Lo digo y lo repito, me dan ganas de vomitar. Para continuar con este culebrón español con el que no se sabe si reír o si llorar, como diría Sabina, nos encontramos otro día suculento que pasará a la Historia reciente de esta democracia de tunas y Gran Hermano que tenemos.
Empecemos por Mario Conde, ese ejemplo de pijo relamido, hecho a sí mismo, que osó entrar en el establishment sin pasar por la casilla de salida, que robó a espuertas, que pasó por la cárcel y que terminó ¡escribiendo libros y dando conferencias! increíble pero cierto. Este señor que reunía a la flor y nata de la buena sociedad provinciana para contar sus cuitas -en Santa Cruz de Tenerife pronunció una concurrida conferencia en 2011 titulada "Crisis: una oportunidad histórica", para robar, supongo- y firmaba libros en El Corte Inglés, es quien hoy es detenido por traerse no-se-ni-cuántos millones de euros de Suiza (millones, sí), parece que el botín robado de BANESTO en su momento.
También tenemos a nuestro inefable ministro canario, José Manuel Soria, personaje siniestro, siempre enfadado, con un pasado al menos viajero (no debemos olvidar sus viajes al norte de Europa con compañías poco recomendables) y con un hermano metido hasta las cejas en el tristemente conocido caso eólico. Este señor al que Rajoy premió con el Ministerio de Industria y de Turismo, el mismo que ¡oh! aparece junto a su hermano en la caja de Pandora una vez abierta, o sea, en los papeles de Panamá. Raudo se apresura a negarlo, utilizando la vieja táctica del "yo no he sido" o del "no es lo que parece". El hecho es que si parece un pato, anda como un pato y dice cuá, es que es un pato y ni mi hermano ni yo aparecemos en los dichosos papeles. A ver cómo explica este señor que tanto su nombre como el de su hermano hayan aparecido en documentos en un despacho allende los mares. Imagino que el PP lo premiará con algo y asunto zangado, después de leer que el Partidopopular, dicho a la manera de Cospedal, se resista a que Soria de explicaciones en el Parlamento. Así nos va, la mujer del César ya ni está ni se la espera.
Por último veamos a Pedro Almodóvar, el director de cine adorado por las masas, al que se le alaba por sus magníficas películas y se le perdonan sus bodrios (véase "Los amantes pasajeros", por ejemplo), que se permite disertar sobre transparencia y corrupción en el último número de la revista FOTOGRAMAS para terminar en la lista panameña. Mucho escupir para arriba dando lecciones y mira. Por supuesto no es lo que parece, seguro que hay una explicación para que otro rico tenga dinero en el quinto pino.
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