Vivimos en una isla donde el tráfico es un horror, qué les voy a contar, ¿no es así? Levantarse cada mañana a las 4 de la mañana no es apetecible en absoluto, aunque uno acaba acostumbrándose a (casi) todo, suelo decir cuando veo la cara de sorpresa al conocer mi absurdo horario de trabajo.
> ¿Te levantas a esa hora todos los días? Yo no podría, con lo que me gusta dormir.
> Sí, es terrible, aunque ya estoy acostumbrado y, además, me permite trabajar en lo mío (qué ufano, "en lo mío", acabo pensando) los viernes.
> Ah, visto así. Pero no, prefiero dormir, sentencian.
Así, año tras año, se sucede esta conversación recurrente que ya tengo aprehendida y con la que me siento cómodo hablando porque la historia me la sé de memoria y las respuestas salen solas de mi boca.
A lo que iba: el tráfico, mi horario de trabajo y la guinda del pastel... ¡Nunca he sufrido una cola al entrar a trabajar! Claro que ¿quién conduce a las 4:30am camino de su oficina? Pues yo, ya ven, incluso días como hoy que, torpe de mi, decido coger la moto para moverla sin mirar el pronóstico del tiempo. Y sí, Murphy's Law again! Lluvia.
La vida tempranera se organiza según la profusión de las colas, de la cantidad de coche con la que nos encontraremos en la autopista si salimos a una hora, unos minutos antes u ¡horror! un rato después.
¿Y este rollo a qué viene? Perdona, todo tiene su explicación. Viene a cuento porque estuve ayer en la presentación del libro LA MOVILIDAD SOSTENIBLE, escrito por mi amigo y compañero de trabajo Tino (Florentino Guzmán Plasencia). El acto se desarrollaba en el Salón Noble del Cabildo de Tenerife, un lugar siempre interesante, empezó con una palabras de la Presidenta del ídem, un panegírico sin mayor interés, para seguir con sendos catedráticos de la universidad, aquí ya la cosa se puso más interesante. Finalmente habló Constantino, como lo llamaba la Presidenta, para esbozar una sucinta y muy interesante semblanza del contenido de su libro. ¿A quién no le gusta un baptisterio?, hubieran dicho en la televisión. Pero no, aquí se habló de movilidad, de tráfico, de conexiones, de problemas reales de la isla, de sus posibles soluciones y del futuro.
Bien sabido es que las palabras se la lleva la más mínima brisa, de manera que habrá que estar expectantes y ver si tanta buena predisposición política para utilizar las ideas renovadoras del estudio da su fruto (se implementan, como se dice en estos tiempos) o, como mínimo, se estudian en profundidad.
La presentación de un libro no da para más, no es cuestión de desgranar su contenido punto por punto, pero el esbozo del autor me hizo pensar que algunas cosas me sirven para empezar a debatir, cómo no. ¡Vade retro, Singapur!
Esta tarde me acerco a la librería.
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