Parece cosa de los gansters de los muelles norteamericanos de antaño, pero no es así, se trata de un país justo aquí al lado, uno de esos abusones que hasta hace muy poco compartía clase y pupitre con nosotros. Las últimas declaraciones de la Primera Ministra británica Theresa May nos hacen presagiar lo peor. Lo más gracioso es que estas declaraciones, las mismas, hubieran salido de la boca de Marine Le Pen las hubieran tachado de eurófobas, xenófobas, etc. Pero no, a la británica se la recibe con cautela, habrá que andarse con ojo. Esa defensa a ultranza de la mano de obra británica, esas amenazas con gravar las contrataciones de trabajadores extranjeros y guindas por el estilo, ¿qué es sino pura xenofobia? Ya sólo falta que diga que los judíos son los culpables de todos los males. Si es que no aprendemos.
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