El hombre por el que tu madre te hubiese abandonado. / GETTY IMAGES |
GUILLERMO ALONSO, 12.06.2024
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¡Hola!
Soy Guillermo Alonso, el mismo de la semana pasada. Había pensado en que esta newsletter consistiese únicamente en esa foto de Kevin Costner. Hola, aquí tiene a Kevin Costner con camisa vaquera, barba de dos días y una escopeta, ¡de nada! Feliz miércoles. Hay añadidos que solo molestan, como cuando una salsa arruina una carne deliciosa, pero por otro lado me siento en el deber de rellenar toda una caja de texto cada miércoles, de hacer que usted sienta que mereció la pena abrir este correo electrónico.
Yo no recordaba que Kevin Costner estaba tan bueno hasta que tuve que buscar imágenes para ilustrar el completo perfil sobre el actor que firmó Eva Güimil y que publicamos ayer en ICON. Sabía que estaba bueno, claro, es un galán clásico de Hollywood, probablemente el último de una estirpe, antes de que llegasen esos otros galanes que aparte de hacer películas también salen en la televisión y anuncian relojes, coches y cápsulas de café. Pero su belleza, su buenorrez, su hotness, llámelo como quiera, había quedado diluida en mi memoria por ese concepto tan complicado: el actor que excita a tu madre. No a la mía, ojo, a la mía le gustaba Carlos Herrera, sino a las madres en general, esas que decían cosas tipo: si viene Kevin Costner me largo y que te den a ti, que le den a tu hermano y que le den a tu padre.
Y claro, luego volví a ver imágenes de Revenge y entendí por qué millones de mujeres en todo el mundo estaban dispuestas a romper una familia por él. Kevin Costner, esa persona tan guapa que te daba rabia. Tengo una teoría: cuando Waterworld fracasó en todo el mundo, la gente pensó "que se joda, por guapo". Nadie podía ser tan guapo, tan talentoso y tan rico sin morder un poco el polvo, sin pagarlo. Cancelado por bello. A la gente guapa la queremos o casada con nosotros o fracasando. Nada de medias tintas.
Armie Hammer heredó un poco esa belleza. Él también cayó del pedestal, aunque en circunstancias más oscuras. Pero sobre Armie Hammer no puedo hablar en una newsletter respetable, mejor búsqueme en un bar y ahí sí que le digo todo lo que pienso de él. Mientras tanto, le debo dejar aquí, esta newsletter será hoy más corta de lo habitual porque ando con prisas, tengo una web que programar, un artículo a medias que debo terminar, una entrevista que hacer y esta tarde presento un libro en Madrid, ¿le he dicho alguna vez que he escrito algunos libros? El último se llama La lengua entre los dientes, debe de ser bueno porque lo dice mucha gente respetable en la solapa. En breve tendré otro, pero mientras tanto tengo este.
Hasta la semana que viene.
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