Hace tres años me planteé "regalarme" un viaje iniciático a Jerusalén, pero no pudo ser. Ahora ha pasado algo de tiempo y vuelve a rondarme la idea de manera recurrente. Unos días catárticos para recargarme completamente y dar un descanso a mi piel. Quiero conocer la ciudad, sus raíces -que son las nuestras-, imbuirme de su historia, recorrer sus calles, doblar sus esquinas, sentir la Historia.
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