La batería de mi coche murió ayer. Cuando me disponía a salir de mi casa para subir al trabajo hizo un par de amagos y no pasó de eso. Llamé a un taxi y aquí subí, a esa hora no habría podido, ni se me ocurre, llamar a nadie para contarle mis cuitas.
¿No se te ocurrirá subir mañana en moto a La Esperanza?, me decían anoche recurrentemente mis amigos. No, no, todo controlado, subo en taxi. Alarmados ante tanta alarma, ya había decidido que no era cuestión subir motorizado ante supuestas ráfagas huracanada cual grito de Pepe Pótamo. Del viento anunciado aún no se sabe nada, seguimos expectantes.
Mientras me tomaba el primer café esta mañana vi una nevera nueva, flamante, donde se exponían una serie de coloridas botellas de refrescos, esos mismos que los carga el diablo (de azúcar), donde relucían con fulgor los Clipper de fresa, verdaderas joyas de la gastronomía grancanaria. Churros con Clipper de fresa, el desayuno de los campeones para finalizar una noche de marcha; lo mejor para evitar la resaca.
Una canzone anche per te/ e per quello che non c'è,/ per chi ha un sogno a metà/ e per chi non ha niente, canta la maravillosa Mina. De nada.
Feliz jueves con sabor a viernes.
♫
No hay comentarios:
Publicar un comentario