protagonista le cuenta al escritor que, al conocer a Trump en 2016, pensó que era “una especie de estafador”. Qué sucedió después para que haya cambiado tan radicalmente su opinión sobre el presidente electo es una pregunta que Isaacson no responde.
Destruir y reconstruir

“Todas sus empresas han pasado por este tipo de reestructuración traumática”, recordó esta semana en una entrevista telefónica el investigador del Institute for Policy Studies Chuck Collins, experto en desigualdad que predicó con el ejemplo: descendiente de la fortuna de Oscar Mayer, renunció a su herencia para dedicarse al estudio de las argucias de los multimillonarios estadounidenses para secuestrar el poder político. “Musk siempre dice que si echas a gente y la empresa sigue funcionando igual, entonces es que te has quedado corto despidiendo. Cree en hacer recortes profundos y luego reconstruir. Ese es su modelo de liderazgo”.

Y ahora parece listo para aplicarlo a la Administración estadounidense. Trump lo ha puesto, junto al también milmillonario Vivek Ramaswamy, al frente de algo llamado Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE). No forma parte del Ejecutivo. No tiene aún atribuciones claras, más allá del vago mandato de ahorrar dinero y adelgazar la Administración. Ni siquiera es una idea demasiado original: esfuerzos parecidos han obtenido escasos resultados desde la era Reagan.

Los planes de reducir el gasto público chocan además con las principales promesas de Trump: del recorte de impuestos a la deportación masiva de inmigrantes irregulares. Durante su primer mandato, la deuda de Estados Unidos sumó ocho billones de dólares, y la primera derrota de Trump 2.0 llegó durante la crisis del cierre de Gobierno de la semana pasada, cuando el presidente electo no pudo lograr que el Congreso votara para suspender el techo de gasto, algo que le habría permitido empezar cuanto antes con esos costosos proyectos.

Aquella crisis en directo sirvió para probar que Musk y Ramaswamy no lo tendrán fácil. La deuda pública estadounidense supera los 36 billones de dólares y las previsiones de la Oficina Presupuestaria del Congreso auguran que supondrá hacia 2054 el 166% del producto interior bruto (este año cierra con un récord del 99%). La pareja ha dicho que aspira a recortar dos billones de dólares en un sistema que gastó 6,7 billones en 2024. De esa mareante cantidad de dinero, 800.000 millones se fueron en partidas militares que muchos representantes republicanos no quieren tocar, porque esos contratos repercuten en la economía de sus distritos. La otra opción, también impopular, es meter tijera a las prestaciones sanitarias o los programas de cupones de alimento.

El amago de cierre del Gobierno permitió también descubrir que Musk tiene línea directa con un buen puñado de políticos republicanos, que no perdieron la oportunidad en sus apariciones televisivas de presumir de estar permanentemente al teléfono con él. Una parte del sueño americano es ganar mucho dinero, y la riqueza no es ajena a un sistema en el que al menos 50 congresistas tienen más de 10 millones de dólares en la cuenta del banco. Pero incluso así, la simbiosis entre esos políticos y el hombre más rico del mundo es “novedosa”, opinó este sábado en un correo electrónico el historiador de la Economía Jonathan Levy.

Levy es autor de Ages of American Capitalism (las eras del capitalismo estadounidense, 2021, sin traducción al español), una reveladora historia alternativa del país que llega hasta nuestros días, una época que empieza en 1980 y que el autor define como “del caos”, porque “el capital abandonó estructuras físicas fijas y se volvió más financiero, intangible, errático e inestable”. “Los estadounidenses han ensalzado a los empresarios y emprendedores durante décadas, incluidos a los de Silicon Valley, pero la intervención de Musk es mucho más descarada”, considera Levy. “Incluso antes de comprarlo, empleó Twitter para construir un apoyo popular propio. Su alianza pública y transparente con Trump tal vez no tenga precedentes en los anales de la política de este país”.

Durante el show en directo desde el Capitolio, el empresario recibió el apoyo de otros reputados agentes del caos, como el representante por Kentucky Rand Paul o Marjorie Taylor Greene (Georgia), que se unieron en una sugerencia de nombrar al dueño de Tesla speaker de la Cámara, broma que lo convertiría en la tercera autoridad del país. “Nada pondría más patas arriba la ciénaga que él”, dijo Paul, en referencia a la metáfora que equipara el sistema político de Washington con un lodazal.

No parece probable que algo así vaya a suceder. Musk, que no cobrará por su trabajo al frente de DOGE, ha dejado claro que no quiere convertirse en un funcionario. Se lo ve cómodo en lo que Collins llama “el movimiento del oligarca definitivo”. Esto es: “el descarado ejercicio del poder de la riqueza para moldear la cultura a su antojo”. “No es la primera vez que sucede, pero sí es inédita la velocidad con la que ha pasado de acumular su fortuna a consolidar su influencia política”.

Ese poder le está llevando a acumular más riqueza, que ha duplicado desde las elecciones. El precio de las acciones de Tesla ha subido un 90%, pese a que sus ventas se han estancado, porque Wall Street confía mucho en la la influencia de Musk en Washington para afianzar la implantación de los coches eléctricos y avanzar en la legislación sobre conducción autónoma. Y los analistas dan por descontado que SpaceX, que ya se ha hecho cargo de algunas de las funciones básicas de la NASA, se beneficiará de la proximidad de su dueño a la Casa Blanca.

La gran pregunta, por tanto, no es si Musk sacará beneficio de su asociación con el presidente electo, sino cuánto durará la luna de miel entre ambos, teniendo en cuenta lo poco que a este le han gustado tradicionalmente quienes le hacen sombra. “Es difícil creer que ambos egos puedan compartir el mismo escenario durante mucho tiempo”, dice Levy. Collins recuerda que al menos los intereses empresariales del magnate inmobiliario y el titán de la astronáutica, el automóvil, los medios y las telecomunicaciones, entre otros negocios, no se cruzan, y eso podría contribuir a la paz, aunque no descarta que “se produzcan luchas de gladiadores entre milmillonarios”.

Esa idea remite al influyente ensayo Final de partida (Debate, 2024), de Peter Turchin, que se hizo famoso por pronosticar en 2010 que Europa y Estados Unidos estaban entrando en una época de creciente inestabilidad, cuyo pico fijó en torno a 2020. En él, Turchin describe una sociedad depauperada por la succión de la riqueza de los que más tienen y unas élites superpobladas pelean entre sí por el poder ante unas clases airadas que optan por los disruptores como Trump. Turchin, que no suele temer abrazar el pensamiento apocalíptico, definió recientemente las elecciones del pasado noviembre como “una revolución no sangrienta en la que las élites gobernantes [el Partido Demócrata] fueron desalojadas por las contraélites [Musk y Trump]”.

En ese escenario de enfrentamientos latentes, también se admiten apuestas sobre la duración del idilio entre el ala más dura del trumpismo, predominantemente blanco y puramente nacionalista, y el tándem formado por Ramaswamy, inmigrante indio de primera generación, y Musk, más un libertario iconoclasta que un conservador al uso. La primera escaramuza estalló por Navidad en Internet. El detonante fue el nombramiento del indio Sriram Krishnan como consejero de la Casa Blanca en materia de Inteligencia Artificial, un puesto no especialmente relevante. Ese fichaje llevó a una defensa de ambos milmillonarios de los visados (H-1B) de los que las empresas tecnológicas se sirven para reclutar empleados ―como, en los noventa, el propio Musk― ante los ataques de Laura Loomer y otras personalidades de la extrema derecha racista, que consideran que algo así iría en contra de los intereses de los trabajadores nacionales y de la cruzada antiinmigración Trump.

El asunto derivó en un resbaladizo debate sobre si los valores de la cultura estadounidense favorecen o no la educación de los mejores ingenieros, sobre la libertad de expresión en internet y sobre la influencia de Silicon Valley en el nuevo Gobierno. Obviamente, Musk y su gusto por el humor adolescente no quisieron perderse lo que algunos medios tradicionales de Washington definieron, tal vez proyectando demasiado pronto sus propios deseos, como la “guerra civil” del trumpismo. El dueño de SpaceX llamó el viernes, un día como otro cualquiera en su cuenta de X, “estúpidos despreciables deben ser eliminados de raíz del Partido Republicano” a Loomer y el resto de quienes le llevaban la contraria desde los extremos del movimiento MAGA. Trump, cosa rara en él, permaneció en silencio en mitad del ruido y la furia hasta el sábado por la noche, cuando le dijo al New York Post que “siempre” le han gustado los visados. La declaración sirvió, de paso, para confirmar que su idilio con Elon Musk continúa.

LO QUE ES (NO), ES

Durante las fiestas navideñas uno anda desconectado de la realidad, son demasiados compromisos que atender, cambios de residencia, viajes, reuniones varias, etc., de manera que seguir la actualidad se hace harto difícil por la falta de tiempo. Hoy, domingo de resaca (reunión político-familiar), a punto de salir de un catarro que me ha tenido al límite, con tos de las que te machacan el pecho como si no hubiera un mañana y te impiden hasta dormir, leo esta mañana nuevas noticias sobre el culebrón Ayuso-novio-fiscal-bulos. Lo que me produce más estupefacción es que lo importante no parece ser el hecho de que el novio de la inefable sea un pinta, no; ni sus fechorías con Hacienda, tampoco. Lo importante de este asunto es si hubo filtración o no de sus "travesuras".
Lo peligroso de esto del novio de Ayuso es que estamos poniendo a la misma altura a los abogados, fiscales y jueces del "presunto" delincuenteconfeso. Ya sin fe en la clase política, si la perdemos en la Justicia, ¿qué nos queda?

PD. ¡Tú miente, tú miente! seguro que algo queda.

MODERNOS


Para la inauguración de la restaurada Notre Dame encargaron a un artista patrio, Jean-Charles de Castelbajac*, que diseñara la vestimenta curil y he aquí el resultado. Todo es marketing ya, no hay duda. Si Passolini levantara la cabeza... El Papa, listo como buen argentino, habrá pensado, con esa ropa yo no me disfrazo, ¡boludos!


* Jean-Charles de Castelbajac, diseñador que ha trabajado con firmas como Sportmax, Ellesse, Courrèges o Le Coq Sportif, ha sido director creativo de la firma italiana Benetton y ha colaborado con artistas como Andy Warhol, Miquel Barcelo, Keith Haring o Jean Michel Basquiat). Nunca antes la Iglesia católica había publicitado de forma tan explícita una alianza comercial con la moda. Y mucho menos cuando por medio de la organización del evento de Notre Dame estaban los dos grandes gigantes mundiales del lujo: LVMH y Kering.