Mi amigo J, que siempre que viene a visitarme al despacho me cuenta historias del presente y, sobre todo, del pasado, acaba la conversación recordándome que estamos en guerra constante y que las balas nos silban cada vez más cerca. Yo me río, pero lo miro fijamente porque el sentido de la frase no me gusta nada, supongo que porque es verdad, de las verdaderas.
Estas dos últimas semanas han sido fatídicas, un accidente de moto del hijo de un amigo, una compañera (¡maldito cáncer!), la caída en casa de un amigo de cierta edad, otro al que no terminan de darle el alta, el padre de un antiguo concejal... Y restando, espero.
Vuelve a estar de actualidad la oda de Horacio Carpe Diem. Con esto queda dicho todo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario