Escucho a Samuel Barber, su triste y maravilloso "Adagio for strings" mientras remoloneo por casa sin ganas de sentarme a trabajar, que era lo que me había propuesto hacer esta mañana. En mi anarquía casera, esa que me invita a hacer siete cosas al mismo tiempo y que voy dejando sin acabar porque salto de una a otra sin razón alguna, pasa el tiempo sabedor que ésta no es la mejor solución, pero también que hay que descansar el cuerpo y la mente, para sanar la segunda y mejorar el primero, que aunque van unidas, sin salud no hay pescado que vender. Barber da paso a Mikis Theodorakis.
Máquina de afeitar en ristre que uso y dejo sobre mi mesa de trabajo para escribir, ropa en la secadora que voy sacando y doblando; riego las plantas con parsimonia, vuelvo a la secadora, ¡hay platos sin fregar! me pongo a ello, voy a prepararme un café, ¿me tomé esta mañana el magnesio efervescente? sí, a primera hora; dos libros sobre mi mesa pendientes de marcar con mi ex libris, las dos últimas joyas que me han llegado para mi biblioteca: "Sombras sobre el Hudson" y "Enemigos. Una historia de amor", ambas novelas de Isaac Bashevis Singer; me voy a la ducha, ayer fue fiesta y me temo que voy a encontrarme ahora el súper repleto, es lo que hay; al salir del supermercado pasaré por el japonés, me apetece sushi.
Esta tarde sin falta termino el trabajo que me había propuesto para hoy -sólo necesito siete segundos para coger impulso-, así mañana domingo podré ponerme el modo OFF.
♫
Youssou N'Dour, *7 Seconds (ft. Neneh Cherry).

