miércoles, 30 de abril de 2025

¿NO LES PARECE MARAVILLOSO?

Mark Rothko, sin duda uno de mis pintores preferidos. Sus cuadros me dejan sin palabras.

"Grey, Orange on Maroon, No. 8", museo Boijmans de Róterdam.

SIN PALABRAS (O CON TODAS)

 

De Feijóo no hay nada más que hablar; que este sujeto pueda llegar a ser Presidente del Gobierno de España ¡España! da miedo.
Ahora, Mazón...

Un amigo de mente preclara me dice: Mazón debería retirarse aunque no tuviese culpa de nada. Cuando dio su discurso de explicaciones me pareció muy convincente. Quizá todo mentiras, pero muy sereno y convencido. No se puede gobernar una región donde la gran mayoría cree que eres el culpable, nadie te quiere y no puedes salir a la calle.
Olé.

8° DE NADA

Nina Simone, *Ain't got no-I got life.
Musical "Hair".

Tuve esta mañana, a primerísima hora, mi sesión COPE de hoy, Carlos Herrera al ataque. Mientras lo escuchaba -es lo que tienen las radios de los bares, que no se ven pero se escuchan irremisiblemente- pensaba en una noticia que había leído hace unas semanas y no precisamente en EL PAÍS. Se decía en ella que el FMI había rebajado las perspectivas de crecimiento de los países europeos e incluso de EEUU, previsión que exceptuaba a España. ¿Cómo puede pasar una noticia de este calado tan desapercibida?, me pregunto. Claro que luego va la respuesta automática: en esta época de crispación no interesan noticias esperanzadoras o positivas sino todo lo contrario. Entonces, ¿en qué quedamos? ¿No era la mala economía española el ariete de la oposición? Ah, no, que España ¡España! no va tan mal, según parece.
Ahora apartamos hablar de economía, hablemos del apagón, la última fechoría del "Presidente de las 7 plagas", como lo llaman aquellos o los otros, que no son los mismos aunque ya ni se distingan. El Presidente gafe, dicen también, un discurso maravilloso, de apoyo ante las adversidades, un discurso "de Estado", solidario como debe ser. Hasta Mazón ha aprovechado para cargar contra las mentiras del Gobierno, está bonito él para escupir hacia arriba.
A Pedro Sánchez le crecen los enanos, no le arriendo las ganancias, pero aún así parece ser que la culpa es suya y solo suya, ya sólo nos resta el advenimiento de un grupo de extraterrestres para completar el quesito. He llegado a escuchar que es él el que manipuló no-sé-qué para crear al apagón, así funcionan los conspiranoicos.
La derecha debe poner sus barbas a remojar, no es bueno atacar constantemente al otro, incluso sabiendo que posiblemente este fuera el modus operandi si tuviésemos un gobierno viceversa. El asunto es no criticar lo que a uno no le gusta que le hagan, al menos así lo veo yo. Este gobierno u otro, que lo mismo da para mi diatriba, debe dar ejemplo en todo momento y no ponerse a la altura del contrincante. Si todos somos iguales, según (mal)dicen, las formas y los actos son los que nos deben diferenciar. Vuelvo a la regla de oro de la ética: "trata a los demás como querrías que te trataran a ti". No nos ayuda el modelo "y tú más", por mucho que se empeñe. Hacer leña del árbol caído solo muestra debilidad, inmadurez, nos devuelve a la risa fácil ante la caída de alguien frente a nosotros. 
Este cúmulo de desgracias acaecidas (parece que ha habido, al menos, 5 muertos a consecuencia del apagón) no debería sino unirnos para coger fuerzas y ayudarnos, no precisamente lo contrario, por mucho que veamos la grisura de la época en la que pasamos por aquí. 
¿Y en Canarias? Buen tiempo y luz.
 
Sufjan Stevens, *Nistery of love.
"Call me by your name" soundtrack.

martes, 29 de abril de 2025

HUMOR ESPAÑOL, QUE NO FALTE

 











ÉSTE SÍ ES UN PARTIDO "DE ESTADO"



Feijóo siempre a la altura, da igual lo que ocurra, por qué ocurra, por culpa de quién ocurra, todo es susceptible de echarle la culpa al gobierno o a Pedro Sánchez. De pena.

Y EN CANARIAS BUEN TIEMPO


El caos ocurrido ayer en toda España y Portugal dejó su sombra en Canarias, aunque aquí tuvimos electricidad en todo momento. Tras despedirme en el aeropuerto con un ¡espero que volvernos a ver!, encontrarme con el "sistema caído" y al personal con cara compungida, bajar a casa en taxi con dinero en efectivo por si las moscas, acostarme sin teléfono, whatsaap o televisión, esta mañana me levanto con las gallinas encontrándome la ristra de mensajes que no pudieron entrar hasta dios sabe qué hora. Mensajes desde la península que hablaban de caos, de vuelta de la luz, de preocupación general. Sólo faltaban los zombis y los cazas sobrevolando las ciudades para saber que ya había llegado el fin, el mismo que tanto nos han anunciado desde Hollywood. Nuestra dependencia de la electricidad y de Internet es tan absolutamente absoluta que poco nos queda esperar tras una caída global como la de ayer. 
¿Fue un ciberataque? Lo sabremos, aunque igual es mejor quedarnos en la ignorancia. Esta afirmación dejaría clara nuestra vulnerabilidad.
Nos invade el desasosiego al comprobar nuestra dependencia, no somos nada. Echo de menos a Tip y Coll y su ya legendario "y en Canarias buen tiempo". De algo nos ha servido el aislamiento.
Hoy, ya de resaca y con la vuelta a la normalidad en aeropuertos, trenes, semáforos, ascensores, etc., tendremos que aprender la lección, ésta que ha salido tan cara. A ver cuánto tarda en irse este sabor amargo en la boca. 
¿Lo estaremos viviendo ya? ¿Ya tienes preparado el kit de supervivencia?
¿Tú y yo? ya sabes lo que pintamos.
Mecano, *No pintamos nada.
 
 
Ante el apocalipsis, pasa lo de siempre
El guionista Eduard Sola relata las reacciones de los viajeros en un tren entre Madrid y Barcelona detenido en medio de la nada por el apagón.
Eduard Sola, 29.04.2025
https://elpais.com/opinion/2025-04-29/ante-el-apocalipsis-pasa-lo-de-siempre.html

Escribo esto desde un tren de alta velocidad detenido en algún punto entre Madrid y Barcelona. Por las ventanillas de mi derecha veo campo. Alfalfa, creo. Por las de la derecha más campo y un pequeño pueblito a lo lejos. Hace seis horas y media el tren se ha detenido y pocos minutos después nos han informado por megafonía de que se ha ido la luz. No hay electricidad para que el tren siga avanzando. Yo y los demás pasajeros —cerca de 450 personas— estamos atrapados en medio de la nada. No tenemos cobertura. Algunos dicen que es porque ha caído todo. Otros que es por donde estamos, que aquí nunca suele haber. Buscaría en internet si tienen razón los unos o los otros pero, efectivamente, no puedo hacerlo. No hay datos para llamar, no hay internet. Esto es lo que hay: el apocalipsis. Y bueno, sí, ante el apocalipsis, está pasando lo de siempre.

La gente empieza a decir que es un ciberataque. Alguien dice que nosequién le ha dicho que esto va para largo. Una voz desde cabina nos informa de que van a “apagar el tren”. Si gastan la reserva de energía para el aire acondicionado el tren no podrá arrancar de nuevo cuando vuelva la electricidad. Y el tren se apaga.

El aire empieza a calentarse. La temperatura sube y Pol hace acto de presencia. Pol es el jefe del equipo de azafatos del tren. Sé su nombre porque lleva una chapita con el nombre escrito. Es un tipo paciente, amable. Va arriba y abajo informando de la situación con un megáfono a pilas. En español e inglés. Nos dice que la temperatura va a subir, que aquellos que tengan una maleta con ropa se cambien, que se pongan algo fresquito. Usa esta palabra, “fresquito”. Se agradece su naturalidad. Nos promete agua. Una señora grita en alto: “¡gracias!”.

Un bebé llora. Un joven está teniendo un ataque de ansiedad. Lo estiran, le abanican en la cara, para que le dé el aire. Se oye al fondo un perro ladrar.

El bueno de Pol nos informa que no puede abrir las puertas porque ha abierto cuatro de ellas para que corra el aire y le han bajado furtivamente ya varios pasajeros. Ansias de libertad. Nos quedamos solo con las cuatro puertas abiertas que pueden controlar los cuatro azafatos de los que dispone.

Y entonces, algo inesperado: el baño es eléctrico. Esta sí que no nos la esperábamos. El baño no puede absorber más pis porque al parecer necesita corriente eléctrica para ello.

Pasan las horas. El bebé ha dejado de llorar. Lo han dejado en pañales, bien “fresquito”. El del ataque de ansiedad está bien y Pol y su equipo nos reparten un poco de agua. Hay vasos para todos y una botella cada cuatro. Toca a vaso y medio de agua por persona. Nada mal.

“Nos hemos vuelto muy blandengues”, dice un señor mayor, “nos falta el aire, nos falta el aire... ¡Venga ya! ¡Los que están en el campo trabajando no se quejan tanto!”. Seguramente no le falta razón. Tampoco le falta razón a la doctora que se acerca a la abuela a la que se le están hinchando las piernas. Le dice que de momento todo bien pero que estará vigilando a ver cómo avanza el tema.

Pol quiere que quien tenga pis pueda hacerlo. Sería tan fácil como salir a mear al campo pero al parecer —y no nos habíamos dado cuenta hasta ahora, la verdad— hay dos metros entre el vagón y el suelo. Pol necesita una escalera. Y consigue una escalera. Están por aquí escondidas, entre nosotros, se ve que son para emergencias y se ve también que esto es una emergencia. Mira tú. Ya con la escalera organiza la cosa: Dos personas abajo como máximo, por turnos. La cola es automática. Hay ganas de hacer pis. Hay ganas de campo. Hay ganas de un poco de aire de campo mientras haces pis. Y así estamos.

“Si fuera por mí, llamo a los SWAT”, dice Pol con su megáfono. Si es que hay que quererle.

Pasan algunas horas más. Ha llegado la Guardia Civil. Un coche, dos agentes. No le tengo yo mucho aprecio a las Fuerzas de Seguridad del Estado (porque esto de la fuerza no acaba nunca de ser bueno) pero la verdad es que son muy efectivos. Tranquilizan a la gente. Su presencia hace posible que podamos salir del tren sin la excusa de la bufeta llena. Y salimos. Bajamos las escaleritas de emergencia y salimos todos o casi todos. Hay tres metros de piedrecitas entre el vagón y la valla que separa la vía del campo. Nos sentamos sobre las piedrecitas y vemos el tiempo pasar ante nosotros mientras Pol nos pide, por favor, que no nos desperdiguemos demasiado.

Y aquí estoy yo, con mi ordenador al límite de la batería, sintiéndome el cronista del fin del mundo. Y ante mí, como decía, pasa lo de siempre: Cuando la situación se complica, lo humano prevalece. Hace calor, tenemos hambre, no sabemos cuántas horas vamos a estar aquí incomunicados pero seguimos siendo personas. Con algunos defectos y muchas virtudes. Porque la doctora revisa el estado de salud de la abuela cada poco, un pelotón de gente hace muecas al bebé casi por turnos y en la escalerita para bajar los jóvenes ayudan a los mayores a salir. A esto lo llamo yo estar vivo y pertenecer a un grupo llamado humanidad. Porque aunque recibamos a diario decenas de noticias que dicen lo contrario, cuidarse es lo natural entre personas. Incluso entre personas desconocidas entre sí.

Escribo las últimas líneas de esta mediocre crónica de batalla viendo llegar una furgoneta. De su interior salen tres personas. Son vecinos del pueblito que vemos a lo lejos. Se han enterado de que estamos aquí atrapados y nos traen agua y comida. Lo que no saben es que traen con ellos algo más. Llámalo esperanza en el ser humano. Llámalo orgullo. Yo qué sé. Yo ya no sé lo que me digo.

(Eduard Sola sigue parado en algún lugar entre Madrid y Barcelona. Ha podido enviar este texto gracias a los datos de una turista japonesa que, muy amablemente y traductor mediante, ha compartido con él la poca cobertura que tenía.)

lunes, 28 de abril de 2025

HUMOR, REMEDIO INFALIBLE

 

ILULISSAT

Ilulissat, Groenlandia. Dinamarca.

GENTE, POLÍTICOS Y VICEVERSA

La masificación turística y el caos circulatorio enfadan a los vecinos de Sóller. La plataforma SOS Sóller reclama limitar la entrada de vehículos al pueblo y una campaña con inteligencia artificial denuncia la pérdida de rincones para los residentes.

Cenábamos anoche con unos amigos, ella de Madeira, y acabamos hablando de las bondades naturales de las Azores, sus paisajes, su gente, su clima, su aislamiento. Justo hace un par de semanas recibía fotos de Azores, maravillosas fotos de unos paisajes fantásticos. Un lugar poco conocido que parece ser el perfecto viaje. He ahí dónde empezamos a hablar de la gente y de la extensión isleña de aquel lugar y de nuestras Islas Canarias.
Veamos algunos datos sobre ambos archipiélagos para ponernos a tono:

Islas Canarias
Superficie → 7.492 Km².
Población → 2.258.219 hab.
Densidad → 303,50 hab/Km².

Islas Azores
Superficie → 2.333 Km².
Población → 236.413 hab.
Densidad → 101,83 hab/Km².

De entrada llama la atención la casi inconmensurable diferencia de habitantes entre las islas, más de dos millones en Canarias, algo más de doscientos mil en Azores. 
Una de las cosas que más llama la atención estando en Nueva Zelanda es su poca gente, nunca se tiene la sensación de agobio. Puedes estar tomando algo sentado en el paseo de una playa en Christchurch y asombrarte por la absoluta tranquilidad y paz que se respira, y no creo que sea debido al precioso paisaje, que también, sino a la falta de gente: literalmente cuatro gatos.
En las islas hemos perdido irremediablemente la tranquilidad, baste ver las cifras de los coches de alquiler que soportamos, la cantidad de turistas que entran (cada año la cifra en aumento es motivo de orgullo), el colapso de las carreteras y autopistas -ni qué decir tiene las proverbiales colas en Tenerife y en Gran Canaria, que ya son leyenda-, entre otros hechos.
¿De qué sirvieron las manifestaciones en las islas bajo el lema "Canarias tiene un límite"? ¿Qué han hecho los políticos después de éstas? No se les cae la cara de vergüenza, no se sienten aludidos, esto no va con ellos, la culpa debe ser del cha-cha-cha. O de Madrid. Siempre la culpa la tienen fuera, nunca ellos, nunca nosotros. Si a Cataluña le ha servido tantos años eso de "España nos roba", ¿cómo no íbamos a decir nosotros lo mismo?
¿Recuerdan cuando Venecia era el ejemplo de ciudad repleta de turistas? Ni se te ocurra ir a Venecia en verano, decían...
Mejor no sigo.
Solo queda volver a Nueva Zelanda o a Alaska, no hay duda. O a las Azores.

DE VUELTA AL ESTOCISMO (II). REGRESO AL FUTURO


"No controlamos los eventos, solo nuestra reacción a ellos" —Epicteto

Esta corriente filosófica se origina en la antigua Grecia alrededor del siglo III a.C., fundada por Zenón de Citio, filósofo griego que estableció su escuela en Atenas. El estoicismo se basa en la creencia de que la felicidad y la virtud son alcanzables a través de la razón y la aceptación de la realidad tal y como es.
Los estoicos creían que el universo estaba gobernado por una fuerza divina que llamaban Logos. Según ellos, todo en el universo estaba interconectado y era parte de un todo más grande. Esta creencia los llevó a desarrollar una ética basada en la idea de que el bienestar individual está ligado al bienestar de la comunidad en su conjunto.
El estoicismo tuvo un gran impacto en la filosofía occidental y en el pensamiento humano en general. Sus enseñanzas influyeron en filósofos como Séneca, Epicteto y Marco Aurelio, quienes escribieron extensamente sobre la filosofía estoica. Además, el estoicismo también tuvo un impacto en la religión, especialmente en el cristianismo primitivo.
Uno de los principios clave del estoicismo es la idea de que el mundo es un lugar racional y ordenado, y que todo lo que sucede en él está determinado por la razón. Los estoicos creían que debían aceptar todo lo que sucedía en sus vidas con resignación y calma, y que debían centrarse en lo que podían controlar en lugar de preocuparse por lo que no. Otro principio importante es la importancia de la virtud. Los estoicos creían que la virtud es el camino hacia la felicidad y que todas las personas deben esforzarse por ser virtuosas en todo momento. Para lograr esto, los estoicos desarrollaron una serie de virtudes, incluyendo el autocontrol, la justicia y la sabiduría. también creían en la importancia de la comunidad y la solidaridad. Creían que todas las personas son iguales y que deben trabajar juntas para lograr el bien común. Esto se refleja en la idea estoica de que todas las personas son ciudadanos del mundo y que deben preocuparse por el bienestar de todos los seres humanos, no solo por el suyo propio.
El pensamiento del estoicismo se resume en una frase que ha sido atribuida a su fundador: «Vive de acuerdo con la naturaleza». Según los estoicos, la naturaleza es el orden divino que rige el universo y todo lo que existe en él. Por lo tanto, vivir de acuerdo con la naturaleza significa aceptar nuestro destino y nuestro papel en el mundo, y actuar de manera virtuosa y sabia en todas las circunstancias.

Conceptos:

1. Diferencia entre lo que depende de ti y lo que no.
  • Esta es la base del estoicismo. Solo debes preocuparte por lo que puedes controlar: tus pensamientos, acciones, y actitudes.
  • Todo lo demás (opiniones de otros, salud, riqueza, clima, etc.) no depende de ti y, por lo tanto, no deberías angustiarte por ello.
2. Vivir conforme a la naturaleza.
  • No significa “vivir en el bosque”, sino actuar de acuerdo con la razón y la virtud, que son naturales al ser humano.
  • Implica aceptar la realidad tal como es, sin resistirse inútilmente a lo que no se puede cambiar.
3. Virtud como el bien supremo. Vivir bien es vivir virtuosamente. Virtudes:
  • Sabiduría (discernir lo correcto).
  • Justicia (dar a cada uno lo que merece).
  • Coraje (enfrentar dificultades con firmeza).
  • Templanza (moderación en placeres y deseos).
4. Autocontrol y serenidad emocional.
  • No se trata de no sentir nada, sino de no dejarse arrastrar por las emociones destructivas como la ira, la ansiedad o la desesperación.
  • Se entrena la mente para reaccionar con calma y racionalidad.
5. La práctica del "premeditatio malorum".
  • Imaginar posibles dificultades futuras para prepararse emocionalmente y no ser sorprendido por ellas.
6. El destino y la aceptación.
  • Todo ocurre según un orden racional (el "Logos") del universo. Aceptar con serenidad lo que sucede, confiando en que tiene un lugar en ese orden, es clave para la paz interior.

domingo, 27 de abril de 2025

OTHER NEWS

 














DE VUELTA AL ESTOICISMO


La lección de estoicismo moderno de Keanu Reeves: “Perdonar a las personas en silencio y elegir nunca volver a hablar con ellas”
La cuenta de @porticoestoico destaca que, en el día a día, todos nos enfrentamos a traiciones, decepciones o conflictos.
Marc Mestres, 18.03.2025

El actor Keanu Reeves, conocido mundialmente por su talento en la gran pantalla y por su humildad fuera de ella, se ha convertido en un referente no solo por sus películas, sino también por su actitud ante la vida. Su forma de afrontar la adversidad, su serenidad y su desapego le han hecho merecedor del título de “estoico moderno”, un concepto que ha sido destacado en un vídeo reciente de la cuenta de TikTok @porticoestoico, que acumula miles de visualizaciones. Una lección que conecta con la filosofía estoica. Reeves encarna los valores del estoicismo, una filosofía antigua que defendían pensadores como Marco Aurelio y Epicteto. El estoicismo enseña que no podemos controlar lo que ocurre a nuestro alrededor, pero sí podemos controlar nuestra reacción ante ello. Una enseñanza que el propio Keanu resume perfectamente en una reflexión sobre el perdón que ha compartido en varias entrevistas.
El mensaje de Reeves conecta con uno de los pilares del estoicismo. No son los hechos los que nos perturban, sino nuestra opinión sobre ellos, como expresó Epicteto. Esta perspectiva invita a aceptar lo que no se puede cambiar y centrarse en lo que sí depende de nosotros: nuestra actitud y nuestras decisiones. Perdonar en silencio no es un acto de debilidad ni de rencor, sino de fortaleza y sabiduría emocional. Como explica @porticoestoico, este tipo de perdón busca liberar la carga emocional sin reabrir heridas que solo traen más sufrimiento. 
Soltar el pasado para cuidar nuestra paz interior. La lección que comparte Keanu Reeves es especialmente valiosa en un mundo donde muchas personas cargan con resentimientos, conflictos sin resolver y emociones negativas que afectan su bienestar. Según el actor, la clave está en elegir conscientemente la paz interior, aunque eso implique alejarse de relaciones que no suman y que pueden ser dañinas.
“Si estás pasando por una situación difícil con alguien, lo único que depende de ti es cómo reaccionas”, reflexiona el actor. Así, soltar el pasado y evitar que esas emociones controlen nuestra vida es, en sí mismo, un acto de libertad y autocuidado.
El estoicismo, más actual que nunca. La cuenta de @porticoestoico destaca que, en el día a día, todos nos enfrentamos a traiciones, decepciones o conflictos. El estoicismo nos recuerda que la verdadera serenidad llega cuando dejamos de intentar cambiar lo que está fuera de nuestro control y nos centramos en gestionar nuestras emociones. El perdón silencioso, tal y como lo defiende Reeves, es un ejercicio estoico perfecto: se trata de soltar aquello que no sirve para nuestro crecimiento y proteger nuestra paz mental. 
Un ejemplo de resiliencia y serenidad. La vida de Keanu Reeves no ha estado exenta de dificultades personales: la pérdida de seres queridos y momentos complicados han marcado su trayectoria. Sin embargo, ha sabido afrontar cada desafío con discreción y resiliencia, convirtiéndose no solo en un actor admirado, sino en un referente de calma y equilibrio emocional.

OLOR A OVEJA


El cardenal Cobo: “Las medidas de Francisco son irreversibles. El papa que venga tendrá que acoger lo que aportó”
El arzobispo de Madrid defiende seguir abriendo la Iglesia, como hizo el fallecido Pontífice, en un mundo “con culturas diversas donde Dios, a veces, no está presente”.
Daniel Verdú, 27.04.2025

El cardenal y arzobispo de Madrid, José Cobo (Sabiote, Jaén, 59 años), entrará por primera vez en un cónclave en unos días. Purpurado nombrado por Francisco, es uno de esos curas a los que el fallecido Pontífice apreciaba por lo que llamaba “olor a oveja”: sencillez y cercanía. Alejado de la pompa principesca, directo y claro, no cree que las reformas del Papa tengan ya vuelta atrás y desearía que el nuevo pontífice las acoja e integre, “como ha sucedido siempre en la Iglesia”.

El viernes por la mañana participó en su primera reunión con el resto de cardenales para comenzar a moldear el perfil que necesita la Iglesia para el futuro papa. Todo está muy abierto, explica por la tarde en una entrevista con EL PAÍS en el centro de Roma. Y puede haber sorpresas.

Pregunta. ¿Cómo van las primeras congregaciones?
Respuesta. Este será un cónclave muy plural y universal, con cardenales de todo el mundo. Ahora es el momento de escuchar, dar perfiles de lo que creemos que se necesita para el siguiente papa. Y todo con mucha libertad.

P. ¿Cada cardenal dice cómo debería ser en público?
R. Se dan perfiles, pero también se habla de cómo responder a los desafíos de la Iglesia. No percibo más dificultad de la que había antes de que muriera el Papa.

P. Pero 71 nacionalidades diferentes, cardenales que no hablan la misma lengua y ni se conocen, algunos de la curia, otros no… Como mínimo, uno piensa que tendremos un cónclave largo.
R. Recomponer eso y llegar a acuerdos será un reto. Yo creo que si Francisco ha sido el Papa de las sorpresas, también lo será este cónclave, que no es nada predecible. Otras veces, cuando los grupos están muy establecidos, se ve por dónde pueden ir las cosas. Pero ahora estamos en fase de conocimiento y alguna aportación inesperada puede iluminar al resto.

P. ¿Las reformas impulsadas por Francisco son irreversibles?
R. Totalmente. No tomó esas decisiones solo, sino a través de procesos que no inventó él: venían reflexionados desde el Concilio Vaticano II. No son modas, son estructuras. Una Iglesia que dialoga sobre cualquier tema sin miedo a nada. Una Iglesia que ha puesto a los últimos, a las periferias, en primer plano. Y muchos en la Iglesia decían que no era necesario. Pero esto no tiene marcha atrás.

P. ¿Cómo desearía que fuera el nuevo papa?
R. Francisco ha hecho unas reformas irrenunciables. Son de fondo y perduran. Tuvo la habilidad de introducir líneas que con el tiempo permitirán darnos cuenta de lo importante que han sido los cambios. El papa que venga tendrá que acoger lo que ha aportado Francisco. Por eso la Iglesia ha durado tanto tiempo y no ha dado saltos. Estamos ante un cambio de época fundamental y la Iglesia también ha tenido que afrontar muchos cambios en poco tiempo.

P. ¿Como cuáles?
R. Convivir con culturas diversas donde Dios, a veces, no está presente. Vivir en un mundo en guerra con una violencia a flor de piel. Un mundo donde la Iglesia, en lugares como Europa, pierde número de gente y significación pública. El reto de la juventud, dar un lenguaje para que se entienda… Son desafíos que el próximo papa tendrá que afrontar.

P. Hay algunos cardenales, como el alemán Gerhard Müller, que ya han dicho que debe volverse atrás y denuncian demasiado aperturismo en cuestiones sociales.
R. No es una novedad. Francisco ya tuvo cardenales y sectores de la Iglesia que se lo decían. Y él actuó, tomó decisiones. No somos del mismo color todos. En la Iglesia, a diferencia de en la política, el papa debe tener una función de unidad muy grande. No anular a los que piensan distinto, sino dar armonía. Acoge, incorpora y toma las decisiones que considera. Pero las voces críticas ya se veían antes, Francisco no acalló la disensión.
“Este papa fue valiente”

P. Fue insólito ver cómo el sector conservador atacaba al Papa llamándole hereje, pidiendo su renuncia. ¿Cómo evolucionará este fenómeno algo violento?
R. Este Papa fue valiente y tomó decisiones serias que venían maceradas por el Concilio Vaticano II. Miró hacia adelante, pero entiendo que haya sectores en el ámbito eclesial que se ven perdidos porque estamos en un cambio de época. Cuando la Iglesia debe resituarse, no se puede actuar como hace 80 años. Y algunos sectores tienen dificultad en aceptar los cambios.

P. ¿Cree que hay que seguir abriendo la Iglesia?
R. Sí, siempre. La Iglesia se creó para esto. Y una vez dentro, hay que presentar su tesoro.

P. ¿Cree que el nuevo papa no está en las quinielas?
R. Sí, las quinielas las hacen los periodistas…

P. Y seguro que ustedes también.
R. Ja, ja, ja, no crea. Primero se intenta afinar un perfil, viendo qué nos importa. Y después establecemos prioridades. Luego veremos a la gente adecuada. Este tipo de asambleas y su estructura nos son muy familiares.

P. El perfil de Bergoglio emergió a través de un discurso que hizo en una de estas congregaciones. ¿Ha escuchado algo ya que haya cautivado a los cardenales?
R. Todavía no. Pero se habla con mucha libertad y sensatez. No se busca lo brillante, sino ese sentido común. No queremos que gane una ideología, sino la Iglesia. Todos deseamos su bien.

P. Francisco creó al 79% de los cardenales que votarán y entrarán en el cónclave. ¿Qué impacto puede tener eso en el perfil del nuevo papa?
R. Francisco no ha ordenado solo a los que piensan como él. Hizo que el colegio cardenalicio sea universal ordenando a cardenales de lugares muy diversos y periféricos, para dar voz a las pequeñas iglesias y las perseguidas. No quería un cónclave monocolor. Y eso es un valor infinito. Pero también un reto.

P. Usted tendrá sus preferidos.
R. Lo vamos pensando, pero esto es partido a partido. Estamos en un momento de descubrimiento, de no dejarnos influenciar por las primeras quinielas. Hay que escuchar a todos.

P. El pontificado de Francisco también ha creado divisiones. ¿Cree que habrá que sanar heridas?
R. Debe estar en la agenda del nuevo papa, pero heridas siempre hay. Cualquier familia las tiene. Él ya intentó dialogar y evitar la división.

P. ¿Temió en algún momento que se llegase a un cisma?
R. No. Él nunca puso límites a la escucha. Y eso tiene un riesgo, claro. Pero siempre pensé que esas expresiones tenían un techo, que era no llegar a la división, sino a la escucha. La división sería la imposición de una parte.

P. El Papa apostó mucho por cardenales españoles. ¿Podríamos tener un papa?
R. Ojalá, la tierra tira. Pero no lo sé. Y una vez que es papa, deja de ser de ese lugar.

P. El cardenal Angelo Becciu, desposeído por el Papa de sus derechos cardenalicios, insiste en que puede participar en el cónclave, creando una gran polémica interna. ¿Usted qué opina?
R. Eso se reconducirá, se publica más de lo que hay. El bien o la unidad se mantiene por encima de privilegios o derechos. Se hablará con él y tomará las decisiones que deba tomar sin necesidad de aplicar otras medidas especiales.

P. ¿Qué vida lleva un cardenal estos días?
R. Reuniones y más reuniones. Se viene con un horizonte muy abierto. Ir a un sitio y no saber cómo vas a salir.

P. Pues quizá vestido de blanco.
R. [Risas] Todos pensamos siempre que saldrá otro. Nosotros estamos recién llegados.

(CHO) FER

 

¿TRUMP QUÉ COME? NOSOTROS CONTAMOS LAS LENTEJAS


Buenos días. Hoy es domingo, mi dies horribilis, y supongo que el de muchos, porque mañana vuelvo al trabajo. 
No voy a escribir sobre aquel, que sigue siendo ubicuo, a pasar del funeral del Papa, en el que hubo momentos donde no se sabía si el difunto homenajeado era Francisco o el señor del traje azul; ni sobre estos de aquí, los nuestros, enfrascados en si compramos, o no, armamento manchado de sangre (¿y cuál no lo está?); tampoco sobre la hipocresía de Podemos y su falso "No a la guerra" (el partido invita ahora a una movilización “por la paz”, pero nunca ha convocado una contra la invasión de Putin a Ucrania); no, sobre nada de esto hablaré, no me apetece.
Sí lo haré sobre naturaleza, nunca un mal momento para hacerlo. En particular sobre abejas, esos pequeños seres a los que G me enseñó a querer. Siempre que leo algún artículo interesante sobre ellas y, en general, lo mal que las tratamos, me acuerdo de un viaje a Boston, cuando visitábamos en Cambridge la Universidad de Harvard. Allí entré en una estupenda librería con el encargo de comprar algún libro interesante sobre apicultura. Yo, tan ufano, me di una vuelta con cara de interesante por los estantes, eché un ojo y finalmente escogí uno que me pareció una joya, atesorándolo durante el resto del viaje para llevarlo a Tenerife conmigo y dárselo feliz a G. Él,  al darme las gracias, me dijo educadamente: "pero Jose, me has traído un libro sobre avispas". Fue ahí cuando acepté que mi inglés era malo malo.

Ah, se me olvidaba hablar de la foto de arriba: Auditorio Alfredo Kraus de Las Palmas de Gran canaria, concierto de Celtas Cortos, magnífico. Dos horas de puro placer, con pequeña orquesta incluida, rodeados de un lleno absoluto. Después nos regalamos un japonés con amigos para completar la noche.
 
Abejas de la miel silvestres colonizan un agujero de un pájaro carpintero en Alemania, en una imagen del libro 'Abejas melíferas. Su vida secreta en el bosque'. Ingo Arndt

Todo lo que nos cuentan las abejas de la miel salvajes que viven en los bosques
Investigadores muestran un interés creciente por las colonias silvestres de esta especie, que cuando viven de forma autónoma se sirven de múltiples mecanismos para defenderse.
Clemente Álvarez, 27.04.2025

De las más de 20.000 especies de abejas que se calcula que existen en el mundo, ninguna es tan conocida como la de la miel, Apis mellifera, domesticada por los humanos desde hace milenios, al igual que las cabras, las vacas o los caballos. Cuando se habla de abejas, la mayoría de la gente piensa automáticamente en los insectos de las colmenas cuidadas por los apicultores con sus trajes especiales para protegerse de las picaduras. Sin embargo, también pueden encontrarse colonias de melíferas silvestres que producen miel en agujeros de los árboles y otras cavidades en espacios naturales. Esto es lo que muestra el libro Abejas melíferas. Su vida secreta en el bosque, del fotógrafo Ingo Arndt y el científico Jürgen Tautz, una obra publicado ahora en español por la editorial La Fertilidad de la Tierra que se mete dentro de los nidos de estos increíbles insectos sociales en florestas de Alemania para reivindicar la gran importancia de las poblaciones salvajes.

La primera sorpresa de los investigadores que estudian estas colonias silvestres de abejas de la miel en Europa es que existen muchas más de las que se piensa. Thomas Seeley, pionero en estos estudios, estimó que en el bosque de Arnot, en el estado de Nueva York, había un árbol habitado por estas polinizadoras por kilómetro cuadrado. Pero el asombro resulta mucho mayor cuando se observa de cerca su comportamiento y sus curiosos mecanismos para defenderse ellas mismas cuando viven de forma autónoma. Por ejemplo, a diferencia de lo que ocurre en las colmenas de los apicultores, en los nidos de los árboles las abejas conviven con otras especies con las que establecen asociaciones positivas, como los pseudoescorpiones, que se alimentan de los ácaros Varroa, uno de los principales parásitos que amenazan a las polinizadoras. Aunque el conservacionismo nunca ha prestado demasiada atención a estos insectos, por la sobreabundancia de melíferas de la apicultura, un sector considerado incluso como ganadería, en los últimos años ha crecido mucho el interés en Estados Unidos y Europa por estas colonias silvestres. Sobre todo, con el problema de la mortalidad en las colmenas de los apicultores y el declive de muchos polinizadores.

“Las abejas melíferas gestionadas por humanos se ven sometidas a una gran presión por enfermedades y parásitos. Las abejas silvestres, obviamente, sobreviven a estos problemas. Al estudiar qué contribuye al éxito de las abejas silvestres, esperamos aprender cómo podemos apoyar mejor a las abejas controladas”, señala Tautz, autor del libro y profesor emérito de la Universidad de Wurzburgo (Alemania). “Un segundo aspecto importante es que las poblaciones de abejas silvestres se configuran por selección natural, no por selección humana. De esta manera, las abejas silvestres albergan un tesoro genético que algún día podría ser fundamental”.

Dos abejas intercambian miel, otra de las imágenes del libro de Arndt y Tautz. Ingo Arndt

Después de establecerse en España, el apicultor Alejandro Machado, criado en Alemania pero con madre gallega, leyó en internet que unos investigadores alemanes buscaban colaboración para encontrar colonias de abejas melíferas silvestres que anidaran en los árboles. “Yo les escribí y les dije: yo estoy en Galicia y aquí hay abejas de la miel que viven en los árboles, en las paredes, en los postes eléctricos...”. Así fue como dos colaboradores de Tautz de la Universidad de Wurzburgo, Benjamin Rutschmann y Patrick Kohl, comenzaron a monitorear poblaciones de estas polinizadoras en Xinzo de Limia (Ourense).

Estos insectos necesitan orificios para anidar, pero no son capaces de hacerlos por ellos mismos, por eso a menudo utilizan los agujeros que dejan en los árboles los pájaros carpinteros. Seleccionan cavidades alejadas del suelo, una forma de protegerse también de los golosos osos, cuando los hay. Todo ello hace que no resulte nada sencillo localizar y estudiar estos nidos dispersos por los bosques. Sin embargo, en Galicia los investigadores alemanes descubrieron que es mucho más fácil cuando las abejas silvestres viven dentro de postes eléctricos huecos de hormigón, muy accesibles y localizables, así que centraron su investigación en estos emplazamientos. “En paisajes agrícolas sin hábitats naturales de anidación, estos postes actúan como árboles huecos artificiales”, comenta Rutschmann. Según publicaron en Biological Conservation, tras comprobar 214 pilotes, en 29 hallaron colonias de abejas Apis mellifera iberiensis, una subespecie propia de la península Ibérica (de un color más oscuro) que, a pesar de la expansión de determinados linajes en la apicultura actual por cuestiones de rendimiento, todavía se utiliza en muchas colmenas de los apicultores del país.

Concepción Ornosa, entomóloga especializada en polinizadores de la Universidad Complutense, diferencia dos tipos de colonias que pueden encontrarse en la naturaleza: las de abejas verdaderamente salvajes que no tienen nada que ver con las poblaciones domesticadas, “que en España es muy difícil, pero quién sabe”, y las asilvestradas procedentes de enjambres salidos de las propias colmenas de los apicultores, “muy comunes aquí”. Los escapes de esta segunda modalidad resultan inherentes a la propia naturaleza de la especie, pues cuando las colonias llegan a una determinada población, la mitad de las abejas abandonan el nido con una reina para buscar otro asentamiento. En las colmenas, los apicultores suelen estar pendientes para cambiarlas de caja antes de que esto suceda, pero esto no siempre ocurre. “Encontrando recursos en la zona, flores variadas, arbustos, pastos, y posibilidad de nidos, claro que las abejas de la miel pueden sobrevivir por sí solas, pues son muy versátiles”, destaca Ornosa. “En clase yo siempre decía a los alumnos que la mejor conservación es la no intervención: la naturaleza funciona mejor si nosotros no andamos metiendo la mano. Que luego hay que intervenir para restaurar un paisaje, pues sí, pero cuanto más natural es un medio mejor funcionan las especies que viven allí”.

Una colonia de abejas de la miel en un agujero construido por un pájaro carpintero en Alemania, en una imagen del libro de Arndt y Tautz. Ingo Arndt

Para Patrick Kohl, otro de los investigadores alemanes que monitoriza las colonias silvestres en postes eléctricos en Xinzo de Limia, todavía es pronto para sacar conclusiones sobre estas poblaciones. Según asegura, “por lo general, no se pueden distinguir las abejas silvestres de las abejas criadas en función de su genética o morfología en la mayoría de los lugares de Europa”. “Por lo tanto, una cuestión crucial en nuestra investigación es si las cohortes de colonias silvestres pueden formar poblaciones autosuficientes; es decir, estudiamos si serían estables a lo largo del tiempo basándose en su propia supervivencia y reproducción”, comenta el científico. “Lo que se suele aceptar como una población ‘verdaderamente silvestre’ es aquella que no depende de la inmigración de enjambres desde los colmenares. Por ejemplo, en la región de estudio en Galicia, según las tasas de supervivencia observadas, las colonias silvestres necesitarían producir de dos a tres enjambres al año para mantener la población”.

El apicultor gallego Machado sostiene que lleva ya unos cuantos años viendo salir de los agujeros de los postes eléctricos a estas abejas. En su caso, este descubrimiento, junto a las publicaciones de Seeley y Tautz, han cambiado su forma de mirar las abejas y de gestionar sus colmenas. Él se muestra contrario al uso de variedades de abejas muy distintas a las autóctonas, como las Buckfast, que supuestamente son más mansas y pican menos. O con la intervención constante en las colmenas, ya sea alimentando a los insectos o suministrándoles tratamientos sanitarios. Al contrario, trata de actuar lo menos posible, para que las abejas vivan de una forma parecida a las silvestres. “Lo que sí hago es dejarlas miel a ellas”, recalca. “Aquí hay un conflicto de intereses, pues cuánto más miel se saque, más dinero”, comenta Machado. “Yo no vivo de la miel y no quiero vivir de la miel, exactamente por ese motivo”.

Una de las principales sorpresas abordadas por el libro de Arndt y Tautz es cómo, a pesar de las múltiples mezclas e hibridaciones de la apicultura actual, las abejas de la miel no han perdido su forma salvaje. “¿Por qué después de tantos milenios de apicultura humana todavía no hay melíferas que sean tan diferentes de su aspecto original como un perro salchicha lo es de un lobo?”, se pregunta Tautz. “Dos razones explican este hecho. En primer lugar, la biología reproductiva de las abejas y su comportamiento de apareamiento dificultan enormemente su reproducción como el ganado o los cerdos”, explica el profesor alemán. ·”En segundo lugar, la distribución de los genes dentro de una población y la haplodiploidía como base para la determinación sexual dan lugar a un sistema muy resistente a los cambios. Y cuando ocurren, suceden muy lentamente. Todo esto impide una rápida evolución en las abejas”.
Celtas Cortos, *La senda del tiempo.