viernes, 31 de julio de 2015

LO CORTÉS NO QUITA LO VALIENTE


Con la defensa de los animales me pasa muchas veces algo parecido a cuando digo que soy vegetariano, finalmente siempre hay que dar alguna explicación: ¡ah!, eres vegetariano, ¿pero comes pescado? ¿y huevos? ¿y leche? ¿y las verduras no sufren también cuando las cortan? Comentarios como estos los he escuchado mil veces, incluso a amigos íntimos, como si les molestaran mis decisiones, no sé. Con los animales pasa lo mismo, basta que en una conversación salga el tema -vale, soy un majadero, un pesado- es empezar a defenderlos y a escuchar los mismos argumentos de siempre...
Opción YO AMO EL MUNDO: ¿y a los niños no los defiendes? ¿y a los ancianos? ¿y a los kurdos?
Opción HISTÓRICOS: al que no le gusten los toros que no vaya, es una tradición y hay que respetarla.
Opción O TODO O NADA: ¿y qué pasa con los cerdos y las vacas en los mataderos?
A ver, que me gusten los animales no significa que no quiera a los niños, que no me preocupe por ellos; que quiera que se prohíba la tauromaquia no quiere decir que no se hagan barbaridades con otros pobre animales, y que sea una tradición. bueno, este es el argumento más estúpido de todos, ¿hablamos de tradiciones que han desaparecido con los años? digamos por civilización o por simple sentido común. 
Poder ninguno, tiempo poco, escogemos pues la guerra en que uno quiere entrar. Resumiendo, mis guerras son mías.

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