La Semana Santa siempre dio para mucho, para ser pío, playero, dormilón, lector, montañero, vago. Empieza esta semana coja tres un domingo por la tarde azaroso y aeroportuario. Pero, como a mal tiempo buena cara, dicen los sabios, aguanté pacientemente las casi dos horas de retraso de mi vuelo, sin explicación alguna -salvo el consabido "casusas operacionales" de la azafata al pedir disculpas dentro del avión, que es lo mismo que nada- para terminar llagando a casa casi a las 10 de la noche, medio dormido. Cena frugal, conversación familiar y a la cama.
10° en La Esperanza, escandalosos en el bar de la COPE, cafecito raudo y a la oficina ídem. Vistazo rápido por El País online y al tajo. Estos días previos a vacaciones, donde mucha gente se toma la semana entera, me gustan, viene menos gente al Ayuntamiento, de manera que reduzco la atención al ciudadano y puedo adelantar trabajo. Y como la mitad del personal municipal está también de campo y playa, se respira buen ambiente dentro; es aún temprano, por lo que ignoro qué me voy a encontrar en mi despacho.
Leo en el periódico, además de los nuevos horrores en Moscú y los viejos en Gaza y Ucrania, que el BBVA ha ganado más de 400 millones de euros de beneficio por esas razones económicas que entiendo poco. El banco gana millones y yo, despistado, si oso ir a un cajero de ellos, me soplan (eufemismo por robar) 3€ de comisión por sacar mi dinero. Igual esta es una de las razones de sus ganancias, a saber.
Volviendo al horror, los del ISIS conocían perfectamente la reacción que iba a tener Putin tras el atentado, atacar con más fuerza a Kiev porque "algo habrán tenido que ver", de manera que son doblemente hp, por terroristas y por saber la respuesta y silbar la marcha fúnebre de Berlioz tan felices. Igual que HAMAS, que perpetran el terrible acto terrorista en Israel a sabiendas de la rección del loco Netanyahu, para colocar después a la población civil como escudo humano.
Tema casa, y cambio de tema. NVA sigue su andanza a buen ritmo, pero sabido es que el que espera desespera y más cuando el dicho es colofón de ¡en obras te verás! Terminadas las obras sólo resta abrir cajas y colocar las piezas que, otrora conformando Villa Augusta, habrán de hacerlo ahora con Nueva Villa Augusta*. Nos costó este fin de semana tomar la decisión de colocar una u otra mesa de comedor y finalmente optamos por aquella ligeramente más pequeña porque, no nos vamos a engañar a estas alturas en que está todo el pescado vendido, la casa es la que es, ni más ni menos; bueno, más menos que más. Esta SS la protagonista será LA CAJA, cualquiera de las decenas que nos faltan por abrir: libros, cuadros, ropa, cocina... Y si cumplen los carpinteros, el miércoles colocarán la encimera -el poyo, como prefiero llamarlo-.
Mi cita de hoy con la piscina se debe posponer -me duele un oído ligeramente-, así que pasaré por La Laguna a ver una casa rápido y a casa después porque he de enviarle a mi socia y amiga un proyecto que acabamos de terminar.
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New Radicals, *You get what you give.
*PD. El periplo casero habrá pasado así por Villa Titanic (antes, a la altura de Prince, antes conocida por "la casa de mi abuela"), Pin y Pon, Villa Agusta y voilà, la última, esperemos, Nueva Villa Augusta.
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