jueves, 24 de octubre de 2024

LOS MIÉRCOLES AL SOL


Tener un poco más de tiempo libre es siempre una bendición, ya sea por algo inesperado o por propia voluntad, pero el hecho es que uno puede disponer a su antojo de las horas del día. Un paseo es siempre una buena opción, incluso a pesar que que en Santa Cruz uno tiene que tener en la cabeza el callejero siempre si no quiere ir escalando el Everest o bajando valles sin parar. Un buen paseo, sin prisa, sin pausa, observando casas y edificios, coches en doble fila, perros pequeños, patinetes del infierno, obras y locales cerrados, gente como yo, unos con más estrés que otros. Me fijaba ayer en la cantidad de placas de seguros antirrobo haciendo su labor disuasoria en multitud de viviendas así como la gran cantidad de pisos con grandes ventanas que las mantienen cerradas; imagino salones oscuros, comedores lúgubres, lugares todos en penumbra y con olor a rancio. Recuerdo la frase recurrente en casa de unos amigos, toda la vida, donde se repetía una y otra vez: baja el toldo para que no entre el polvo. Nunca lo entendí muy bien, el toldo, el polvo, claro que el cato de bajar el polvo iba unido a cerrar la ventana y correr la cocina, todo lo contrario al hágase la luz. Siempre fue hágase la oscuridad.
Los nórdicos pensarán ¡están locos estos españoles!, allí que no tienen cortinas ni persianas las casas, ávidas de sol. Y en Canarias buen tiempo, decían Tip y Coll, buen tiempo pero a oscuras. Pero como en todo, cada cual es un mundo y allá cada uno en lo que quiera convertir su casa, en una mazmorra o en un jardín de rosas.
Vuelta a casa, pertrechado con una pequeña compra, ceno frugalmente y opto por un placer que echaba de menos, tirarme a leer temprano, sin necesidad de mirar el reloj para contar las horas de sueño que me restaban, como tantos años hice al acostarme. Dos libros al lado, uno empezado y otro a ello y ópera en el Ipad como fondo. Una delicia. Como no es ya ningún secreto de qué pie cojeamos cada uno de nosotros, el programa iba poniendo vídeos al azar, obviamente todas mis arias favoritas. Yo lo dejaba hacer.
Había empezado por la mañana con la novela de Fred Uhlman, Reencuentro", una joya recién descubierta, y aproveché también para leer las primeras páginas de un ensayo de Raquel Peláez, "Quiero y no puedo. Una historia de los pijos de España". He aquí algunos datos de sendos libros:

REENCUENTRO → Una emotiva narración en torno a una amistad que sobrevive a una época marcada por el nazismo.
Dos jóvenes de 16 años son compañeros de clase. Hans es judío, y Konradin, un rico aristócrata miembro de una de las más antiguas familias de Europa. Entre los dos surge una intensa amistad y se vuelven inseparables. Un año después, todo habrá terminado entre ellos. Estamos en la Alemania de 1933, y tras el ascenso de Hitler al poder, Korandin entra a formar parte del ejército nazi, mientras Hans parte hacia el exilio. Muchos años después, instalado en Estados Unidos, Hans intenta olvidar el siniestro episodio que los separó amargamente, y en principio para siempre, pero será entonces cuando Hans reencontrará, en cierto modo, al amigo perdido. Esta pequeña obra maestra resurge hoy con la misma capacidad de conmover que cuando se publicó por primera vez en 1960.Su repentino e inesperado éxiro le ha merecido ser finalmente traducida y leída en el mundo entero.

QUIERO Y NO PUEDO → Hitos de la historia de España, tal y como la cuenta Raquel Peláez con mirada profundamente analítica y mordaz. La historia de un país encandilado por las apariencias, donde el imaginario de veleros, monterías, cócteles y bolsos de lujo convive con una creciente y angustiosa desigualdad social.

"La perrita Blackie no podía evitar envidiar a esas perritas con pedigrí, permanente y collar de perlas. Luego veía a sus dueños y se le pasaba".

Carolina Durante, *Cayetano.
Para terminar de darles la paliza, he aquí parte de la "lista de reproducción" de vídeos con los que YouTube me entretuvo en mis horas de lectura nocturna.
Hasta más ver, que son señas de volver.

"Griselda", Vivaldi. *Agitata da due venti.
"Los cuentos de Hoffmann", Offenbach. *Barcarola.
"Lakme", Leo Delibes, *Flower duet.
"La Boheme", Puccini. *Vals de Musetta.
"Semiramide", Rossini. *Serbami ognor.

Como postre, antes de apagar la luz, tuve que dejar el libro a un lado porque no esta ópera sino ballet, Ravel para ser más exacto. El ballet se puedes escuchas, cómo no, pero verlo también es otra cosa. Ravel y Prokofiev, con el que ya decidí que no eran horas para estar despierto.

"Romeo y Jilieta", Prokofiev. *Danza de los caballeros.
"Bolero", Maurice Ravel.

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