Un amigo compartía ayer en FACEBOOK un artí culo periodístico en defensa de Soria, y me parece muy bien, aunque no esté de acuerdo con lo que en él se dice. Me parece bien porque todos podemos -y debemos- dudar de lo que nos dicen y tener nuestro propio criterio, y si no estamos de acuerdo con la opinión minoritaria decirlo, por supuesto. Dudar (de todo) es sano y signo de inteligencia, ¡o es que vamos a negar, a estas alturas, que toda la información está manipulada?
Respecto a este señor mi argumento, lo más libre de prejuicios que me es posible, es simple: un ministro de la nación no puede mentir, y punto. Si las empresas offshore eran legales o si fueron una herencia envenenada, es secundario, mintió. Él so sabe y por eso dimitió. La mujer del César...
Ahora, es el único que ha dimitido, eso no se lo quita nadie. Mientras todos recurrían a los argumentos más surrealistas (incluido él, al principio) -véase las declaraciones de la infanta Pilar, donde achaca "a los demás" todo este lío-, Soria dimite. Al César lo que es del César.
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