Da gusto ver el auditorio lleno hasta arriba, no cabía un alma. Disfruté anoche como un niño con el Requiem de Verdi, incluido en esta temporada de ópera. Magnífica la orquesta y el director y un 10 al coro. Al salir del concierto Santa Cruz era un hervidero de coches, no encontraba aparcamiento para cenar, aunque sí lo conseguí finalmente y conseguí sentarme a cenar en mi japonés favorito. Termina así mi vida social/ cultural en Tenerife hasta después de Navidad, creo, aunque pensándolo mejor...
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