Departía el otro día con una amiga arquitecta con un cargo similar al mío en una Administración pública, aunque el suyo con más poder. Le contaba todo lo que llega a mi despacho, la cantidad de informes que me asignan y mi casi imposibilidad de desentenderme de un problema con un ciudadano si llegaba a mis oídos. Ella pensó la respuesta unos segundos, con calma y me respondió: ¿tú puedes parar la guerra en Ucrania? Extrañado respondí, no, no puedo. Pues ahí tienes la respuesta, me dijo, no puedes arreglar todos los problemas alrededor tuyo.
Lo intento y parece que funciona. Siendo un poco canalla, sólo deseo que a cierta gente la traten en alguna ocasión como tratan ellos a los demás; un poco de ojo por ojo, vale, lo admito, nadie es perfecto. Me obligo a creer en el karma por encima de todo.
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