martes, 5 de noviembre de 2024

E/LECCIONES USA 2024



¿Cuándo sabremos los resultados de las elecciones? Qué hay que saber sobre el recuento de votos
Los estados clave que tardaron más en 2020 y que podrían volver a tardar este año son Pensilvania, Arizona y Nevada. Si la carrera está reñida, otros estados podrían sumarse a la lista.
THE WASHINGTON POST, 05.11.2024
Patrick Marley & Amy Gardner

Descubrir quién ganó la presidencia puede llevar días.
Los funcionarios electorales de los estados clave están instando a los estadounidenses a ser pacientes mientras cuentan los resultados, un proceso que varía de un estado a otro porque cada uno tiene diferentes leyes de recuento de votos. Las encuestas muestran una carrera presidencial extremadamente reñida y, cuanto más ajustados sean los resultados, más tiempo llevará conocer el resultado.
En las horas y días posteriores al cierre de las urnas, los estados comienzan a publicar resultados no oficiales que los medios de comunicación utilizan para predecir a los ganadores. Los propios estados no declaran a los ganadores hasta semanas después, una vez que se han escrutado y certificado los recuentos de votos.
En 2020, Associated Press y otros medios de comunicación determinaron que Joe Biden había ganado la presidencia cuatro días después de las elecciones. Los estados clave que tardaron más en ganar podrían volver a serlo este año: Pensilvania, Arizona y Nevada. Si la carrera está reñida, otros estados podrían sumarse a la lista.


Además de las restricciones legales sobre cuándo los funcionarios pueden contar los votos por correo, las largas filas en los lugares de votación al final del día también pueden retrasar el recuento, ya que los votantes que están en la fila a la hora de cierre aún pueden votar.
Además, hay papeletas de votantes en el extranjero y de militares, que a veces llegan después del día de las elecciones, junto con papeletas provisionales emitidas por votantes cuya elegibilidad está en duda. En elecciones muy reñidas, el resultado no está claro hasta que se cuentan estas últimas papeletas.

PARIÓ LA ABUELA


La extrema derecha alemana contra la Bauhaus: “Una aberración de la modernidad”
El movimiento vanguardista alemán de los años 20, perseguido por los nazis, está hoy el punto de mira de la pujante Alternativa para Alemania.
Marc Bassets, Berlín. 04-11-2024

El lenguaje recuerda al de los años treinta, aunque las palabras no sean exactamente las mismas. Pero el objetivo de los ataques es idéntico. Entonces los nazis hablaban de “arte degenerado” para referirse a las nuevas formas de expresión experimentales y vanguardistas. Hoy el partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD, por sus siglas en alemán) denuncia “una aberración de la modernidad”.

Ambos, la extrema derecha de entonces y la de ahora, comparten un enemigo cultural. Se trata de la Bauhaus, la escuela de arte y oficios con sede en la ciudad de Weimar primero, y en Dessau después, que definió, desde la creativa y turbulenta Alemania de entreguerras, la arquitectura, el diseño y el arte moderno del siglo XX.

Los nazis clausuraron la escuela cuando asaltaron el poder y persiguieron o forzaron al exilio a algunas de sus luminarias (Kandinsky, Gropius, Klee, Mies van der Rohe...). La extrema derecha actual, más fuerte que nunca desde el ocaso del hitlerismo, no se plantea prohibir la Bauhaus, que a fin de cuentas es ya un objeto histórico, estudiado en las universidades, expuesto en los museos y todavía influyente en todo el planeta. Pero, aunque haya pasado más de siglo, sigue teniendo a este movimiento en el punto de mira. El pasado 24 de octubre, en el Parlamento regional de Sajonia-Anhalt en Magdeburgo, en la antigua Alemania Oriental, AfD presentó una moción bajo el epígrafe: Irrweg der Moderne: für eine kritische Auseinandersetzung mit dem Bauhaus (”Aberración, o extravío, de la modernidad: por un examen crítico con la Bauhaus”).

La moción, redactada por el diputado Hans-Thomas Tillschneider, insta a remodelar los planes para celebrar el centenario en 2025 de la instalación de la escuela de artes y oficios en Dessau, ciudad de Sajonia-Anhalt. El texto llama a evitar “la glorificación de la herencia de la Bauhaus”, le reprocha su “proximidad con el comunismo”, y critica que, con el estilo funcional y minimalista de la Bauhaus, “se pierdan las particularidades individuales y regionales” y “alienen al hombre respecto a su entorno”.


La iniciativa contra la Bauhaus creó desconcierto, y alarma. ¿Qué hace en 2024 un partido ocupándose de las vanguardias de hace 100 años? ¿Y qué significa que este partido, que en el este de Alemania recoge un tercio de votos, y en el conjunto del país cerca de un quinto, según los sondeos, se fije de esta forma en la cultura, y precisamente en una de las cumbres del arte alemán contemporáneo?

“Es una estrategia para llamar la atención, y esta crítica de la modernidad es muy antigua”, dice desde Dessau Barbara Steiner, directora de la Fundación Bauhaus. “Existen escritos de la época que se leen igual, porque los nacionalsocialistas también practicaron una crítica de la modernidad, aunque al mismo tiempo usaron la modernidad.” Y ahí están los alumnos y profesores de la escuela que acabaron trabajando para los nazis. La exposición reciente en Weimar Bauhaus y el nacionalismo es la prueba de que sí existe un examen crítico del pasado, aunque posiblemente no el sentido que desearían los especialistas en cultura de AfD.

Una fantasía de pureza cultural

Lo que expresa la extrema derecha con su moción en Sajonia-Anhalt, dice Steiner, es “una fantasía de la cultura alemana, de una cultura pura, de una cultura nacional, de una cultura völkisch”. Völkisch es un adjetivo clave en el nacionalismo alemán, que se refiere al pueblo en un sentido étnico. Según la directora de la Fundación Bauhaus, el texto legislativo “no habla en realidad de los años 30, sino del presente”.

La iniciativa anti Bauhaus en Magdeburgo es la anécdota; la categoría es la política cultural de la extrema derecha alemana, “un campo importante que suele infravalorarse, pero que expresa de forma concreta todo su programa ideológico”, según Manuela Lück, experta del Partido Socialdemócrata en el Parlamento regional y autora del informe La política cultura de Alternativa para Alemania. “AfD persigue una estrategia que no es la de la cultura abierta, democrática y libre”, explica por teléfono, “sino una política cultural muy estrecha e ideologizada”.

Recuerda Lück que Tillschneider, el responsable de la moción en Sajonia-Anhalt, ya presentó otra iniciativa para reclamar un premio Caspar David Friedrich, el gran pintor romántico que en la extrema derecha se reivindica como un contrapunto irreprochablemente alemán de la modernidad sin patria. En el informe, la experta explica que en la política cultural de AfD es fundamental “la separación entre lo propio (”patria”, “identidad”, “cultura alemana de referencia”) y lo extraño (“lo multicultural”, así como una exageración mitificada del pueblo y la nación”).

Miembros de la Bauhaus en el tejado de su sede de Weimar, cerca 1920
Apic (Bridgeman/Getty Images)

El diputado Tillschneider vinculó en el debate parlamentario del 24 de octubre a la Bauhaus con el mundo actual: “Si queremos encontrar salidas a las crisis de nuestro tiempo, no hay que pensar de manera moderna, no, apreciados colegas. Hay que reaprender a pensar de manera conservadora.” Acusó a la Bauhaus de “desarraigar a las personas” con su estilo supuestamente despersonalizado y alejado de la tradición local, y también de “abolir la individualidad en una masa amorfa.” Tillschneider relacionó incluso a la vieja escuela de Weimar y Dessau con lo que la extrema derecha occidental llama “la agenda globalista”. Y atacó también a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen por promover la construcción de edificios sostenibles que aparentemente se inspiran en la Bauhaus.

Le replicó Detlef Gürth, de la Unión Cristianodemócrata: “Desde el Tercer Reich no ha habido otra fuerza política que quiera prohibir, suprimir o acosar a la Bauhaus. Tiene tres letras y se llama AfD”. Tillschneider retomó la palabra al final para decir a los oradores de los otros partidos: “Ustedes ven nazis donde no los hay.” La moción fue rechazada. Todos los partidos, de derecha e izquierda, votaron en contra menos el suyo.

Pero el debate dejó regusto amargo en algunos. “Es bastante aterrador”, dice unos días después Manuela Lück. “Tuve la sensación de estar en 1933. Es el mismo lenguaje. No tan extremo como a finales de los años 30, pero es el de la fase temprana, sí. Hay que decirlo claramente. Son nazis.”

QUE NOS ROBEN, POR FAVOR


Zánganos de buena familia y un furgón del Mercadona
Cuando los populares recuperaron el Govern de la Generalitat, tras las elecciones de mayo de 2023, el militante valencianista Ricard Chulià reiteró la siguiente plegaria: “Por favor, que esta vez solo se dediquen a robarnos”.
Emma Zafón, 02.11.2024

Hace casi diez años la exvicepresidenta valenciana Mónica Oltra pronunciaba las palabras que han resonado con más fuerza durante estos días: El PP es más peligroso por inútil que por corrupto. Cuando los populares recuperaron el Govern de la Generalitat, tras las elecciones de mayo de 2023, el militante valencianista Ricard Chulià reiteró la siguiente plegaria: “Por favor, que esta vez solo se dediquen a robarnos”.

Quizá hace un tiempo y visto desde fuera a cualquiera le daría por pensar que ambos exageraban, que era imposible que la derecha española pudiese ser más incompetente que ladrona. Después del horror que hemos presenciado en los últimos días no cabe duda de que, efectivamente, lo mejor que nos habría podido pasar a los valencianos es que el actual gobierno de Carlos Mazón solo se hubiese limitado a saquear lo poco que dejaron sus predecesores.

Quienes los conocemos de cerca sabemos que la inutilidad de los principales mandos del PP valenciano es tan inabarcable como la inmensidad del océano o el amor de una madre. El actual Consell, presidente incluido, está desacomplejadamente integrado por lo que podríamos definir como zánganos de buena familia. Hijos y nietos de. La clase de gente con corbata y con título universitario que cuando abre la boca demuestra que en realidad es el invitado perfecto para la cena de los idiotas. Vázquez Montalbán diría de ellos que para eso ganaron la guerra, para no tener que pensar nunca más.

Los dirigentes al frente de la Generalitat solo sirven para dar la batalla cultural contra el catalán y a favor de los toros. De hecho, en ese lodazal del absurdo, el ridículo y el folklorismo se mueven mejor que nadie. Por poner un ejemplo, Carlos Mazón reaccionó con mucha más urgencia a una pancarta vecinal que ponía Països Catalans en el barrio barcelonés de Gracia que a los insistentes avisos de la Aemet y de la Confederación Hidrográfica del Xúquer en los días previos a la catástrofe.

¡No nos harán catalanes!, vocean ante cualquier estímulo cultural. ¡300.000 euros para la Fundación Toro de Lidia!, desembolsan sin ningún tipo de pudor. ¡Una mascletà en Madrid!, celebran como un enjambre de paletos provincianos. Pero más allá de alaridos cavernícolas envueltos en un aura de caspa fascista no hay absolutamente nada que rascar.

Para la posteridad quedarán las declaraciones exultantes de Carlos Mazón anunciando la supresión de la Unidad Valenciana de Emergencias. De la mano de sus por entonces socios negacionistas de Vox, el President no pestañeó a la hora de menospreciar el intento del anterior gobierno progresista de mejorar la capacidad de respuesta ante los crecientes retos de índole climática. Mazón salió a cámara blandiendo el falo y vociferando ¡fuera ese chiringuito! y entonces ordenó desmantelar un órgano que olía a zurdos comesojas.

El presupuesto que preveía el gobierno autonómico para la Unidad Valenciana de Emergencias rondaba los nueve millones de euros, según figura en la propia web de la Generalitat. El importe contrasta con los cerca de 40 millones que se calcula que cuestan los festejos populares taurinos a las arcas públicas valencianas cada año. Cualquier comparativa es susceptible de ser tildada de demagógica, pero en este caso ayuda a entender lo que es la verdadera sensación de la valencianidad. Somos un pueblo obligado a esperar paciente detrás de un ceda el paso infinito porque aquí quien tiene la prioridad incuestionable para circular es cualquier gilipollas con una idea absurda en la cabeza.

Aunque fue una información empañada por la catástrofe, el mismo martes día 29 a mediodía se daba a conocer que el gobierno valenciano ponía fin al Plan de Protección del Litoral y autorizaba la construcción o habilitación de alojamientos vacacionales a tan solo 200 metros del litoral. Cada movimiento de la derecha valenciana sirve siempre para ilustrar el sudapollismo con el que enfrentan los criterios de la comunidad científica, sea en el ámbito que sea.

Es su modelo y, más que su modelo, es en realidad el modelo de las élites empresariales a las que rinden pleitesía. Mazón no paralizó la actividad económica cuando el agua llamaba a nuestra puerta porque sabe que su función es garantizar que Juan Roig siga facturando. “En Irlanda llueve más que aquí y no veo que se paralice el país, anda y ponte a repartir, maldito vago”. También fue mala suerte que todo el mundo identificase la marca pese al repentino borrado mágico que sufrieron las nueve letras de Mercadona en el furgón zarandeado por las aguas desbordadas.

El PP valenciano ha protagonizado cagadas muy gordas, gordísimas. Pero ninguna ha alcanzado los niveles de criminalidad que hemos visto ahora. Al cierre de estas líneas se han confirmado las cifras de más de 200 muertos y aproximadamente 1.900 desaparecidos. Puede que nuestro gobierno no haya aprendido nada de los errores del pasado y tenga la intención, como ha hecho siempre, de patalear hacia delante y aquí paz y después gloria. El único problema que le veo a esa especie de homeopatía para estúpidos es que nosotros sí que hemos aprendido algo. Y aunque seamos una banda de desheredados que no tenemos más que una alpargata en un pie y una zapatilla en el otro, esta vez no vamos a permitir que se sacudan las muertes tan rápido como hicieron con el accidente de Metrovalencia.

QUINCY JONES, RIP

HALLOWEEN BALL

 

MIERDA DE TV

Que la tele no me gusta lo sabe todo el que me conoce, de ahí la bendición de las plataformas donde uno ve lo que quiere o, más bien, deja de ver lo que no. Hay tanto que leer y, si me apuras que hacer, que la tele está en la parte más baja de la lista, siempre. La dana, como la guerra, ha sacado lo mejor y lo peor de nosotros y "el periodismo" basura no podía ser menos. Leo un artículo ahora mismo que me deja indignado por su contenido al ver hasta dónde puede llegar el barro en televisión, por cierto nunca mejor dicho. Éste es el link para poder ver los vídeos, que no tienen desperdicio. Añado a su vez los links bajo cada uno de los vídeos de X. La noticia no tiene desperdicio, por surrealista y por esparcemierda lo que cuenta.
En Valencia no nos hacía falta más fango, Iker Jiménez
Un colaborador de su programa ‘Horizonte’ lanzó bulos en directo sobre el aparcamiento de Bonaire. Ni Iker Jiménez ni ninguno de los contertulios preguntaron ni apostillaron nada, dando por válida la ¿información? del tal Rubén, desde “el garaje de la muerte”.
Mariola Cubells, 05.11.2024

Voy a intentar contar con un solo ejemplo, que espero que sirva de categoría, la magnitud de la tragedia informativa de estos días en Valencia. No hablo de bulos en las redes, incontrolables, ni de videos de YouTube ni Tik Tok, personales de energúmenos varios. No. Hablo de medios de comunicación convencionales, que emiten en abierto, en horas de máxima audiencia. No todos los periodistas somos, son iguales, no todos los medios hacen lo mismo, no todos persiguen lo mismo y, en definitiva, no todos se unen al terrorismo informativo. Y como soy de Valencia, vivo en esta ciudad dolorida ahora mismo, y además soy periodista, el tema me afecta por todos los frentes.

Vamos a los hechos. El aparcamiento subterráneo de Bonaire, el centro comercial de Aldaia, en Valencia, asolado por la tragedia de la DANA, funciona sin tiques, es gratuito y se puede entrar y salir sin barreras. Es así desde que se abrió al público hace 24 años. Es decir, que no hay que validar nada para salir de él. Esta información se podía comprobar fácilmente. Aquí una prueba.

Más cosas, en el aparcamiento en su totalidad, subterráneo y al aire libre, caben unos 5.700 vehículos. Pero en la parte subterránea unos 1.200. Un martes por la tarde de un día normal se suele aparcar en el gigantesco lugar al descubierto que rodea al centro comercial. Es lo más habitual. Basta con conocer un poco la zona para saberlo. Y, además, ese día había poca gente en general.

Pese a este dato, que no es una opinión, es un hecho fácilmente comprobable, el domingo en el programa de Cuatro, Horizonte, conducido por Iker Jiménez y cada vez más armado hasta los dientes de fascismos de todo tipo, ignoro la razón, se optó por no confirmar nada y llenar el espacio de ¿enviados especiales? como @gisbert_ruben que contó que “había 700 tiques que no habían sido validados”, es decir, 700 coches que supuestamente habían entrado pero que no habían salido. Tengo que dar las gracias a otro internauta, @jesusmalaga, por ponerme sobre la pista esta mañana de semejante despropósito.

¿Y quién es esta persona?, ¿quién es este Rubén? Vamos allá. Según su cuenta de X es “abogado en ejercicio y revolucionario de la libertad”. Célebre por su canal de YouTube y acreditado gracias al equipo de Iker Jiménez, se había desplazado para informar “Desde Bonaire, uno de los aparcamientos de la muerte”, dando informaciones sobrecogedoras que de momento nadie ha confirmado:

“Os lo confirmo yo, aquí en el centro comercial Bonaire, ahí en el aparcamiento hay cientos de cadáveres, cientos de personas que bajaron para irse con sus coches y se quedaron atrapados. Aquí abajo hay cientos de personas ahogadas”, dijo en sus conexiones.

El espacio estuvo lleno de momentos como este. Uno de los tertulianos, Ángel Gaitán, armado con un teléfono móvil a través del que le llegaba supuestamente información fidedigna, decía cosas sobre la tragedia de Valencia que una no podía confirmar en ningún sitio. El plano era él ondeando una gigantesca bandera española y diciendo lo siguiente:


El caso es que el espacio conectó con Rubén, en plan enviado especial en varias ocasiones, y se concluyó el programa con él afirmando lo mismo. Aquí un video del youtuber, preparándose para la conexión en directo. Veréis que, en un momento dado, se retira a un rincón, se arrodilla en el fango y se levanta y se dirige de nuevo hacia la cámara, que espera directrices desde el control del programa en Madrid. Cortesía de nuevo de @jesusmalaga. El video es hiriente, ya os lo advierto, por todo. Por lo que significa, por dónde se dirigía, etc.


Ni Iker Jiménez ni ninguno de los contertulios preguntaron ni apostillaron nada, dando por válida la ¿información? del tal Rubén, desde “el garaje de la muerte”. Ningún rótulo advirtió de que podía ser eso o no… claro. El programa Horizonte, en la noche del domingo, tuvo una audiencia de 1.407.000 espectadores. Un 13,1% de cuota de pantalla, su mejor dato histórico.

El propio Iker había puesto, no sé si antes, durante o después del programa, en su cuenta de X este tuit, que decía lo siguiente:

“En el aparcamiento de Bonaire hay muchos cuerpos, muchos cuerpos. Muchos”


Supongo que se fio a pies juntillas de su reportero. Es imposible creer que fue mala fe. Gracias al cielo no parece que hubiera cadáveres, solo fango. Más o menos el mismo que se vertió en esas conexiones y el que manchó las perneras del pantalón del enviado especial.

El lunes, Carlos Franganillo, un periodista fetén que sería incapaz de hacer algo similar, y que conduce el informativo de las nueve de la noche de Tele 5, (que está dentro de Mediaset, como Cuatro y al que yo imagino alteradísimo porque la cadena a la que él pertenece y desde la que da siempre una información rigurosa, fidedigna, veraz, fuera tan bárbara) reposteó un tuit de una información de Las Provincias con este mensaje aséptico y claro:

“Los primeros 50 coches inspeccionados en el aparcamiento de Bonaire no tienen víctimas”.


Estuve todo el día pegada a los medios serios (sí, los hay. Este desde el que me leen es uno de ellos. Lo digo sin reparos) para conocer la última hora sobre el rastreo del aparcamiento. De momento todo sigue igual. Esa cincuentena de coches vacíos. Afortunadamente, desde luego. Qué desespero.


La expectación frente al aparcamiento subterráneo continuó. A pesar de toda la alarma que se ha difundido en las redes sociales sobre la potencial desgracia que podría encontrarse bajo el agua, los bomberos sobre el terreno minimizaban ayer lunes la situación. “Desde ayer por la tarde pudimos entrar con canoas, con barcas, con drones y a pie”, explicaba a EL PAÍS uno de los bomberos enviado desde Logroño. El personal de emergencias hablaba de decenas de coches, 50 o 60, lejos de los cientos sobre los que se especulaba en las redes. “Ayer [por el domingo] recorrimos el aparcamiento entero y por suerte no hemos localizado ningún cadáver. Otra cosa es que pueda aparecer algo según se vacía el aparcamiento, pero de momento los coches están todos vacíos”.

Y la última hora de todo este infierno es este tuit de Iker Jiménez:


“Estoy perplejo. Un video de Rubén Gisbert, persona nacida allí, me ha amargado el día. Mancha una labor encomiable que estamos haciendo y no nos merecemos, Tomaré mis medidas”

Carmen Porter, que también trabaja en el programa (son marido y mujer, Iker y ella) ha asegurado en esa misma red social que el tal Rubén “está fuera”. Tengo dos problemas: uno, ¿está fuera porque se embarró las rodillas para parecer más trágico o está fuera por el contenido que vertió una y otra vez sin contrastar en el programa en abierto, al margen de su canal de YouTube? Sea como sea, lo que me preocupa es el 1.407.000 de espectadores que vieron el programa, pero no verán este tuit.

Mientras escribía este artículo recibo un mensaje a través del canal de WhatsApp del departamento de comunicación de Mediaset, donde tengo estupendos compañeros, que nos informa de los estrenos, las coberturas, las noticias de la cadena, a los periodistas que nos dedicamos al audiovisual. Dice así:


Desde Valencia, con los principales presentadores de Telecinco y Cuatro para una cobertura transversal en los diferentes especiales de programas e Informativos que el grupo ofrece hoy.

Ana Rosa Quintana, Isabel Jiménez, Joaquín Prat, Iker Jiménez, David Aleman y *Antonio Texeira intervendrán indistintamente en los diferentes especiales que ofrece hoy el grupo desde las zonas afectadas por la DANA, a la que todos los programas han enviado también equipos de reporteros para informar en riguroso directo”.

He echado de menos otro WhatsApp, lamentando la desinformación cruel, al margen de ese detalle de enfangarse para parecer más trágico, por parte de Mediaset como lugar que cobija esta historia tristísima, donde tampoco todos son iguales.

domingo, 3 de noviembre de 2024

EL MEJOR DISFRAZ DE ESTE AÑO

 

ABSOLUTAMENTE SUMERGIDO

Tiempo para leer es el primer placer que he obtenido tras la baja, la misma que me ha convertido en un inválido profesional. Inválido, literalmente. leo en casa, en la calle, en el aeropuerto, en el avión. Eso sí, no logro leer cuando me acuesto y la culpa la tiene la posición de la lámpara de la mesa de noche que me da sombra sobre las páginas. Es una larga historia, mejor otro día.
Volviendo a la lectura, disfruto plenamente del libro autobiográfico que ha escrito Salman Rushdie tras el atentado del 12 de agosto de 2022 durante una conferencia en el condado de Chautuauqua que casi le cuesta la vida. Tras diversas secuelas y la pérdida de un ojo, la "novela" describe el intento de asesinato de manera realista mientras se entremezclan retazos de su infancia y juventud, familia, esposa, diversos novelistas y sus escritos. Una joya, vamos, y aún no he llegado a la mitad del libro.

ALTAS TORRES

 

Sí, no te creas importante, las torres son más altas y las mean los perros, dicen. Inusitada reacción ante la visita de los Reyes, insólita por novedosa. A reacciones similares frente a los políticos estamos acostumbrados, baste pensar en la llegada de Pedro Sánchez al desfile del 12 de octubre. Lo ocurrido a esta gente hoy debe hacerles pensar, un examen de conciencia no les vendría nada mal. Si ni siquiera los Reyes sirven ya para dar ánimos a esta pobre gente, la cosa empieza a pintar negra la monarquía.
Echarle la culpa a ellos y a Pedro Sánchez es la reacción más simplista de todas, aunque entendible.
Las cabezas que tienen que rodar no son las de ellos precisamente. Al César lo que es del César.

Cuando ocurre una tragedia en un territorio al que estamos sentimentalmente ligados experimentamos un orgullo, tal vez ilegítimo, por la respuesta decidida de todas esas personas que, sin pensarlo dos veces, se han organizado de manera espontánea para asistir a las víctimas de la catástrofe. Van en fila, un ejército vecinal sin uniforme, cruzan el puente ya llamado de la solidaridad en la prensa extranjera, cargan garrafas de agua, alimentos no perecederos, material sanitario, palas y cepillos. Te emociona y al mismo tiempo no te acaba de sorprender porque es esta una tierra de gente cálida, abierta, y si hubiera algún sustantivo para nombrar lo que vendría a ser una actitud cariñosa de carácter colectivo este pueblo mediterráneo sería merecedor de tal elogio. No sé cuántas veces se ha insistido, a cuenta de los saqueos, en que las desgracias sacan lo mejor y lo peor de los seres humanos, pero no creo que ese comportamiento aberrante (si no es por hambre) pueda competir con la decidida actuación de tantos jóvenes que tratan de rescatar a sus paisanos de la desolación. Escuchas los testimonios de los desesperados y de los que los asisten, de los que se han arremangado a pesar de haberlo perdido casi todo menos la vida, de los alcaldes que están en la batalla, de aquellos que conocen bien las costumbres de su municipio y de forma articulada expresan lo que necesitan y piden explicaciones; observas a quienes hacen labores de rescate complicadas de manera admirable y sientes que este es un país que sabe sobreponerse, prestar ayuda humanitaria, compartir techo con quien se ha quedado a la intemperie. También ves a las periodistas que hacen sus programas en la misma trinchera y que en medio del barro y la oscuridad entienden que deben informar con austeridad, sin sensacionalismos. Es la manera de expresar su respeto.

Pero cuando ocurre una tragedia puedes sentir una vergüenza que tampoco te correspondería, pero ahí está, te asalta cuando adviertes la hipocresía de quienes hasta de los muertos tratan de sacar provecho y en medio de la tormenta se apresuran a presentarse en el epicentro de la desgracia para sacar rédito político apropiándose del protagonismo como si no hubiera nadie al mando. No creo que en este caso tan dramático ese afán usurpador obtenga resultados: la teatralización del dolor suena falsa de toda falsedad. Por supuesto que hablo de Feijóo. En momentos como los que vive toda esta pobre gente de Valencia o Castilla-La Mancha las demostraciones de deslealtad se alinean perfectamente con los bulos. Poner en duda las advertencias de la AEMET solamente porque se trata de un organismo del Estado es, una vez más, socavar la confianza en lo público justo cuando los ciudadanos están más necesitados que nunca de atender sus consejos. Y todo para qué, ¿para acudir al rescate de un presidente autonómico que desoyó las advertencias o, simplemente, por no desaprovechar la ocasión de atacar al Gobierno? Cualquier persona razonable y con el corazón en su lugar entendería que no es el momento, que hay que aplazar la bronca y que, incluso a un nivel meramente político, de las alianzas en situaciones críticas se desprende una generosidad que alivia el desconsuelo de quien está sufriendo. La impaciencia desmedida por llegar al poder denota una actitud grosera si no se controla. Pero tal vez insistiendo sobre ello alimentamos la furia de quien desea ganar a toda costa, quién sabe. Es urgente que se nos informe con limpieza de esta catástrofe para saber por qué la población no recibió la alarma a su debido tiempo, por qué no se paralizó la actividad laboral y vecinal. Ojalá reflexionemos además sobre cómo vivir y dónde, dado que esta será la respuesta natural de un mar cada vez más caliente.

Son tiempos en los que conviven el orgullo delegado y la vergüenza ajena, dos sentimientos que bien podrían enriquecernos si aprendemos algo de esta amarga experiencia.

Elvira Lindo, 03.11.2024

VALENCIA

 

Esta foto es de la riada en Santa Cruz de Tenerife, del año 2002, aunque pudiera serlo de Valencia de hace unos días. En Tenerife el saldo humano fue de 8 muertos, 12 desaparecidos (o sea, 20 muertos; no entiendo mucho eso de "desaparecidos", leído años después) y decenas de heridos. Eso sí, nada que ver con Valencia donde las cifras de muertos y desaparecidos se hacen insoportables de asumir. Que se te inunde tu casa es una sensación sumamente desagradable. El olor a humedad no desaparece en meses, la tristeza que da ver la línea a la que llegó el agua, los enseres embarrados sin remisión... 
Es ahora el momento de la solidaridad y eso en España lo hacemos bien, no podemos negarlo. Los españoles, cuando hace falta, estamos a la altura y no hay sino que ver las hordas de voluntarios -dicho esto con el mayor de mis respetos- acudiendo en ayuda de esa pobre gente que ha perdido hasta sus vidas.
Toca solidaridad, nada más. Ya habrá tiempo para lo demás, y los demás. Y ese momento tiene que llegar. Tiene que llegarles.

AY, AY, HAY


Líderes ultras y populistas de todo el mundo esperan con ansia una victoria de Trump
Orbán, Meloni, Putin, Milei y Bolsonaro confían en el impulso que daría a sus políticas un segundo mandato del candidato republicano.

El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, tiene planeado descorchar unas cuantas botellas de champán si su aliado del otro lado del Atlántico, el republicano Donald Trump, gana las elecciones en Estados Unidos. Mientras que la mayoría de mandatarios de la UE están extremadamente preocupados por la posibilidad de una victoria del magnate ante la demócrata Kamala Harris el martes y ya están trazando planes de contingencia para prevenir y amortiguar el golpe, el nacionalpopulista húngaro es uno de los líderes que espera con ansia que gane el candidato con el que comparte ideología ultraconservadora y una defensa férrea de medidas durísimas contra la inmigración.

No es el único. Ni en Europa ni a nivel global. Una pléyade de partidos y líderes extremistas, la mayoría cortados por el mismo patrón de supuesto hombre fuerte —desde el ruso Vladímir Putin, el israelí Benjamín Netanyahu o el argentino Javier Milei— esperan el impulso que daría a sus propias políticas un segundo mandato de Trump.

En Europa, la vuelta de Trump a la Casa Blanca, su influencia y sus conexiones en los partidos ultras europeos, podría impulsar una “mayor normalización” de la política de extrema derecha de todo el continente, dice Georgios Samaras, profesor de Políticas Públicas del King’s College de Londres. Ya en 2016 allanó la “legitimación de los partidos europeos de ese corte”, dice.

Y ahora son más fuertes. Han sumado varias victorias en toda Europa —en Austria, en Países Bajos, en Italia, y amenazan con subir en Alemania y Francia— y ahora el tercer mayor grupo del Parlamento Europeo es el extremista Patriotas por Europa, integrado por el húngaro, Fidesz, el Reagrupamiento Nacional de la francesa Marine Le Pen, la italiana Liga, de Matteo Salvini, o el Partido por la Libertad, del holandés Geert Widers, en ocasiones apodado “el Trump europeo”. Y consideran al republicano una figura “cuasi mesiánica”, dice Samaras en un análisis.

En Europa, Orbán es su aliado más cercano. El húngaro, el único líder de la UE que ha respaldado abiertamente a Trump, ha invertido mucho en construir relaciones con él y ha labrado profundos vínculos con su entorno. Pero lo cierto es que, tras las bambalinas, hay otros que están tratando de erigirse en el puente entre EE UU y Europa si el republicano gana un segundo mandato. Muchos creen que si es el caso, la socia de referencia en la UE será la ultra italiana Giorgia Meloni, que durante sus años en política mencionaba a Trump como una inspiración.

La primera ministra italiana ha cultivado ya muy buena relación con el magnate Elon Musk ( con empresas como SpaceX, Tesla o X), elegido por el republicano para liderar “reformas drásticas” del Gobierno federal en caso de victoria. Meloni, que es pragmática y trabajará con quien esté en la Casa Blanca, tiene la baza de liderar un país del G-7, pero la debilidad de que dedica menos del 2% de su PIB a defensa, como marca el compromiso con la OTAN y algo de extrema importancia para Trump.

Los líderes europeos se reúnen en Budapest el jueves y el viernes. Su anfitrión Orbán —el socio más díscolo de la UE y el más cercano a Putin— ya está amagando con fijar un mensaje o videoconferencia de Trump si gana. El nacionalpopulista se reunió con el republicano en julio como parte de su autodenominada “misión de paz” para Ucrania, tras visitar al líder ruso en Moscú y al chino, Xi Jinping, en Pekín, y ha asegurado que Trump tiene un plan para acabar “rápido” la guerra de Rusia contra Ucrania.

Relación con Putin

Una de las mayores preocupaciones de la UE es que una victoria de Trump supusiera retirar el apoyo estadounidense a Kiev, forzara al país invadido a negociar un mal acuerdo y espoleara las ansias imperialistas de Moscú.

Trump ha mantenido una relación relativamente cercana con Putin, incluso después de dejar la Casa Blanca, y en su momento llegó a poner en duda la información de sus propias agencias de inteligencia que apuntaban que Rusia había interferido en la campaña electoral que le dio la victoria en 2016. El veterano periodista estadounidense Bob Woodward revela en un libro que durante su primer mandato, en las primeras etapas de la pandemia de coronavirus y cuando había escasez en EE UU, el republicano envió al ruso test de covid. El Kremlin lo ha confirmado.

“Una victoria de Trump robustecería y envalentonarían a los líderes que defienden la mano dura y claman contra el multilateralismo”, advierte una alta fuente comunitaria. Un respaldo recíproco que sostiene ideas que antes se consideraban demasiado radicales.

El republicano ha expresado también su apoyo al primer ministro israelí, el conservador Benjamín Netanyahu, en su ofensiva sobre Gaza en respuesta a los atentados de Hamás del 7 de octubre, que han dejado la Franja demolida, y contra Hezbolá en Líbano. A Netanyahu no le ha ido mal con el demócrata Joe Biden, que le ha apoyado y no le ha puesto cortapisas en sus ofensivas, pero recuerda el férreo apoyo de Trump durante su primer mandato, cuando trasladó la Embajada de Estados Unidos a Jerusalén, reconoció la soberanía israelí sobre los Altos del Golán y se retiró del acuerdo nuclear iraní.

Trump tiene en Argentina a un presidente que lo aguarda con los brazos abiertos. Javier Milei ha manifestado que espera su triunfo. Se lo dijo incluso cara a cara en febrero pasado, durante la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC), celebrada en Washington. El argentino interceptó a Trump al grito de “¡presidente!” y se sacó una foto. “Espero verlo otra vez, la próxima como presidente”, le insistió, y terminó el encuentro con su grito de guerra: “¡Viva la libertad, carajo!”. Milei no volvió a ver a Trump, pero cada vez que tiene la oportunidad dice que se trata del mayor líder mundial, solo superado por él mismo. Más allá de la tendencia del argentino a la exageración, su favoritismo tiene raíces políticas.

En Buenos Aires están convencidos de que con Trump en la Casa Blanca será más fácil negociar un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Argentina le debe 44.000 millones de dólares (unos 40.400 millones de euros) al organismo y tiene un plan de pagos que vence a finales de año. Milei pide ahora nuevos plazos y unos 15.000 millones de dólares de fondos frescos para fortalecer las reservas del banco central, hoy en rojo. El ultraderechista recuerda que fue Trump quien dio el visto bueno en 2018 para que el presidente Mauricio Macri recibiese del Fondo el mayor rescate financiero jamás entregado a un socio. Y pretende que ahora, en caso de ganar la presidencia, repita el gesto, aunque sea por afinidad ideológica.

En Brasil también hay expectativas entre los seguidores de Jair Bolsonaro. El expresidente está inhibido durante ocho años para ser candidato a cualquier cargo electo por haber puesto en duda durante su gestión la transparencia del sistema electoral. Bolsonaro participó de la CPAC de 2023 y advirtió ante Trump que su misión “no había terminado”. Un triunfo de Trump daría oxígeno internacional a los ultras brasileños en su batalla por volver a la primera línea de la política.

En Chile, el sector que más atento está a las elecciones en EE UU es el de José Antonio Kast, excandidato del Partido Republicano derrotado por Gabriel Boric en las elecciones de 2021. Kast no ha manifestado hasta ahora su apoyo a la candidatura de Trump, pero se siente muy cómodo en las aguas de la extrema derecha. En agosto pasado, se mezcló sin hacer demasiado ruido en la versión mexicana de la CPAC y se codeó con los máximos representantes ultras de la región.

DE MANUEL VICENT

Valencia en el corazón
En medio de la desolación es el momento de la solidaridad y del arrojo ante el infortunio.
Manuel Vicent

Como todos los años, al iniciarse el otoño, la gente del Mediterráneo sabe que un día se abrirán las compuertas del cielo, comenzará a llover con una fuerza inaudita y se llevará por delante todo lo que encuentre a su paso. La furia de la riada buscará el mismo camino hasta el mar que había seguido durante miles de años sin hallar otros obstáculos que los de la propia naturaleza. Pero a lo largo del tiempo los cauces que eran de su exclusiva propiedad se fueron cegando debido a que el desarrollo económico le disputó su territorio, hasta el punto que en la servidumbre de paso del agua se han levantado pueblos, fábricas, autopistas e interpuesto millones de automóviles. Se trata de un desafío entre los hombres y la naturaleza. Está claro que contra la naturaleza no se puede. La tierra, el aire, el fuego y el agua son los cuatro elementos que según Aristóteles conforman la materia que te salva o te mata de forma irracional, pero también a veces según uno se comporte con ella. La tierra que te da de comer con sus frutos puede aplastarte con un terremoto; el aire con esa brisa tan agradable que respiras puede convertirse en un huracán devastador, el fuego que arde en la chimenea es capaz de incendiar los bosques y el agua que bebes puede llevarse por delante tu vida con todos tus enseres

Los científicos habían advertido con suficiente antelación de la tragedia que se avecinaba alrededor de Valencia y no se equivocaron. Sin duda algunos políticos no han estado a la altura de este cataclismo, pero si algún miserable trata de sacar partido de esta desgracia echando la culpa al adversario será como uno más que aprovecha el caos para realizar un pillaje en un supermercado. En medio de la desolación es el momento de la solidaridad y del arrojo ante el infortunio. Con muchas lágrimas los muertos serán enterrados, y con el tiempo esta tragedia de Valencia será olvidada, y por nuestra parte seguiremos jugando a desafiar a la naturaleza, como siempre, sin haber aprendido nada.

sábado, 2 de noviembre de 2024

COMO PERROS Y GATOS


DE PASEO POR SANTA CRUZ

La casa se me cae encima, más ahora que estoy durmiendo mal por miedo a apoyarme en la herida sin darme cuenta. así, a las 6 ya estaba en pie y, harto de leer sobre el monotema en el periódico, tras saltar a las elecciones norteamericanas, salí a dar un paseo y llego a casa ahora; un buen paseo, diría yo. Me encuentro a mi amigo M en el bar, arquitecto también, desayunando. después al chino a comprar puntos adhesivos de colores para mis calendarios de mesa -no podría vivir sin ellos- (un paraíso de estas chorradas de papelería abierto ante mis ojos), lectura en el pequeño parque tras el edificio Los Pitufos y el siguiente café, con buena y extensa conversación en casa de A.
Otra mañana más. U otra menos, que diría un pesimista.
















ENTRE BOYEROS Y SPITZS, PASANDO POR TODOS LOS DEMÁS


De perros y de ladrones honrados
El robo del perro a una niña discapacitada en Nápoles ha tenido en vilo varios días a los usuarios de las redes italianas.
Carla Mascia, 01.11.2024

El perro robado a la niña discapacitada ha sido devuelto: “Somos ladrones, pero honrados”. Así titulaba el diario napolitano Il Mattino la abracadabrante historia que ha tenido en vilo varios días a la ciudad de Acerra, situada en la periferia de Nápoles, tras el robo de Maui, un perro al que su dueña Miriam, una niña de 12 años en silla de ruedas, quería con locura. Ocurrió un sábado por la noche, cuando unos ladrones entraron en el domicilio de la familia de la niña y, además de las joyas y los dispositivos electrónicos, se llevaron al pobre y diminuto Maui, de la muy cotizada raza Spitz, como si se tratara de un objeto más. El hurto se convirtió en un drama nacional. Con una música tristísima de fondo, un reportaje de la Rai mostraba a Miriam, aquejada de una grave enfermedad genética, llorando desconsolada mientras sostenía entre las manos un álbum de fotos del perro. No sé si los ladrones lo llegaron a ver o si intuyeron que Maui no sería tan fácil de revender dado su reciente e inesperado salto a la fama, pero lo cierto es que a los pocos días del hurto, estos llamaron a los padres de Miriam para decirles que les devolverían el animal porque, insistieron, eran ladrones, pero honrados. Unas horas más tarde, Maui reapareció en el portal de la casa familiar.

En las redes, el apoyo a Miriam fue masivo y la condena a los ya famosos ladrones honrados de Acerra casi unánime. Digo casi porque también hubo quien consideró, sin ningún tipo de ironía, que por haber devuelto el perro los raptores de Maui habían pasado de sinvergüenzas a auténticos santos. “Solo en Nápoles puede suceder un gesto tan bello”, escribió, emocionada, una mujer en Instagram. No le quito la razón, no dudo de que esta historia solo podría haber pasado en Nápoles y que de estar vivo quizá incluso le hubiera inspirado una divertida comedia a Mario Monicelli con Totò de protagonista. Pero creo que percibir cierta belleza en el robo de un animal de compañía, aunque luego fuera devuelto, demuestra un desconocimiento profundo del amor que une un animal a su dueño y viceversa.

De ese vínculo, que no se parece a ningún otro, nos habla con mucha sensibilidad Su olor después de la lluvia, el libro más vendido en Francia en 2023 y publicado en España por Penguin el pasado mayo. Una “novela de amor de una gran belleza”, según Le Monde, concebida como un emotivo homenaje de su autor, Cédric Sapin-Defour, a su fiel compañero Ubac, un boyero de Berna con el que compartió su vida durante 13 años. A lo largo de casi 300 páginas, Sapin-Defour, profesor de educación física en Secundaria y apasionado del alpinismo ―tema al que ha dedicado sus anteriores libros―, cuenta cómo la llegada de Ubac, ese ser tan singular y diferente a él, cambió su vida, permitiéndole acceder a “otra dimensión de la existencia” en la que “la felicidad tiene fecha de caducidad” y el tiempo apremia, dado el carácter fugaz de esa convivencia. “Así fue, me miró, le miré, nos dijimos “eres tú” y la Tierra cambió de eje, el misterio de una vida mucho más amplia que nosotros, eso es todo”, escribe el autor de su primer encuentro con Ubac.

Desde que adopté hace cuatro años a mi perro Larry, un mestizo de labrador, no hay día que no piense en lo profundamente injusta que puede ser la naturaleza porque, como dice Sapin-Defour, si existiera la eternidad hay seres junto a los cuales sabríamos exactamente cómo llenarla. Larry me ha enseñado que existe un tipo de amor que no necesita palabras para expresarse y que se comparte siempre con alegría; a apreciar la belleza donde antes no era capaz de verla; me ha permitido conocer a personas maravillosas, como mi querida María y su fiel Max, sin cuyo cariño probablemente no hubiese podido superar la muerte de su marido y compañero de vida; me ha hecho entender que la libertad puede ser sinónimo de compromiso y abnegación, y que atreverse a querer a un ser tan efímero es un acto de valentía que enriquece a las personas aunque tengamos luego que sufrir lo indecible. En el caso del autor, cuyo libro recibió el Premio Goncourt de los animales, el amor que sintió por Ubac no solo mejoró su vida, sino que reveló además a un gran escritor.

USA TODAY II



THIS IS AMERICA


Exageración del aquelarre
Hay realidades que están más allá de cualquier descripción, eso sucedió con el mitin de Trump en Nueva York.
Antonio Muñoz Molina, 02.11.2024

No todo puede ser transmitido por escrito. He dedicado unas seis horas de mi vida a ver uno de los últimos actos públicos protagonizados por Donald Trump, en el Madison Square Garden de Nueva York, el domingo pasado, y he de aceptar de antemano que las cosas que vi y escuché no soy capaz de contárselas con alguna esperanza de fidelidad a nadie que no las haya visto y escuchado igual que yo. No siempre se ha de descartar el adjetivo “indescriptible”. Hay realidades que están más allá de cualquier descripción. Podemos conformarnos con la síntesis de un titular, o de una frase literal entrecomillada, pero hay algo, mucho, que permanecerá inaccesible para nuestras facultades verbales.

Suele ocurrir eso con algunos aspectos de la vida americana, con la escala de sus amplitudes naturales, para la que no tenemos comparación en Europa, y con la dimensión también exagerada y hasta desorbitada de muchos de sus lugares, actitudes y objetos cotidianos: los todoterrenos colosales, los centros comerciales como construcciones babilónicas rodeadas de aparcamientos como desmedidos latifundios de asfalto, los cuerpos de muchas personas, los trozos de carne roja a la parrilla, los sándwiches de medio metro, los torsos hercúleos de militares y policías, los casinos en los que jubilados y jubiladas con sobrepeso y en bermudas se juegan el cheque mensual de la Seguridad Social, las megaiglesias tan grandes como casinos o como centro comerciales; y también lo que no se ve ni puede ser cuantificado con precisión: la retórica mesiánica de los discursos políticos, la piadosa teatralidad de cerrar los ojos, alzar la barbilla y llevarse la mano al corazón cuando suena el himno nacional, la simultaneidad de la extrema riqueza y de una pobreza cuya sordidez tampoco imagina un europeo, el contraste entre la variedad continental del país y la repetición infinita de una serie de patrones invariables, que tiene un hipnotismo entumecedor cuando se viaja por las autopistas: urbanizaciones de casas familiares con jardines y banderas en los porches, extensiones asfaltadas de ventas de coches de segunda mano, hoteles idénticos que siempre parecen estar en la periferia de algún aeropuerto, restaurantes de cadenas de comida rápida, almacenes como hangares de jardinería o de ferretería, todo lo mismo siempre, en autopistas que atraviesan en línea recta bosques o desiertos, y al fondo de las cuales empiezan a distinguirse en el horizonte los rascacielos de un downtown que se volverá fantasmal a las cinco de la tarde.

La paradoja de Estados Unidos es que no hay otro país que nos parezca más familiar, porque desde que nacemos nos alimentamos con sus imágenes y sus historias, y que sin embargo sea, en el fondo, tan ajeno a nosotros, tan íntimamente extraño. Bill Bryson, cuando volvió a su Iowa natal después de muchos años en Inglaterra, escribió un libro sobre su regreso y lo tituló El continente perdido. El país tiene mucho de eso, una inmensidad impenetrable no ya para los extranjeros, sino para los mismos nativos que viven en las grandes ciudades, y que llaman desdeñosamente al territorio entre las dos costas, Fly over country, el país remoto por encima del cual se pasa en avión, un vago Tíbet hermético en el que prevalece una teocracia de la Biblia, las armas de fuego, la raza blanca, la carne roja y el voto al Partido Republicano, que ya no es el de los patricios de los trajes oscuros, los acentos respetables y los clubes de campo, sino el del aquelarre populista y apocalíptico que desató hace ya casi diez años Donald Trump.

Me acuerdo muy bien del estupor por su victoria en noviembre de 2016. Aquel individuo de peinado inverosímil al que veíamos en las portadas chismosas de The New York Post y en un reality show más inverosímil todavía que se llamaba The Apprentice, de un día para otro era el sucesor de Barack Obama, y dejaba abolido con su vulgaridad de ricachón vocinglero el espejismo de elegancia y progreso postracial simbolizado por aquella pareja tan distinguida de piel oscura en la Casa Blanca, un edificio construido por esclavos. Ocho años más tarde, somos menos capaces todavía de comprender la atracción que un personaje así sigue ejerciendo sobre tantos millones de personas: un oligarca que viaja en un avión privado con grifos y retretes chapados en oro es visto como un héroe de la clase trabajadora por hombres y mujeres sometidos a la pobreza y despojados de cualquier forma de protección social; un depredador sexual que compra el silencio de actrices pornográficas y exesposas sucesivas inspira un fervor religioso cercano a la idolatría en cristianos evangélicos obsesionados por el pecado y el infierno; un machista grosero que celebra en público el tamaño de los genitales de un as del deporte y ha sido condenado por un delito de abusos sexuales provoca gritos entusiastas de mujeres cuando aparece como una estrella del rock en una tribuna; un racista confeso que califica de asesinos y violadores a los ilegales atrae a un porcentaje sustantivo de esos votantes de origen asiático o latinoamericano que llevan menos de una generación en el país pero ya recelan de los recién llegados, por esa inclinación que tienen a veces los explotados a rendir pleitesía a sus explotadores con la esperanza de dejar atrás a quienes están peor que ellos.

El espectáculo del domingo pasado en el Madison Square Garden fue un desbordamiento de esa realidad americana que para nosotros es imposible comprender, como un absceso de dimensiones monstruosas que revienta y que lo infecta todo: un caldo de cultivo aislacionista, integrista y xenófobo que ha existido siempre, pero que la hipocresía o la fortaleza institucional o el pudor reprimían. Uno tras otro, jaleados por una multitud que no rebajó su entusiasmo demente durante más de seis horas, los teloneros de Trump, con voces roncas de masculinidad amenazante, repitieron mentiras, insultos, exageraciones, calumnias, groserías tabernarias, bulos que parecería imposible que alguien en su juicio pudiera creer: las ciudades americanas han caído en poder de bandas de asesinos liberados de las peores cárceles del mundo; las víctimas de los huracanes en Carolina del Norte no reciben ayuda del gobierno federal porque el dinero que debería gastarse en las emergencias se regala a los inmigrantes ilegales, alojados en hoteles de lujo; Kamala Harris, además de incompetente y retrasada mental, es un títere manejado por sus proxenetas con la finalidad de destruir el país; también es el demonio, y el Anticristo; los demócratas son degenerados y gente de baja estofa que odia a los judíos. Un orador esgrimió un crucifijo con ademanes de exorcista y declaró que Kamala Harris no ama a Jesucristo y no admite en sus actos públicos a aquellos que sí lo aman. El exalcalde Rudy Giuliani aseguró que los niños palestinos, a los dos años, ya están adiestrados para matar. Solo Donald Trump podrá salvar a las niñas y mujeres americanas de los violadores, los asesinos, los secuestradores extranjeros; a los trabajadores de la penuria; a los pequeños empresarios de la rapacidad de los impuestos. Dios en persona votó por adelantado aquel día de julio en que lo salvó de la bala que providencialmente tan solo le rozó una oreja.

Casi cinco horas después, uno de esos himnos de rock religioso y patriótico que actúan como taladros sobre el cerebro anunció el advenimiento definitivo, la presencia terrenal del “mejor presidente en la historia del mundo”, “el más grande de los luchadores”, quien volvió a anunciar, levantando nuevos berridos de entusiasmo, “la mayor deportación en masa de toda la historia”. De tanto oír aumentativos, siempres y jamases, a mí también se me ocurrió uno: nunca en mi vida he tenido tanto miedo de unas elecciones.