Discutir cansa mucha, hasta el extremo, por lo menos en mi caso. Trabajar inmerso cada día en una nueva batalla me lleva a la extenuación y me hace plantearme constantemente dejar el trabajo, así de claro.
Leí hace tiempo una frase que decía algo así: "Muchas veces vale más tener tranquilidad que tener razón", lástima que me cueste tanto ponerlo en práctica.
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