DE LA ROSA NOS QUEDA ÚNICAMENTE EL NOMBRE
La cultura en luto: muere el escritor Umberto Eco
El autor de «El nombre de la Rosa», filósofo, semiólogo,
ensayista y prolífico escritor, uno de los intelectuales más importantes,
convirtió la cultura en best-seller. Tenía 84 años.
ÁNGEL GÓMEZMadrid - 20/02/2016 a las 00:58:49h
http://www.abc.es/cultura/libros/abci-muere-umberto-84-anos-201602200058_noticia.html
La cultura está de luto: A los 84 años ha muerto en su casa
de Milán Umberto Eco, filósofo, semiólogo, prolífico escritor, gran experto de
comunicación y profesor universitario. Italia echará de menos un genio, que modernizó
su cultura, y el mundo pierde a uno de los intelectuales más importantes de la
cultura contemporánea. Eco, enfermo por cáncer desde hace tiempo, escribió
numerosos ensayos de estética medieval, lingüística y filosofía, además de
novelas de gran éxito, destacando «El nombre de la rosa» (1980), traducida en
más de cien idiomas, que hasta ahora ha vendido más de 40 millones de copias, y
«El péndulo de Foucault» (1988).
Umberto Eco nació en Alessandría, en 1932, en la región de
Piamonte, en cuya capital, Turín, se doctoró en Filosofía en 1954, con una
tesis sobre laestética en Santo Tomás de Aquino, iniciándose a interesarse
en la filosofía y cultura medieval, campo que nunca abandonó.
Curioso y preciso: «Lo sabía todo»
Un elemento que caracterizó su vida y su obra fue siempre la
extraordinaria curiosidad, la manía por la precisión y su aversión a la
improvisación o aproximación. Tal curiosidad lo llevará a estudiar y
escribir con el mismo rigor sobre la obra de Santo Tomás o la de un
presentador de televisión como Mike Bongiorno. Su presencia en la vida cultural
e incluso política italiana en los últimos sesenta años ha sido muy importante.
Fue el primero en Italia en escribir de comunicación de masas, haciendo teoría
en base a una experiencia concreta: Entró por oposición en la Radiotelevisión
pública italiana (RAI), en 1954, escribiendo textos en la secretaría artística.
Esa experiencia fue el primer paso en su continuo trabajo en la cultura abarcando
un sinfín de campos, hasta el punto de que el diario «La Repubblica», del que
fue histórico colaborador, escribió este titular: «Muere Umberto Eco, el hombre
que sabía todo».
Profesor y ensayista
En 1961 inició su carrera como profesor en diversas
universidades italianas: Turín, Milán, Florencia y finalmente Bolonia, donde
obtuvo la cátedra de Semiótica en 1975, creando también la Escuela Superior de
Estudios Humanísticos. Muy importante es la lista de sus trabajos, siendo
especialmente numerosa en el capítulo de ensayos, donde destaca «Opera aperta»
(1962), un análisis de textos literarios a partir del Ulises de Joyce,que
se convierte en uno de los manifiestos de la neovanguardia que se forma un año
después con el Grupo 63. Un libro que se ha convertido en clásico es «Diario
minimo» (1963), que recoge varios ensayos como «Fenomenología de Mike
Bongiorno» y «Elogio di Franti». En «Apocalípticos e integrados» (1964),
analizó, desde un punto de vista sociológico, la comunicación de masas.
Significativa también fue su atención por la correlación entre cultura de masas
y dictadura en el ensayo «Cinco escritos morales» (1997).
Umberto Eco fue pionero en la semiótica,
la ciencia de los signos. En realidad fue el semiólogo por excelencia, el
fundador de la semiología itaiana. En 1971 fundó «Versus – Cuadernos de
estudios semióticos», una de las revistas internacionales más importantes de
semiótica, y en 1975 escribió «Tratado de semiótica general», considerado un
texto clásico en las universidades de medio mundo, comenzando en los Estados
Unidos, donde también Eco fue profesor.
Fama internacional con la novela histórica
La fama internacional le llegó en 1980 con su primera
novela: «El nombre de la rosa», que dará a conocer el mundo medieval, de la que
se realizó la película homónima en 1986. En «El péndulo de Foucault» afrontó
temas como la búsqueda del santo Grial y la historia de los caballeros
Templarios. Umberto Eco cuenta en sus novelas históricas hechos realmente
sucedidos o leyendas que tienen como protagonistas personajes históricos o
inventados. «Nunca pensé que mis novelas se llegarían a convertir en productos
accesibles a las masas. Tanto es así que cuando acabé El nombre de la rosa pensé
en darlo a un editor para publicar tres mil copias», explicó Eco al verse
sorprendido por el éxito inmediato de su novela histórica. A partir de ese
rotundo éxito, editores de varios países buscaron sus primeros libros que no
habían sido traducidos, caso de su primera obra, «Problema estético en Santo
Tomás de Aquino», su tesis doctoral, que de repente fue traducida y
publicada en diversos idiomas.
Su último libro fue publicado en el 2015: «Número cero»,
obra en la que habla de la redacción imaginaria de un periódico. Se trata de
una sátira sobre los límites del periodismo contemporáneo en tiempos de
Internet. Precisamente Eco ha escrito en los últimos tiempos de las redes
sociales, afirmando que «dan derecho de palabra a legiones de imbéciles»,
desencadenando con esta frase una fortísima polémica.
Política y aventura editorial
Umberto Eco fue un atento observador de la política,
comprometido activamente: En el 2002 formó parte de un destacado grupo de
personalidades de la cultura italiana que creó la asociación «Libertad y
Justicia», con el objetivo de «dar un sentido positivo a la insatisfacción que
crece hacia la política». Eco estuvo siempre en primera fila en denunciar los
excesos políticos y personales de Silvio
Berlusconi. Sin duda, la animadversión hacia el «excavaliere» le llevó a
adoptar en noviembre pasado una decisión que tuvo impacto en el mundo cultural:
No publicar más un libro con el nuevo coloso del mundo editorial que nació
con la fusión de Mondadori y Rcs, controlado por Berlusconi. Umberto Eco,
enfermo ya de cáncer, inició así una nueva aventura, financiando con dos
millones de euros, junto a un grupo un grupo escritores, para dar origen a «La
nave di Teseo», editorial que al conocer la noticia de su muerte ha escrito
este tweet: «La nave de Teseo saluda a su capitán. Gracias Umberto».
Cordial e irónico
De los libros Umberto Eco amaba todo. Escribía y leía de
todo. «Quien no lee, a los 70 años habrá vivido una sola vida. Quien lee habrá
vivido 5000 años. La lectura es una inmortalidad de nuevo», le gustaba afirmar.
En su casa de Milán, en Foro Buonaparte, donde ha muerto, custodiaba una
impresionante biblioteca con rarezas bibliográficas. Allí recibía, con modales
cordiales, a sus entrevistadores que llegaban de medio mundo. Nunca le faltó la
ironía,bromeando así: «Estoy desesperado. Tengo todavía una posición en la
Universidad, escribo semanalmente en una revista. ¿Porqué alguno no me ha
echado ya? ¿Dónde están aquellos que debían asesinarme como nosotros hicimos
con nuestros padres?». Y sobre la elección de su profesión ironizaba: «Soy un
fracasado. De pequeño quería ser el cobrador de billetes de tranvía, porque
tenían unas carteras bellísimas con diez compartimentos con bloques de billetes
de varios colores. No como ahora, que se entra en el metro enfilando el billete
en una máquina automática. Un poco más tarde hubiera querido ser general. Pero
sé que mi auténtica ambición hubiera sido la ha de hacer el pianista en un
piano-bar, hasta las dos o las tres de la noche, con un cigarrillo y un whisky.
De pequeño quería escribir también novelas. Después, como es conocido, me ocupé
solo de ensayos hasta casi los cincuenta años. ¿Por qué luego escribí mi
primera novela? Estoy cansado de que me lo pregunten y de dar cada vez una
respuesta diferente, todas obviamente falsas. Digamos que lo hice porque me
vino el deseo, y si ésta no le parece una buena razón a alguien, entonces
es que no entiende de literatura».
Doctor honoris causa en numerosas universidades, entre sus
innumerables premios está el Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades
en el 2000.
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