"Más madera, que es la guerra", tradujeron a Groucho y sus hermanos en Los Hermanos Marx en el Oeste. Viene de maravilla esta expresión ante lo que estamos viviendo en España con el reparto de inmigrantes, migrantes, MENAs, niños, o cómo quieran llamar a esta pobre gente.
Que la política -y los políticos- lo emponzoñan todos está claro. Que todos estos personajes son capaces de hacer malabares para poner sus intereses antes que los de la gente (de bien, dirían algunos), es obvio también.
Los últimos años hemos escuchado una y otra vez que Canarias no tenía capacidad para acoger a tanto inmigrante llegado en pateras a sus costas, que había que enviarlos a la Península o a Europa, que si el ministro Marlaska se había olvidado de las islas y bla bla bla. El hecho es que ahora, que se intenta llegar a un acuerdo para este "reparto" (la expresión es horrible pues se trata de seres humanos), los partidos políticos no se ponen de acuerdo; de nuevo la mal llamada política está por encima del verdadero problema, el hacinamiento de personas en unas islas ya por sí desbordadas y sobre pobladas.
Aceptando que la inmigración es un problema complejísimo, hasta que Occidente no entienda que para resolverlo debe invertir en África para que sus ciudadanos no necesiten emigrar la cosa no se arreglará. España debería ser la punta de flecha en Europa dada su experiencia al respecto a mediados del siglo XX; ¿qué mejor país que nosotros para entender esta realidad social?
¿Dónde ha quedado la solidaridad entre los pueblos tantas veces esgrimida? Y eso que ahora se trata de solidaridad entre comunidades autónomas. Uno lo piensa y no entiende nada.
Siempre volvemos a los Hermanos Marx y a su genio. Seguimos descifrando la parte contratante de la primera parte cada día.
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