La aprobación de una Ley que permitirá la construcción del Puerto de Granadilla significa la falta de respeto de los diputados de CC y PP hacia más de 52.000 personas (casi tantos votos como obtuvo Cristina Tavío), hacia muchos miles más que se manifestaron el 27 de noviembre de 2004 en Santa Cruz y su desprecio por el único recurso del que ya malvive la mayoría de trabajadoras y trabajadores de las islas: un paisaje mínimanente conservado que aún atrae millones de turistas (si bien a 180 euros por una semana en un hotel en Tenerife).
La Ley para construir el Puerto de Granadilla también supone la indiferencia, la arrogancia y la soberbia de los diputados que ningunearon los estudios de la comunidad científica, además de demostrarse la impunidad en que se mueven sus señorías, que aprueban leyes en contra del sentido común, de los intereses generales y de otras leyes, para favorecer a cuatro o cinco empresarios-políticos-empresarios, los mismos de siempre. Si tuvieran un mínimo de dignidad (pero eso es mucho pedir a la escoria que se sienta en los escaños del Parlamento), los diputados de CC y PP deberían renunciar a su inmunidad, para que puedan ser enjuiciados por el acto ilegal que acaban de cometer. Esta Ley es inconstitucional, pues vulnera derechos fundamentales básicos y además jurídicamente es impresentable, pues en lugar de aprobar una Ley para construir el Puerto de Granadilla (pues no tienen el valor) se aprueba otra para descatalogar especies protegidas con la misma finalidad. Si en Canarias existiera un pueblo organizado, no se dejaría robar impunemente. En algunas zonas andinas, a más de un alcalde de los que trajinan en las islas lo habrían quemado en la plaza pública: justicia popular (poco civilizada para los parámetros occidentales, pero eficaz). Tavío, tan locuaz como siempre, ha dicho en voz alta lo que pensaban los diputados de CC, Manuel Hermoso y Adán Martín: la ley que descataloga los sebadales “pone las cosas en su sitio para que se pueda iniciar una obra de estas dimensiones”. Y añado: “y de las dimensiones de los beneficios que proporcionará a algunos amigos de los que votaron la Ley”. Hasta ahora, los movimientos y organizaciones sociales de Tenerife han conseguido frenar el disparate gigantesco que supondría construir el Puerto Industrial de Granadilla. Han sido seis años de dura lucha, con altibajos, con diferencias. Esto lo aprovecharon muy bien en las últimas elecciones y, ante el contexto actual de mantenimiento de esas diferencias, aún salvables, en los sectores políticos, sindicales y sociales que impulsaron la manifestación del 27 de noviembre, CC y PP aprueban la Ley que permitirá la construcción del Puerto Industrial en Granadilla cuando queda todavía un año para los próximos comicios. Canarias está en vías de extinción. Sebadales y tortugas bobas son sólo un testimonio que estamos viviendo en directo. A esta situación nos han llevado los partidos políticos tradicionales que han tenido representación parlamentaria en los últimos 20 años. Ellos han sido también quienes han alimentado un sistema corrupto…desde el propio Parlamento; quienes han engañado sistemáticamente a la población. Mayor responsabilidad tiene sin duda ATI-CC, los falsos defensores del tinerfeñismo, los vendepatrias, los destructores de la isla. La crisis sistémica, la crisis del modelo económico (cuestionado ampliamente en la manifestación del 27-N de 2004), es también una crisis de los partidos que la han generado. Así que difícilmente serán ellos quienes la resuelvan y menos aún con la continuidad del mismo modelo. Lo que está en juego en Canarias en las próximas elecciones es la supervivencia misma de las Islas y de un pueblo; se requiere empezar un cambio de época, no una época de cambios, como dicen en algunos países de América Latina. En Tenerife, en Canarias, y más allá de dos o tres diferencias, es necesaria la constitución de un frente, de una alianza similar a lo que fue Asamblea por Tenerife en 2004: con autoridad moral y política y con capacidad de movilización. Para reponer las cosas en su sitio y mandar al paro a esa caterva de cínicos que abunda en el catálogo de políticos corruptos.
Ramón Pérez Almodóvar. http://www.canariasahora.es/opinion/5720/
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