domingo, 11 de junio de 2017

FRENO A LA PSEUDOCIENCIA

ELENA CAMPOS | PRESIDENTA DE APETP: “Sanidad debería lanzar ya una campaña contra las pseudoterapias”
Esta científica está haciendo presión en el Congreso para que los grupos pongan freno a la pseudociencia.

Todavía no ha cumplido 30 años, pero Elena Campos Sánchez (Serradilla, Cáceres, 1987) ya tiene muchos años de experiencia como científica a sus espaldas. Y también mucha batalla en el campo de la difusión de la ciencia y la lucha contra las pseudociencias. Precisamente, conoció a su actual jefa en el ámbito de la divulgación científica. "Sé en lo que andas metida", le dijo, como si se tratara de una actividad semiclandestina, antes de ofrecerle su puesto en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa. Allí investiga los complejos mecanismos que están detrás de enfermedades raras y tumores de la sangre. Frente a estos sofisticados y arduos pasos de la investigación biomédica, se ha formado un ejército de pseudoterapeutas con remedios tan simples como falsos. Y decidió lanzarse contra ellos con la misma pasión con la que defiende la ciencia: desde septiembre de 2016, Campos es la presidenta de la reciente Asociación para Proteger a los Enfermos de la Terapias Pseudocientíficas (APETP).

Esta científica forma parte de una nueva generación de divulgadores que no se conforma con montar un blog o coger antorchas en las redes sociales, sino que se atreve a dar un paso más y entrar en la pelea más determinante, la de la política. Desde hace unos meses, la APETP viene manteniendo reuniones con los distintos grupos parlamentarios para hacerles ver la urgencia de resolver este problema: "Las víctimas silenciosas" de los curanderos y falsos terapeutas que engañan a los pacientes e incluso les alejan del tratamiento médico que les puede curar o salvar la vida. Un problema que ha crecido demasiado y se ha inflitrado en ámbitos impensables: "Por ese aura que tienen, incluso en un centro como este hay gente que cree en las terapias alternativas aunque sepamos que no funcionan".

Pregunta. ¿Incluso en un centro de investigación científica?

Respuesta. No sé qué sigue quedando dentro del ser humano que necesita creer en algo superior para sentirse más seguro, quizás, que se suma a una desconfianza hacia determinada ciencia y tecnología. Todos queremos un móvil de última generación, pero en el campo de la salud, que debería ser más importante y considerarse de una forma más racional, recelamos y permitimos que entren en juego estos mitos.

P. ¿Qué puede hacer la APETP para romper ese ciclo?

R. Además de llamar a las puertas de los partidos políticos para que nos hagan caso, aparte de atender y llamar la atención de los medios de comunicación, básicamente tratamos de solicitar una mayor información al ciudadano, que se les alerte de que hay mucho curandero y mucho intruso suelto. Tienen que saber que cuando acudes a ellos tu salud está en riesgo y no tienes ninguna protección jurídica. Colaboramos con otras asociaciones, como el Grupo Español de Pacientes con Cáncer, para ayudar a llevar ese mensaje de alerta al paciente y con colegios profesionales como la Organización Médica Colegial (OMC) para que tomen conciencia de que tienen el problema dentro de casa.

P. En el ámbito de los médicos parece que hay un cambio de rumbo. ¿estas organizaciones son conscientes del fenómeno?

R. Hay que llegar al punto en que no haga falta que se les alerte o asesore porque son los principales interesados en proteger a los enfermos. Creo que se está tomando conciencia también gracias a que los medios de comunicación os estáis haciendo eco, transmitiendo casos flagrantes. Que los médicos españoles hayan creado el Observatorio contra las Pseudociencias y que se estén empezando a cerrar las secciones de homeopatía y similares dentro de los colegios profesionales indica que son conscientes del problema, tras llegar demasiado lejos. Y además ayudan a abrir los ojos a otros colectivos. Por ejemplo, los partidos políticos nos decían que la opinión pública está a favor de las terapias alternativas y que primero hace falta crear una masa social crítica que exija una mayor regulación y vigilancia y que a partir de ahí era más fácil actuar. Desde mi punto de vista esto es algo completamente irresponsable, porque deberían defender el sistema sanitario, pero si esa es la vía de la política habrá que intentarlo. Si los médicos empiezan a actuar, espero que otros profesionales sigan la misma vía, porque esto es una fraude que nos termina afectando a todos. Ahí tenemos los casos recientes de la enfermera italiana que no vacunaba a los niños o los padres que confiaban en la homeopatía para curar una otitis y cuyo hijo ha muerto.

P. ¿Qué impresión tiene tras reunirse con los grupos del Congreso?

R. Hay que hacer una excepción con Ciudadanos, que parece estar intentando que se tomen medidas y que se hable de este problema en el Congreso. Del resto, son más o menos conscientes, aunque dentro de la comisión de Sanidad hay muchos políticos que no tienen una formación sanitaria mínima para ser conscientes de las consecuencias de que lleguen a los pacientes técnicas que no están validadas científicamente. De manera general, sobre todo lo que vemos es que tienen miedo a la opinión pública. Creo que es un problema de cultura científica pero también que temen que la opinión pública se vuelva contra ellos, temen perder votantes.

P. La portavoz de Sanidad del PP no quiso desmarcarse de la homeopatía tras reunirse con su lobby.

R. Nosotros nos reunimos con seis miembros del PP y solo uno nos reconoció que era científicamente imposible que funcionara la homeopatía. Otros alegaban que, si hay profesionales sanitarios que dicen que puede funcionar y lo ofrecen en su cartera de especialidad, no entendían cómo no iba a funcionar. Muchos políticos están en el limbo con esto, porque ni están formados ni se han informado convenientemente. Después de las reuniones, hemos escrito a todos los grupos de nuevo para urgir alguna actuación y no hemos recibido respuesta de nadie. De nadie.

P. Salvo Ciudadanos, ¿no consiguieron nada de otras formaciones?

R. En las primeras reuniones fuimos con la intención de hacerles ver el problema. Pero también íbamos con toda la normativa para mostrarles, bien subrayados, los artículos que se están incumpliendo: "Este no se cumple, este tampoco, ni este, ¿qué pasa?".

P. ¿Qué les responden?

R. Pues en el típico caso de curanderismo, que haya establecimientos que ofertan actividades sanitarias que ni están dirigidos por un profesional sanitario ni tienen un médico al cargo, ni tienen un número de registro, etc., la respuesta en varias ocasiones fue: "No esperarás que vayamos inspeccionando en cada esquina de cada ciudad". Que era muy complicado, que se les escapaba. No entiendo por qué un profesional sanitario que cumple con la ley sí recibe inspecciones y sí se le exigen determinadas cosas mientras que nadie persigue a una persona que se salta completamente la legalidad. No lo entiendo. Es como si a un conductor que no tiene carnet de conducir además no se aplicaran las normas de tráfico. Si no es profesional sanitario y ejerce desde un centro que no está registrado ni habilitado como centro sanitario, puede hacer todo lo que quiera sin problemas. Y no creo que tenga que ser una responsabilidad del ciudadano tener que ir denunciando. Porque además nosotros hicimos precisamente eso, denunciar los centros que se saltaban la ley en Burjassot [el pueblo de Mario Rodríguez, que murió tras abandonar la quimio mientras seguía los consejos de un curandero] y seguimos esperando la respuesta del Ayuntamiento.

P. ¿Son conscientes de la gravedad del problema?

R. Los partidos nos dicen que se tienen que reunir con todos y yo entiendo que tienen que poner a la sociedad de acuerdo, pero es que la salud no consiste en contrastar opiniones. O funciona o no funciona. O sabemos que existe posibilidad de éxito del tratamiento o es un simple placebo. No debería tenerse a la opinión pública como pretexto para no actuar. Deberían estar informando y alertando a la población ellos mismos, y no nosotros. Tendría que ser la autoridad sanitaria la que impidiera que este fenómeno terrible se extendiese. El ciudadano puede participar pero no es su responsabilidad, sino de aquellos políticos que están en la comisión, en la dirección general, en la consejería, en el ayuntamiento...

P. ¿Falta voluntad?

R. Totalmente. No se implican y no lo consideran un problema real. No podemos estar vigilando cada calle, nos decían. ¿Entonces quién lo hace, nosotros?

P. ¿Qué es lo más urgente?

R. Es imprescindible hacer manifiesto el problema hacia la opinión pública. Está muy bien que los medios se impliquen pero tendría que ser el Ministerio de Sanidad quien hiciera una campaña informativa alertando del problema con las pseudoterapias, debería lanzar ya una campaña. Porque eso de alguna manera avisa al ciudadano, a los profesionales sanitarios y aleja a cualquiera que quisiera ejercer el curanderismo. Eso podría tener bastante impacto. Igual que se hicieron campañas de concienciación sobre el sida o contra la violencia de género, pedimos que se haga algo similar porque es un problema que está extendido por todo el territorio nacional. Por eso creemos urgente una campaña de concienciación por parte de las autoridades sanitarias competentes. 

P. Deben sorprender más si cabe los mensajes de los curanderos en oídos de científicos que se dedican a lidiar con la complejidad de las enfermedades.

R. Hay que desconfiar de aquel que te ofrece una panacea para curarlo todo. Sabemos que el proceso para alcanzar un fármaco con probabilidades de curar es arduo y larguísimo y quizá debemos esforzarnos más en trasladar ese mensaje. Pero esta gente es capaz de transmitir en un lenguaje supersencillo, adornado con palabrería pseudocientífica, una explicación que puede parecer lógica de por qué sucede algo.

P. ¿La culpa de esta situación es solo de las autoridades sanitarias?

R. Todos somos algo responsables. No puede ser que haya másteres y charlas pseudocientíficas en las universidades. Los científicos, por ejemplo, deberíamos ser combativos con las autoridades pero a la vez ser humildes y hablar con el ciudadano de a pie. La Sanidad está cosificando al paciente, dándole muy pocos minutos para que diga qué le pasa; hace falta humanizar esa relación y para que eso ocurra ese profesional sanitario necesita el tiempo suficiente, por lo que otra vez la responsabilidad recae en las administraciones y las autoridades sanitarias.

P. No se hacen campañas, no se dedica tiempo al paciente, no se calcula la dimensión del problema, no se saca los inspectores a las calles... ¿Y los medios? Los hay incluso que dedican sus páginas a publicitar insistentemente curanderos y sus peligrosos remedios.

R. ¿En qué medio de comunicación, sea escrito, radio o televisión, no encuentras alguna noticia o algún artículo en el que se promocionen terapias sin fundamento? Es que incluso los medios públicos están colando informaciones pseudocientíficas. No se le puede dar voz a cualquiera en temas de salud, como hemos visto en casos como el de Saber vivir. O sin ir más lejos, la columna del pasado domingo de Rosa Montero, que adolecía de un mínimo de cultura científica. Y eso tiene sus consecuencias, porque tiene un impacto social al inducir a error a los lectores, pudiendo acarrear consecuencias desconocidas por creer que la homeopatía es un tratamiento válido.

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