jueves, 7 de noviembre de 2024

7 PUNTOS SOBRE LA DANA

Foto de Pablo González-Cebrián donde se observa a dos vecinos de Paiporta cargando agua embotellada ante la falta de suministro de agua potable. Claro que lo de la falta de suministro puede indicar un sesgo político del periodista o, si me apuras, del fotógrafo; puede incluso no ser una foto actual, ni ser en España, ni siquiera en  Paiporta; puede que lo que carguen sea vodka para un botellón o estén en medio del rodaje de la serie sobre el 2º libro de Apocalipsis Z. ¡A saber!

Compartir información, reenviar whassaps o correos, recomendar alguna web, etc., es ahora una tarea de alto riesgo porque a) ¡a saber si lo que se comparte es cierto!, b) ¡a saber si van a llamarte tendencioso o vocero de X o Y (de unos o de otros). 
Un vídeo "objetivo" sobre la historia de Oriente Medio, Palestina, Israel y sus países limítrofes, es tendencioso según la fuente de la que se extraiga, por mucho que describa hechos históricos. Con la dana pasa lo mismo, que si éste es el vocero de aquél o del otro... En fin en la era de la desinformación y de los bulos, cada vez se hace más difícil cribar la información, o sea estar informado limpiamente. He aquí la paradoja del hambre y el restaurante: estoy famélico, pero la carta es tan grande que no sé qué pedir.
Todo nos ha convertido, al menos a mi, en cínicos desconfiados, pero aún así tenemos que seguir informándonos de la manera que estimemos para que no nos timen.

Tras la DANA: reflexiones sobre un fracaso que no debe repetirse
Alejandro Maceira, 04.11.2024

1 . El riesgo anunciado de la rambla del Poyo

La catástrofe en l’Horta Sud, una comarca valenciana densamente poblada que agrupa municipios cercanos a la capital y de larga tradición agrícola, se enmarca en una serie de fenómenos meteorológicos que han ocurrido históricamente en la región. Sin embargo, según el consenso científico, el cambio climático está intensificando tanto la frecuencia como la magnitud de estos eventos, convirtiendo episodios naturales como esta DANA en sucesos cada vez más destructivos. Aunque el cambio climático no es la causa directa de estas lluvias torrenciales, actúa como un amplificador que agrava sus efectos y aumenta sus consecuencias en términos de daños y vulnerabilidad.

En la Comunidad Valenciana, los riesgos asociados a cauces y barrancos vulnerables son bien conocidos. La rambla del Poyo, un arroyo que en condiciones normales permanece seco o con un caudal mínimo, ha sido considerada durante décadas como una amenaza latente debido a su capacidad para transformarse en un torrente incontenible durante lluvias intensas. Este cauce, que nace en las montañas de Cheste y Chiva y atraviesa localidades como Torrent, Paiporta y Catarroja antes de desembocar en l’Albufera, figura marcado en rojo en los planes de ordenación territorial como una de las áreas de mayor riesgo.

El pasado 29 de octubre, el Poyo alcanzó un caudal sin precedentes, superando los 2.200 metros cúbicos por segundo, casi cinco veces el máximo histórico. Desde primeras horas de la mañana, el flujo aumentó rápidamente hasta llegar a alcanzar un caudal superior al de grandes ríos en condiciones normales. Esta fuerza incontenible desbordó el cauce y se vio intensificada por infraestructuras como carreteras y vías de tren que obstaculizan el flujo natural hacia l’Albufera. Este “efecto embudo” elevó la presión sobre municipios como Paiporta, Sedaví y Catarroja, donde la situación se salió de control en pocas horas.

2 . Medidas diseñadas, pero no ejecutadas

A lo largo de las últimas décadas, se han planificado acciones para reducir el riesgo de inundaciones en la Comunidad Valenciana, especialmente en áreas vulnerables como el Poyo y el barranco de la Saleta. Un ejemplo de estas medidas es el plan para construir un cauce alternativo que conecte la rambla del Poyo con el nuevo cauce del Turia, acompañado de sistemas de drenaje y un azud de derivación. Este conjunto de obras, diseñado para reducir el riesgo de desbordamientos en municipios como Paiporta, Alaquàs y Aldaia, ha quedado incompleto debido a la falta de financiación y continuos retrasos administrativos.

Las restricciones presupuestarias y la escasa prioridad política otorgada a estos proyectos han frenado su desarrollo, postergando obras que habrían podido mitigar significativamente el impacto de lluvias extremas como las recientes.

3 . Infraestructuras clave: lo que sí funcionó y evitó una tragedia mayor

A pesar de la enorme devastación que ha dejado la DANA en la Comunidad Valenciana, algunas infraestructuras cruciales demostraron su efectividad para mitigar el impacto en áreas urbanas. En particular, la ciudad de Valencia se salvó de una catástrofe gracias a dos obras esenciales de ingeniería: el nuevo cauce del río Turia y el embalse de Forata.

El nuevo cauce del Turia: una salvaguarda esencial

El desvío del Turia, comúnmente conocido como Plan Sur, fue una obra monumental creada tras la trágica riada de 1957, que dejó una profunda marca en la historia de Valencia. Esta solución consiste en un cauce alternativo de más de 11 kilómetros, diseñado para desviar el agua alrededor de la ciudad, con capacidad para manejar hasta 5.000 metros cúbicos por segundo. Durante esta DANA, el nuevo cauce absorbió grandes volúmenes de agua, acercándose a su capacidad máxima, y así evitó que el río se desbordara y llegara al núcleo urbano.

La creación de este cauce ha demostrado ser una salvaguardia esencial, protegiendo a Valencia de inundaciones y evitando la repetición de una tragedia similar a la de hace más de 60 años.

El papel estratégico del embalse de Forata

Otra infraestructura clave en este episodio ha sido el embalse de Forata, situado en el río Magro, que jugó un papel fundamental en la reducción del impacto de la crecida en áreas ubicadas aguas abajo. Construido en 1969, el embalse tiene una capacidad de 37 hectómetros cúbicos y, durante la DANA, soportó la entrada de casi 20 hectómetros cúbicos en tan solo tres horas. Este volumen de agua, retenido en Forata, disminuyó significativamente la presión en el cauce del Magro y ayudó a proteger zonas habitadas, reduciendo el riesgo de desbordamientos más graves. En este evento, el embalse actuó como un importante freno para el caudal desbordado en el río, contribuyendo de manera decisiva a limitar los daños.

El funcionamiento exitoso de estas infraestructuras subraya el valor de la ingeniería preventiva y la planificación hidrológica a largo plazo, confirmando que una inversión estratégica en infraestructura puede marcar la diferencia en la protección de las ciudades frente a fenómenos meteorológicos extremos.

4 . Una amenaza que no se puede eliminar, pero sí mitigar

Aunque no se puede eliminar la amenaza de fenómenos meteorológicos extremos, sí es posible mitigar su impacto con una planificación rigurosa y, sobre todo, con inversiones sostenidas en infraestructuras. Las directrices europeas y nacionales para la ordenación del territorio y la gestión del riesgo de inundación llevan décadas en vigor, pero su ejecución efectiva sigue posponiéndose, dejando a la población vulnerable ante eventos que, en un contexto de cambio climático, son cada vez más frecuentes y violentos.

Este episodio de lluvias extremas también pone de manifiesto los riesgos de una urbanización acelerada en áreas tradicionalmente vulnerables a las inundaciones. Desde la gran inundación de los años 50 en Valencia, muchos municipios periféricos, antes pequeños y poco poblados, se han integrado en el área metropolitana, ocupando zonas que actuaban como espacios naturales de drenaje. El crecimiento de la población y la demanda de viviendas asequibles han impulsado el desarrollo en terrenos proclives a las crecidas. Esta situación hace necesario reflexionar sobre si los riesgos de inundación han sido suficientemente considerados en estos planes de expansión urbana. La falta de previsión en la ordenación del territorio, al no priorizar el riesgo en las decisiones de desarrollo, ha convertido muchas zonas habitadas en puntos vulnerables frente a inundaciones cada vez más frecuentes.

5 . La DANA política

Además del desastre natural, hemos asistido a un espectáculo político que añade una capa de frustración para los ciudadanos. Esta “DANA política”, con su fenómeno de acusaciones cruzadas y reproches, parece ganar intensidad con cada desastre. Como en Los garrotazos de Goya, las figuras atrapadas en su propio enfrentamiento se golpean sin sentido, sin advertir que el fango los rodea y que ambos se hunden.

Este intercambio de recriminaciones entre administraciones y partidos, lejos de aportar soluciones, contribuye al desencanto ciudadano y da alas al populismo. Prometer soluciones milagrosas y simplistas es ignorar la complejidad de los problemas y la responsabilidad compartida que requieren. En lugar de buscar culpables individuales, necesitamos una revisión profunda de los procesos, clarificación de competencias y, sobre todo, una asunción de responsabilidades que permita hacer cambios efectivos y evitar que algo así vuelva a suceder.

Comprendo la frustración de quienes ven en esta situación una señal de “estado fallido”. Sin embargo, no comparto esta visión, especialmente en el ámbito de la gestión de recursos hídricos. En España, contamos con técnicos altamente capacitados en las Confederaciones Hidrográficas, Ministerios, Comunidades Autónomas y Agencias Meteorológicas. A esto se suma el valioso conocimiento aportado desde universidades y centros de investigación, que ofrecen una base científica y técnica de primer nivel para enfrentar estos desafíos. Además, en el sector privado, disponemos de ingenierías, constructoras y gestores de servicios con profesionales, tecnología y experiencia necesarias para implementar planes y medidas eficaces.

El problema no radica en la falta de capacidad o talento, sino en la insuficiente coordinación y uso efectivo de estos recursos. No necesitamos “salvadores”; necesitamos una respuesta eficaz que, además de reconocer los errores, asuma responsabilidades y ejecute los ajustes necesarios para evitar que una tragedia así se repita.



6 . La importancia de una comunicación preventiva y eficaz

Además de mejorar las infraestructuras, resulta esencial adaptar la comunicación de riesgos a todos los canales disponibles, aprendiendo de los recientes errores que dificultaron la respuesta de la población. La falta de información clara y oportuna en esta última catástrofe sumió a muchas personas en la incertidumbre, sin saber cómo actuar ni dónde encontrar refugio. Los mensajes deben difundirse de inmediato y de manera comprensible, empleando redes sociales, alertas personalizadas y otros medios que alcancen a todos los sectores de la sociedad, en especial a los más vulnerables.

Para alcanzar esta transformación, resulta imprescindible una revisión profunda de los protocolos de alerta, con la participación de meteorólogos, hidrólogos, especialistas en protección civil y profesionales de la comunicación. Aunque la información meteorológica es esencial, no debe ser el único factor en los avisos, que deberían generarse de forma coordinada y constante. La población debe recibir actualizaciones en tiempo real, a través de dispositivos móviles y medios de comunicación, sobre lo que ocurre o puede ocurrir, cómo podría afectarla y qué acciones tomar.

También es importante señalar que la falta de coordinación entre organismos y administraciones generó mensajes confusos y, en ocasiones, contradictorios. Un sistema de comunicación organizado y fiable podría haber evitado estas contradicciones, orientando a la ciudadanía y minimizando los riesgos. Además, es necesario reflexionar sobre la implementación de medidas obligatorias en situaciones de alerta roja para proteger mejor a la población. Aprender de estos errores resulta fundamental para fortalecer el sistema de alerta y reducir significativamente los daños en futuros desastres.

7 . Una hoja de ruta para evitar futuros desastres

Esta DANA ha expuesto con contundencia las grietas en nuestra preparación y en la aplicación de medidas que hace tiempo deberían haber sido prioritarias. Aunque contamos con el conocimiento, la tecnología y los recursos necesarios, ha faltado una implementación adecuada, coordinada y eficaz. Las infraestructuras de drenaje y protección se han revelado insuficientes frente a la magnitud de los fenómenos actuales, y el desarrollo urbanístico en zonas de riesgo sigue siendo una amenaza latente.

Para evitar que esta catástrofe se repita, debemos actuar en varios frentes. En primer lugar, es urgente que las políticas de ordenación del territorio prioricen la seguridad y la sostenibilidad, restringiendo la construcción en áreas vulnerables y adaptando las infraestructuras en zonas de alto riesgo. La revisión de los planes territoriales debe incluir zonas de amortiguación y regulaciones estrictas en áreas inundables.

En segundo lugar, necesitamos una inversión decidida en infraestructuras de control de inundaciones, como drenajes sostenibles, embalses y otras soluciones de laminación de caudales que alivien el impacto de lluvias extremas. Asimismo, urge mejorar la coordinación entre administraciones y confederaciones hidrográficas para que las decisiones técnicas puedan aplicarse con mayor agilidad y cohesión.

Por último, la comunicación preventiva debe ser clara, creíble y accesible. Las alertas y mensajes a la ciudadanía han de llegar de manera oportuna y comprensible, utilizando múltiples canales, como redes sociales y alertas móviles personalizadas, para reducir el riesgo de confusión y garantizar que la población esté informada y sepa cómo actuar en situaciones de emergencia.

Desde iAgua buscaremos, como siempre, ser un espacio para el debate constructivo y un enlace entre técnicos y gestores, contribuyendo a identificar soluciones sólidas para el futuro. Conscientes de la gravedad del momento, dedicaremos el próximo número de iAgua Magazine, que se publicará en diciembre, a esta crisis y sus aprendizajes. Profundizaremos en los análisis y compartiremos ideas para avanzar hacia un entorno más resiliente, en el que el bienestar y la protección de las personas sean prioridades, y nos preparemos mejor frente a los retos de la naturaleza.

No me cabe duda de que todos los profesionales y entidades del sector del agua pondrán todos los recursos a su disposición para apoyar tanto en estos momentos críticos como en el esfuerzo de reconstrucción que vendrá después.

Por último, queremos reiterar nuestras más sinceras condolencias a las familias afectadas y reafirmar el deseo de que la recuperación empiece pronto, con el compromiso firme de no dejar a nadie atrás. Que este difícil momento sea también el comienzo de un camino hacia un futuro más seguro para todos.

Música de Pergolesi para "animar" tanta negritud.
*Stabat Mater Dolorosa. P.77-I

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