sábado, 30 de noviembre de 2024

LO MEJOR, CASI AL FINAL


Microsoft y Atom Computing anuncian un ordenador cuántico tras batir un récord de computación fiable
Una investigación de las compañías proclama el entrelazamiento robusto de 24 cúbits lógicos que asegura un procesamiento mejor que con sistemas clásicos.
Raúl Limón, 30.11.2024

Las compañías Microsoft y Atom Computing han publicado en el repositorio científico Arxiv la consecución de un récord cuántico: computación robusta y fiable mediante el entrelazamiento de 24 cúbits lógicos a partir de átomos neutros. Según ambas empresas, el avance les permite anunciar la comercialización de un computador de esta tecnología para este próximo año. “Los resultados muestran los avances hacia la ventaja cuántica científica [ejecutar tareas de manera más rápida, económica y eficiente que una computadora clásica], que requerirá no solo una computación fiable, sino también la integración con la inteligencia artificial y procesamientos de alto rendimiento”, explica Krysta Svore, técnica de esta tecnología en Microsoft.

Jian-Wei Pan, científico de la Universidad de Ciencia y Tecnología de China (USTC) y líder de uno de los mejores grupos de investigación cuántica del mundo, ya advertía hace dos años que uno de los logros más disruptivos en esta tecnología sería “contar con un cúbit lógico con mayor fidelidad que el físico”. El investigador calculaba que este avance se alcanzaría en unos cinco años. Microsoft y Atom Computing aseguran haberlo conseguido ya.

La computación cuántica aprovecha las propiedades de átomos, iones, fotones o sistemas superconductores para salvar las limitaciones binarias y multiplicar exponencialmente la capacidad de procesamiento. Lo consigue aprovechando la superposición de estados, el principio que permite estar simultáneamente en más de dos valores a la vez. Pero esta superposición es vulnerable a cualquier perturbación y la información contenida en cúbits físicos se pierde o altera (decoherencia), por lo que se utiliza la corrección de errores y la recuperación para desarrollar un cúbit lógico, que preserva la información cuántica.

“Pero no todos los tipos de cúbits permiten la corrección de errores cuánticos necesaria para permitir una computación fiable. Y sin ella, es poco probable que se logren soluciones valiosas a problemas clásicamente intratables [irresolubles con procesamiento convencional]. Es esencial pasar de la informática con cúbits físicos [vulnerables al ruido] a operar con lógicos y fiables”, argumenta Svore.

Para conseguirlo, Atom Coputing han recurrido a átomos neutros, con más estabilidad y capacidad de interconexión, como cúbits físicos para almacenar y procesar información cuántica mediante la manipulación con pulsos de luz láser.

Con 112 de ellos se han desarrollado, mediante la plataforma Azure Quantum de Microsoft, 24 cúbits lógicos entrelazados (el mayor número registrado hasta la fecha en un sistema comercial de átomos neutros) cuya fidelidad, según la investigación publicada en Arxiv, ha sido del 99,6%, la mayor robustez alcanzada por un sistema comercial, según los investigadores. Microsoft ha conseguido en esta ocasión duplicar los 12 cúbits lógicos fiables que alcanzó anteriormente con una trampa de iones de Quantinuum.

“Esos qubits lógicos son capaces no solo de entrelazarse, sino también de someterse a muchas operaciones lógicas sin fallar para permitir soluciones exitosas a cálculos complejos”, asegura Svore. La confluencia de ambas tecnologías permite, de acuerdo con las dos compañías, “una corrección de errores cuánticos más rápida, avanzada y eficiente”.

“Los cúbits lógicos han realizado con éxito cálculos basados en el algoritmo de Bernstein-Vazirani [un algoritmo cuántico diseñado por Ethan Bernstein y Umesh Vazirani a principios de los noventa para resolver un problema específico de forma más eficiente que por métodos clásicos]. Además, fueron capaces de producir una solución más precisa que el mismo cálculo con cúbits físicos”, detalla la investigadora de Microsoft.

En este sentido, Ben Bloom, fundador y director general de Atom Computing, añade: “Nuestra tecnología de átomos neutros altamente escalable se puede utilizar para crear grandes cantidades de cúbits de alta fidelidad, que son una parte crucial de la estrategia de Atom para construir computadoras cuánticas tolerantes a fallos”.

Los resultados han llevado a las dos compañías a anunciar la comercialización de un computador cuántico el próximo año con la tecnología desarrollada. “Al acoplar nuestros cúbits de átomos neutros de última generación con el sistema de virtualización de Microsoft [cúbits lógicos], ahora podemos ofrecer una máquina cuántica comercial confiable. Este sistema permitirá un rápido progreso en múltiples campos, incluyendo la química y la ciencia de los materiales”, asegura Bloom.

Las compañías no han especificado el precio de próximo computador que, además del sistema desarrollado a partir de los átomos neutros, integrará nube de computación de alto rendimiento (HPC) y modelos avanzados de inteligencia artificial a partir de la plataforma Azure Elements,

Este recurso ya se utiliza en química generativa para el desarrollo de nuevas moléculas sintetizables y útiles. Además, permite la creación de nuevos conjuntos de datos para entrenar modelos de inteligencia artificial y proporcionar soluciones a problemas complejos en otras industrias.

En este control de las unidades de información cuánticas participan numerosos laboratorios del mundo. En el ámbito de equipos, el Instituto de Investigación de Electrónica y Telecomunicaciones (ETRI, por sus siglas en inglés), en colaboración con el centro tecnológico coreano Kaist y la Universidad de Trento, ha anunciado el desarrollo de un sistema capaz de controlar ocho partículas de luz portadoras del campo electromagnético utilizando un chip de circuito integrado fotónico.

El equipo de investigación midió el efecto Hong-Ou-Mandel, un fenómeno cuántico por el cual dos fotones que entran desde diferentes direcciones pueden interferirse y recorrer juntos el mismo camino, y consiguió un estado entrelazado de cuatro cúbits en un circuito integrado. El objetivo es fabricar chips de 16 y 32 cúbits para avanzar en computación cuántica.

“Planeamos avanzar en nuestra tecnología de hardware [equipamiento] cuántico para un servicio de computación basado en la nube. Nuestro objetivo principal es desarrollar un sistema a escala de laboratorio para fortalecer nuestras capacidades de investigación en computación cuántica”, explica Yoon Chun-Ju, vicepresidente de la división de esta tecnología en el ETRI.

Su compañero Lee Jong-Moo, que participó en el desarrollo, es cauto aún, a pesar de los avances: “La investigación para la implementación práctica de los ordenadores cuánticos es muy activa en todo el mundo. Sin embargo, aún se necesita una amplia investigación a largo plazo para realizar la computación cuántica práctica, especialmente para superar los errores computacionales causados por el ruido en los procesos cuánticos”.

En este sentido, científicos del Instituto Max-Planck han demostrado una forma particularmente eficiente para que los fotones pueden entrelazarse con fonones acústicos de una forma resistente al ruido externo, según publica Physical Review Letters. La posibilidad de implementar este concepto en fibras ópticas o chips fotónicos integrados hace que este mecanismo sea de especial interés para su uso en tecnologías cuánticas modernas.

BEBEN Y BEBEN

Se me ha perdido un viernes, en serio. Hoy me levanté temprano, como (casi) siempre, convencido de que lo hacía un viernes, pero no. Resulta que es sábado, ni me había dado cuenta; otra demostración palmaria de la relatividad del tiempo o, visto de manera más pesimista,  que se nos va la vida en un suspiro.
Ya saben a buen entendedor...
Leo esta mañana un poema de Gloria Fuertes, "Amor que libera" y escucho el Concierto de Aranjuez de Joaquín Rodrigo interpretado por Paco de Lucía con la Orquesta de Cadaqués dirigida por Edmon Colomer. 
Ya no soy la niña amarga
que tenía un mar de llanto
y alta ortiga por el alma.
Ya no soy la niña enferma
que al oír risas lloraba;
ya salí del solitario
bosque que me acorralaba.
Ahora soy la niña verde,
porque floreció mi calma.
Ya no soy la loca triste,
ya no soy la niña blanca,
nuevo amor ha traspasado
con el nardo de su lanza
mi corazón, que ahora tiene
un nombre de menta y ámbar.
¡Ay cuánta sonrisa noto
que trepa por mis espaldas!
¡Qué brillo tienen mis ojos
—viudos de siete mil lágrimas—!
La vida me sabe a verso
y los besos a manzana.
—El monte arregla sus pinos,
por las rocas el mar baila—.
El amor danza en mi pecho.
¡Ya me quiere! ¡Ya me aguarda!
Ya no soy la loca triste,
que al oír risas gritaba;
ahora soy la niña dulce,
ya no soy mujer amarga.

El sonido del tambor de la lavadora girando intenta apagar la guitarra, pero no lo consigue, únicamente la acompaña. Entra la luz perpendicular al chester recién lustrado y la casa solitaria, huérfana de viernes también, se prepara para un sábado tranquilo, quizá de lectura y algo de siesta. ¿Vida social? Pues no sé a estas horas de la mañana, pero es otra opción válida. Los amigos son como la buena música, siempre traen alegría y alimentan el alma.

Mañana es domingo, día 1 de diciembre, empiezan las Navidades, a pesar de la insistencia de supermercados y centros comerciales, apuntados raudos a eso de darlas por comenzadas tras amortizar Halloween. Llega Mariah Carey y su ♫All I want for Christmas is you♪, Michael Bublé, el odioso tamborilero de Raphael, los peces a los que no se le calma la sed y las muñecas de Famosa que siguen anda que anda dirigiéndose al Portal cual conejitos de Duracell. Unas Navidades marcadas por la resaca de la DANA valenciana, el congreso del PSOE, las guerras interminables en Ucrania y Gaza -la del Líbano parece que va algo mejor-, la inefable Ayuso agazapada (¿a qué espera?), el goteo de pagos a miembros del Gobierno, aún sin pruebas; la mujer del Presidente, que más parece el título de una novela o de una serie de TV, etc. 

Me gusta la Navidad. Vigo encendida, otras ciudades a la zaga, reportajes en la tele recordándonos lo que vamos a gastar en Nochebuena y en qué viandas, la enésima crisis, las tiendas vacías pero sin que quepa un alma en la calle, el turrón que vuelve por Navidad -mira que está rico el de chocolate, sal y pistachos de Turrones San Vicent-, los panetones hasta en la sopa, los almuerzos de trabajo (este año me lo pierdo), las cenas de amigos, las que fueron cestas navideñas reemplazadas por feas cajas de cartón, los reyes magos trepadores haciéndole la competencia a Papá Noël y así podríamos seguir elemento tras elemento.

Tiempo de viajes, cerca o no, de reencuentro, de compartir. Tiempo de envolver regalos, de lista de deseos que no se cumplen y otros que sí, de ópera y conciertos de final de año, de valses, de encrucijadas resueltas, de otro año más a contar o a descontar, que no es lo mismo pero es igual.
Y, sobre todo, de dar gracias, porque siempre hay alguna razón para ello. ¿O no?
Joaquín Rodrigo, *Concierto de Aranjuez.
Paco de Lucía

viernes, 29 de noviembre de 2024

DE NADA

Carl Philipp Emanuel Bach, *Keyboard Sonata in A Major.

EL ARMAGEDÓN


¿Cuándo tendremos el valor de detener la crisis climática?
El capitalismo está provocando la destrucción del planeta. Debemos buscar soluciones fuera —y en contra— de nuestro sistema económico.
Sally Rooney, 29.11.2024

Si seguimos quemando combustibles fósiles al ritmo actual, iremos sin remedio hacia el derrumbe apocalíptico de la civilización. Y lo más asombroso es que ya casi nadie discrepa seriamente de esta afirmación. No solo porque el consenso científico es abrumador, sino porque, cada vez más, nosotros mismos podemos ver personalmente las pruebas. Los fenómenos meteorológicos letales son cada vez más frecuentes y graves en todas partes. Los agricultores experimentan en carne propia las consecuencias del aumento de las temperaturas, la inestabilidad de los patrones climáticos y la pérdida de biodiversidad. La mayoría de los líderes mundiales se han comprometido a reducir las emisiones de carbono. “No se puede negar la ciencia”, dice Simon Harris, “el planeta está en llamas”. A pesar de ello, año tras año, los objetivos no se cumplen, los combustibles fósiles generan beneficios gigantescos y las emisiones mundiales de carbono siguen aumentando.

¿Cómo es posible? La humanidad parece estar atrapada en un siniestro combate a muerte y una lucha desesperada por sobrevivir. ¿Pero contra qué enemigo? ¿Qué poderosa fuerza es esa que está luchando por la extinción de la humanidad? Algunos quieren hacernos creer que somos nosotros, unas criaturas intrínsecamente codiciosas, condenadas a destruir todo lo que tocamos. Pero la verdad es que los seres humanos habitan la Tierra desde hace cientos de miles de años y no empezaron a emitir niveles peligrosos de dióxido de carbono hasta el nacimiento de la sociedad industrial, en el siglo XVIII. Y la mayor parte de ese incremento se ha producido hace muy poco. En una proporción abrumadora, durante las últimas décadas, cuando ya se conocía el peligro del cambio climático. Si la causa del calentamiento de nuestro planeta es la codicia humana, debe de ser una codicia especial, sorprendentemente tardía —dada la larga historia de nuestra especie— y de una fuerza inesperada. Pero quizá podemos darle un nombre más apropiado y concreto: capitalismo.

A diferencia de otras formas de organización de la vida económica, el sistema capitalista genera —y necesita— un crecimiento exponencial. Antes de la era del capitalismo industrial, la producción económica no solía variar mucho entre una década y otra, ni siquiera entre un siglo y otro. Un campo producía más o menos las mismas cosechas en 1200 que en 1600. La aparición del capitalismo cambió todo. Hoy, como en la época de la máquina de vapor, las economías capitalistas deben crecer sin parar, y no hasta alcanzar un supuesto estado final de abundancia perfecta, sino para seguir avanzando: más recursos, más producción, más consumo, siempre más. Crecimiento significa rentabilidad de la inversión, que es la base de la economía capitalista. Quienes tienen capital para invertir quieren que su dinero crezca, no porque son malévolos ni dementes, sino porque ese es el principio básico de la propia inversión. Como explica el filósofo político Kohei Saito, el capitalismo, sencillamente, no puede “desacelerar”. El impulso de crecer es el motor del sistema. Y ese motor, como casi todos los demás, funciona con combustibles fósiles.

Por supuesto, este panorama está incompleto. El carbón, el petróleo y el gas no son más que sustancias inanimadas, sin ninguna capacidad intrínseca de influir en nuestra economía. Para que los combustibles fósiles generen beneficios, la gente debe pagar por ellos o por los bienes que ayudan a producir. Y paga. Desde los vuelos de larga distancia hasta los coches de lujo, pasando por la moda rápida, los consumidores pudientes están encantados de profanar nuestro planeta a cambio de tener diversión y comodidad. Pero el consumo, en sí, por muy derrochador que sea, no genera ni necesita un crecimiento exponencial. Si una persona compra 10 camisas un año, no hay ninguna lógica económica que le obligue a comprar 12 o 15 el año que viene. El crecimiento es un principio del capitalista, no del consumidor. Y la diferencia entre las necesidades de las personas y las necesidades del capital es muy evidente. Aquí, en Irlanda, al mismo tiempo que muchas familias tienen dificultades para pagar el recibo de la luz, los centros de datos de las empresas privadas consumen más electricidad que todos los hogares urbanos juntos.

¿Y la democracia? ¿La democracia de quién? Al fin y al cabo, nuestro sistema político no es una democracia única mundial, sino una jerarquía desigual de naciones. En la práctica, un puñado de votantes en los estados bisagra de Estados Unidos tiene más poder para determinar la velocidad y la magnitud del calentamiento del planeta que los demás miles de millones de habitantes de la Tierra. Como es sabido, los colonos norteamericanos se rebelaron contra el hecho de que pagaban impuestos pero no estaban representados. ¿Es muy distinta la destrucción medioambiental sin derecho a representación? Incluso aunque las emisiones de carbono se repartieran de forma democrática —cosa que no ocurre—, ¿por qué los votantes de los países más ricos van a tener derecho a envenenar el aire, el mar, el suelo y los ríos de toda la Tierra? El carbono emitido en Estados Unidos y Europa causa estragos en Pakistán, Haití, Somalia y Filipinas, pero los habitantes de esos países no tienen derecho a votar en las elecciones estadounidenses ni europeas. Esta forma de organizar nuestra vida política colectiva se parece, más que a una democracia, a otro sistema político que en Irlanda conocemos bien: el imperio.

Sin embargo, las moléculas de carbono no saben de política electoral ni de soberanía nacional. El carbono presente en la atmósfera no respeta las fronteras, por muy armadas y vigiladas que estén. Podemos considerarnos ciudadanos de un país y miembros de una democracia nacional, pero, ante la destrucción de los ecosistemas planetarios, somos, sobre todo, habitantes de una misma Tierra. Sabemos que las personas más pobres del mundo —que trabajan en centros donde las explotan, campos y minas, para enriquecer aún más a los más ricos— son las que ya están sufriendo las primeras y más graves consecuencias climáticas. Pero no nos engañemos: esta crisis nos alcanzará a todos. Las inundaciones devastadoras como las que acaban de cobrarse cientos de vidas en Valencia son cada vez más frecuentes y catastróficas. También lo son las tormentas más dañinas. Solo en 2023, se calcula que murieron 47.000 europeos como consecuencia del calor extremo. Y esto no ha hecho más que empezar.

Los votantes preocupados por el futuro de la vida humana en la Tierra todavía pueden optar por apoyar a los pocos partidos de izquierda radical que intentan comprender la magnitud del problema, como People Before Profit en Irlanda. Por su parte, los consumidores preocupados por el clima pueden reducir su propio impacto en las emisiones de carbono volando menos en avión, comiendo menos carne o ninguna, comprando menos artículos innecesarios, y así sucesivamente. Estos gestos no son desdeñables, en absoluto, pero tampoco son suficientes para poner de rodillas a los grandes intereses dependientes de los combustibles fósiles. La destrucción del ecosistema mundial y el aumento de las temperaturas exigen que busquemos soluciones fuera —y en contra— del marco de nuestro sistema político actual. Si queremos que los niños de hoy tengan futuro en este planeta, no podemos seguir coloreando obedientemente dentro de los bordes marcados.

¿Qué nos queda entonces? ¿Protestas callejeras, cartas, campañas públicas? ¿Tirar sopa en las galerías de arte? Pero todas esas tácticas no sirven más que para influir en la opinión pública. Las multinacionales no están destruyendo la Tierra porque quieran ganarse las simpatías de la gente, sino para obtener beneficios. Si queremos un verdadero cambio, tenemos que estar dispuestos a poner en peligro esos beneficios y a aprender de quienes ya lo han hecho. Aquí, en el condado de Mayo, los activistas de la organización Shell to Sea se dedicaron durante más de una década a luchar contra la construcción de un gasoducto y una refinería que quería emprender Shell, el gigante de los combustibles fósiles. En 2005, empezaron a organizar piquetes en las obras, impedir la entrada de los trabajadores e incluso sabotear infraestructuras, por ejemplo, destrozando las pistas de madera tendidas sobre las turberas. Los manifestantes fueron objeto de represión violenta e intimidación a manos de la policía (la Garda) y la seguridad privada, pero aguantaron. En 2012 se calculó que los retrasos causados por las acciones de la comunidad habían triplicado el coste total del proyecto. Sí, el gasoducto acabó construyéndose. Pero, en una economía de mercado, solo pensar en el coste de los retrasos puede hacer que una inversión sea menos atractiva. Si un grupo local de activistas comprometidos puede suponerle a Shell un gasto de mil millones de euros o más, imaginemos cuánto podrían conseguir una docena o un centenar de grupos de ese tipo.

¿Qué da a las multinacionales el derecho a contaminar el aire que respiramos, drenar nuestras aguas subterráneas y agotar los menguantes recursos de nuestro planeta, mientras nos quita a los demás el derecho a impedírselo? Una idea concluyente: la propiedad privada. Como los ricos poseen cosas y los pobres no, es legal que los ricos destruyan la Tierra e ilegal que los pobres se lo impidan. En su libro de 2021 Cómo dinamitar un oleoducto, el teórico y académico sueco Andreas Malm escribió: “La propiedad no está por encima de la Tierra; no hay ninguna ley técnica, natural ni divina que, en esta emergencia, la haga inviolable”. O nos enfrentamos al sistema que está amenazando nuestra civilización, o “la propiedad nos costará la tierra”. Con cada año y cada mes que pasa, el argumento es cada vez más difícil de refutar. Sabemos lo que ya está ocurriendo a nuestro alrededor. Y sabemos lo que se avecina. ¿Cuándo vamos a tener el valor de detenerlo?

Quizá, en el mejor de los casos, nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos nos recordarán con horror y se preguntarán cómo fue posible que tantos de nosotros —incluida yo misma— fuéramos tan pasivos, desorganizados y cobardes cuando sabíamos que estaba en juego su vida. Por supuesto, otra perspectiva muy verosímil es que no queden muchos vivos y no tengan tiempo para acordarse de nosotros en absoluto.
Soleado, *Vestida de domingo.

UNA CASA EN EL LAGO

¿Y tú qué harías si te tocara la lotería? Me han preguntado muchas veces.
Siempre respondo con un "dejaría de trabajar" y "me compraría una casa en un lago, con un pequeño pantalán". Las demás cosas no las cuento nunca.










jueves, 28 de noviembre de 2024

¡HOLA ASPIRINA!


Dos veinteañeros españoles descubren una posible clave para ayudar en el tratamiento contra el cáncer: la aspirina
Los investigadores, que trabajan en Austria, han observado en ratones que algunos antiinflamatorios desbaratan el truco de los tumores para esquivar las defensas.
Manuel Ansede, 28.11.2024

Millones de personas le deben la vida al científico japonés Tasuku Honjo y al estadounidense James Allison, padres de la inmunoterapia, una de las mayores revoluciones de la historia de la medicina. Honjo descubrió en 1992 una proteína humana, la PD-1, que actúa como un freno de las defensas del organismo. Al inhibirla con un fármaco aprobado en 2014, los glóbulos blancos se liberan y atacan con mayor ferocidad a las células del cáncer. Algunos tumores antes incurables han dejado de ser una sentencia de muerte, pero el enemigo todavía es poderoso. Más de la mitad de los casos de melanoma con metástasis, por ejemplo, son resistentes al fármaco. Dos científicos españoles —la malagueña Anais Elewaut, de 29 años, y el barcelonés Guillem Estivill, de 28— han descubierto ahora, con experimentos en roedores, una vía prometedora para potenciar la milagrosa inmunoterapia: algunos antiinflamatorios, como la aspirina.

“Vemos que los ratones [modificados genéticamente para desarrollar tumores similares a los humanos] que reciben inmunoterapia y antiinflamatorios viven mucho más, en general. Tenemos incluso ratones que se curan al 100%. Sin el antiinflamatorio, son resistentes a la inmunoterapia”, explica Estivill por teléfono. Los dos científicos españoles trabajan en el Instituto de Investigación en Patología Molecular de Viena (Austria), a las órdenes de la bióloga Anna Obenauf. Su estudio se ha publicado este miércoles en la revista Nature, referente de la mejor ciencia mundial.

Las defensas del cuerpo humano, los glóbulos blancos, se forman en el interior de los huesos, pero algunos tipos viajan al timo —una pequeña glándula en el pecho— para madurar y convertirse en linfocitos T citotóxicos, capaces de destruir las células infectadas por virus o bacterias. El cáncer, formado cuando las propias células humanas se multiplican de manera alocada, se caracteriza por su capacidad para esquivar el sistema inmunitario, que a menudo no lo reconoce como amenaza.

El equipo de Viena ha identificado un actor crucial en la activación de esos linfocitos T asesinos, que hasta ahora había pasado desapercibido: los monocitos, otro tipo de glóbulos blancos formados en el tuétano de los huesos. El nuevo trabajo demuestra que los monocitos viajan por la sangre y pueden capturar fragmentos de las células cancerosas, mostrándoselos a los linfocitos T, que entonces se reactivan y atacan al tumor.

El estudio ilumina además la estrategia del cáncer para esconderse de las defensas. Las células tumorales incrementan la producción de prostaglandina E2, una sustancia lipídica que bloquea la acción de los monocitos. Al mismo tiempo, disminuyen la fabricación de interferones, unas proteínas que estimulan el sistema inmunitario. El grupo de Viena argumenta que los medicamentos antiinflamatorios inhibidores de la ciclooxigenasa, como la aspirina, son “una estrategia prometedora” para aumentar la eficacia de la inmunoterapia, ya que bloquean la producción de moléculas inflamatorias, como la prostaglandina E2.

Estivill es optimista, ante los resultados previos observados en humanos. “Hemos hecho un metaanálisis y hemos visto que, en los ensayos clínicos de inmunoterapia, tienen una mejor respuesta los pacientes que han descrito que toman antiinflamatorios, no solamente la aspirina, sino cualquiera que sea inhibidor de la ciclooxigenasa, como el ibuprofeno y muchos otros que toman regularmente para mitigar el dolor”, señala.

El biólogo barcelonés matiza que estos antiinflamatorios provocan beneficios a corto plazo para los pacientes de cáncer, al reducir la progresión de la enfermedad, pero con el tiempo el tumor reaparece. El grupo de Viena propone en su estudio diferentes combinaciones de inmunoterapia, antiinflamatorios a dosis adecuadas y otro tipo de fármacos que inducen la producción de interferones. “En ratones funciona. Lo hemos demostrado en melanoma y en cáncer de páncreas, de pulmón y de colon”, subraya Estivill, que reconoce que los tumores humanos son “mucho más heterogéneos”, por lo que habrá que ver si la estrategia funciona igual en las personas.

La biotecnóloga malagueña Anais Elewaut, de padres belgas, explica que en los tumores los niveles de prostaglandina E2 están elevadísimos. “Yo creo que, para inhibir este proceso y que la inmunoterapia funcione mejor, vas a necesitar muchísima aspirina y muchísimo ibuprofeno, y el problema es que estos fármacos también tienen muchos efectos secundarios: problemas de estómago, cardiovasculares, etcétera. Así que tenemos que intentar combinar la aspirina, la inmunoterapia y probablemente otros fármacos”, apunta Elewaut. “Que la gente no piense que la aspirina por sí sola va a curar el cáncer”, recalca.

La líder del laboratorio austriaco, Anna Obenauf, confirma que “la aspirina es una de varias posibilidades”, pero existen fármacos similares más potentes y específicos, como el celecoxib, usado para aliviar el dolor y la inflamación de la artritis. “Ya hay ensayos clínicos en marcha con varios de estos medicamentos. Sospecho que mostrarán algún efecto, pero en nuestro estudio demostramos cómo potenciar ese efecto con terapias combinadas adicionales”, argumenta Obenauf. La bióloga austriaca se formó hace más de una década en el laboratorio del farmacólogo español Joan Massagué, director del Instituto Sloan Kettering, un centro dedicado a la investigación del cáncer en Nueva York (Estados Unidos).

La bióloga Marisol Soengas, presidenta de la Asociación Española de Investigación sobre el Cáncer, aplaude el nuevo trabajo, en el que no ha participado. “El estudio es muy riguroso y muy completo, porque utiliza muy diversos modelos celulares y también distintos modelos de animales genéticamente modificados”, detalla. Soengas es la jefa del Grupo de Melanoma del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, en Madrid. A su juicio, todavía hay que mantener todas las cautelas, a la espera de ver resultados de la combinación de antiinflamatorios con las inmunoterapias más habituales, como los denominados inhibidores de puntos de control inmunitario.

TRAS 86 AÑOS (CANARIAS DA EJEMPLO)

 

El Cabildo de Gran Canaria restituye a la familia del alcalde republicano Pedro Rico cinco cuadros incautados durante la Guerra Civil
La jefa del Servicio de Museos isleño presume del primer expediente resuelto favorablemente en este ámbito en el marco de la Ley de Memoria Democrática y la nieta celebra “un desagravio” al recuerdo de su abuelo.
Tommaso Koch, 28.11.2024

El proceso de firmas tardó un rato. Había que apuntar unos cuantos nombres, en un buen tajo de folios. Mientras les tocaba a las autoridades, los hermanos octogenarios Francisca y Pedro Rico Gómez aguardaron pacientes su turno. Solo unos minutos más, la última espera. El 9 de junio de 1938, en plena Guerra Civil, cinco cuadros fueron incautados en el hogar madrileño de su abuelo Pedro Rico, alcalde republicano de Madrid. Tras el conflicto, el franquismo no los devolvió. Al revés, los envió a Las Palmas de Gran Canaria. Y hasta aquí se han desplazado este jueves los herederos, 86 años después, para llevárselos al fin de vuelta. Nunca conocieron a su abuelo. Al menos, ahora, podrán acordarse de él cada vez que miren sus lienzos.

Los documentos, autografiados en un acto en la Casa de Colón de la ciudad, suponen la primera devolución de obras de arte incautadas a víctimas de la dictadura realizada en el marco de la Ley de Memoria Democrática, como presumió Alicia Bolaños, jefa del Servicio de Museos del Cabildo de Gran Canaria —que invitó a este diario al evento—. Tan solo quedan detalles: concretar la caja más adecuada para el envío o aclarar el asunto con la aduana. Así que resonaron música, palabras como “libertad, justicia, deber moral y honor” y grandes aplausos de la cincuentena de asistentes cuando la nieta concluyó: “Recuperarlos supone un desagravio a la memoria de nuestro abuelo”.


Se cierra así un proceso de ocho décadas, entre Guerra Civil, dictadura, olvido, investigaciones, un inventario, obstáculos burocráticos, tres generaciones y otros tantos informes jurídicos. “Es maravilloso, increíble. Siento mucha felicidad”, agregó Francisca Rico Gómez.

—¿Creían que llegaría este momento?, les preguntaron a los dos hermanos.
—Sí.
—¿Estaban convencidos?
—Sí.

Y eso que el adjetivo más usado para definir el procedimiento fue “complejo”. Así lo califica incluso la nota informativa que emitió el Cabildo. El periplo del expediente arrancó en marzo de 2023, cuando la familia reclamó a la Casa de Colón los lienzos. Su origen, sin embargo, se remonta a la mayor tragedia de la historia de España. La Junta Delegada de Incautación, dependiente de la República, se llevó las obras para protegerlas del conflicto, igual que sucedió con muchísimas otras. Para entonces, Rico también había buscado salvación: primero, se asiló en la Embajada de México; luego, se marchó hacia Valencia, escondido en el portaequipaje del Nili, banderillero del torero Juan Belmonte. Mientras el dueño se veía obligado a huir hacia América, sus obras terminaban almacenadas en el Prado. “Entre 1939 y 1940 el régimen abrió un proceso para que la gente pudiera pedir devoluciones. Pero tenías que decir quién eras, donde habías estado en la guerra, y pagar una cierta cantidad”, explicó el conservador del Servicio de Museos, Francisco Javier Pueyo.

Los cinco cuadros devueltos a la familia de Pedro Rico en la Casa de Colón
de Las Palmas de Gran Canaria. ÁNGEL MEDINA G./PHOTO

Difícil, o incluso imposible solicitarlas, para Rico y buena parte de los afectados. El catedrático Arturo Colorado Castellany, uno de los mayores expertos de este ámbito, suele hablar de “un movimiento de obras como jamás se ha producido en España”. Miles de piezas acabaron lejos de su hogar, en ministerios, universidades, museos, oficinas públicas o incluso en manos de otros privados. Y miles de dueños les perdieron el rastro. Bastante ocupados estaban con sobrevivir.

Los cuadros de Rico, en concreto, llegaron a Gran Canaria en enero de 1942, porque el Gobernador Civil de Las Palmas, Plácido Álvarez Buylla, los solicitó a la Comisaría General del Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional para constituir un Museo de Bellas Artes. Desde 1952, fueron custodiados y conservados en la Casa de Colón. El exalcalde nunca volvió a verlos: falleció en el exilio, en Francia, en 1957. Ni recuperó su biblioteca, archivo personal u otros cuadros que hoy están el Museo Nacional del Romanticismo o en el del Traje. Miles de visitantes, en cambio, pudieron observar cinco de sus lienzos donde se expusieron durante décadas: en la misma sala de la Casa de Colón que hoy acogió el acto de restitución.

Durante el proceso, nunca se ha hecho hincapié en el potencial valor económico o artístico de Majas obsequiando a un garrochista, Toro embistiendo a un grupo y Cruz de mayo, de Eugenio Lucas Velázquez; Mosqueteros: La venta del caballo, de Francisco Domingo Marqués; y Banderillas de fuego, de Roberto Domingo Fallola. Su impacto emotivo, eso sí, resulta incalculable. “La Administración debía ser ejemplar en este supuesto”, apuntó Alicia Bolaños. Y más desde la aprobación de la Ley de Memoria Democrática, en octubre de 2022, concebida justamente para proteger, ayudar y compensar a los represaliados por la dictadura.

El artículo 3 de la normativa amplía la condición de víctima a quienes “padecieron la represión económica con incautaciones y pérdida total o parcial de bienes, multas, inhabilitación y extrañamiento”. Y el 31, citado en el acto por Bolaños, impone “el derecho al resarcimiento de los bienes incautados”, además de prometer una auditoría de los “bienes expoliados durante la Guerra y la Dictadura” en el plazo de un año. Con ocho meses de retraso, el Ministerio de Cultura publicó en junio un inventario con las 5.126 piezas incautadas y no devueltas que halló en los 16 museos estatales que dependen de su gestión. Sigue siendo, a día de hoy, el único en haber cumplido. De los otros organismos del Ejecutivo nada se sabe públicamente. Este diario preguntó a los 22 ministerios, a través del portal de Transparencia, si custodian obras incautadas durante la Guerra Civil o la dictadura y jamás devueltas. La mitad contestó que no le consta. Algunos matizaron o informaron de que preparan un inventario. Defensa reconoció que expone en sus instalaciones al menos 11 cuadros con ese origen.

“Si las personas ya han sido víctimas de un régimen incompatible con la democracia, no van a serlo también de la inacción de la Administración”, subrayó hoy en el acto la jefa del Servicio de Museos canarios. Así que hace un año y medio recibieron a la familia en el centro, le enseñaron las obras y comprobaron, con un estudio interno de Pueyo, que los cuadros pertenecían efectivamente a Rico. Se cumplían, según Bolaños, los requisitos necesarios: habían demostrado la condición de víctima, y de interesados en el procedimiento; se sumaban el “deber moral” de la administración y el concepto de reparación introducido por la Ley de Memoria Democrática. Solo faltaba —y aún falta— el reglamento que la misma normativa prometía desarrollar en seis meses. Así que, para abrir su expediente en octubre de 2023, Bolaños se acogió al Real Decreto 2134/2008, que regula “la restitución a particulares de los documentos incautados con motivo de la Guerra Civil”, pero también menciona “otros efectos”.

Sus prisas, sin embargo, se vieron frustradas pronto. Detuvo su expediente cuando descubrió que la Abogacía del Estado preparaba un informe sobre el tema. El Ministerio de Cultura le dijo que no podía facilitárselo, pero le mandaría otro documento. “Y ahí la cosa se quedó parada”, declaraba Bolaños en junio de 2024. Así que insistió: pidió reuniones con el ministerio de Ernest Urtasun y el de Memoria Democrática. El segundo les atendió y les “felicitó” por su trabajo. En el acto, de hecho, se agradeció la colaboración del ministerio dirigido por Ángel Víctor Torres Pérez, al que se envió una invitación. Finalmente, ni el ministro ni algún representante acudieron.


En el acto, Bolaños citó otro artículo de la ley, el 14: “Las actuaciones que lleven a cabo las administraciones públicas en materia de memoria democrática […] se regirán por el principio de colaboración y subsidiariedad”. Hace meses, los familiares de Rico hasta enviaron una carta al mismísimo presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para desbloquear el impasse. Entre otras cosas, porque participó en un acto de homenaje al exalcalde republicano y otras víctimas del franquismo, en octubre de 2023. Para el Servicio de Museos y del Cabildo, eso sí, la abogada de la familia, Laura Sánchez Gaona, siempre ha tenido palabras de agradecimiento: “Da gusto ver cuando la administración pública tiene corazón”. Y Antonio Morales, presidente del Cabildo de Gran Canaria, expresó este jueves una esperanza: “Que abramos camino y esto se reproduzca”.

Lo cierto es que quedan miles de piezas perdidas para completar el puzle. El pasado mayo, el Ayuntamiento de Burgos devolvió a la familia De la Sota y Llano Retrato de dama, un cuadro secuestrado por los sublevados franquistas en 1938. Y los mismos herederos recuperaron otros dos lienzos, de la mano del Ministerio de Industria y Turismo. El Prado, por su parte, encargó a Colorado una investigación interna que encontró en sus fondos 70 obras incautadas durante la Guerra Civil y el franquismo. Incluidas dos de Pedro Rico, que Gaona ya ha reclamado. La abogada cuenta que el proceso avanza y el museo le ha trasladado la “voluntad expresa para poder hacer la restitución lo antes posible dentro del marco legal”. Puede que, dentro de poco, Francisca y Pedro Rico Gómez se sienten de nuevo a firmar. Después de tener tanta paciencia, ahora no esperan otra cosa.