Terapia de grupo
Almudena Grandes reflexiona sobre el escrache contra el
concejal de Seguridad de Madrid, José Javier Barbero, y el director de la
Policía Municipal, Andrés Serrano.
http://cadenaser.com/programa/2016/02/19/hoy_por_hoy/1455866104_925828.html?ssm=hoyxhoy1-fb
Si no recuerdo mal, estrenamos la palabra escrache cuando un
grupo de activistas se apostó ante la casa de Ruiz Gallardón para protestar por
la reforma de la ley del aborto. Esa acción mereció condenas durísimas por
parte de toda la gente de orden, que se repetirían en muchos otros casos,
incluido el de los estafados por Bankia que increparon a Blesa a la salida del
juzgado.
Hace unos días, el concejal de Seguridad del Ayuntamiento de
Madrid, José Javier Barbero, y el director de la Policía Municipal,Andrés
Serrano, tuvieron
que refugiarse en un bar frente al violento acoso de un grupo de manifestantes que
protestaban por la disolución de las unidades municipales de antidisturbios.
Éstos declararon que sus jefes les habían provocado por atreverse a andar por
la calle al salir del trabajo.
El ministro del Interior comentó que, cuando se toman
ciertas decisiones, pasan estas cosas. O sea, que si a un concejal de Ahora
Madrid le parten la cara por hacer su trabajo y andar por la calle, la
culpa es suya y no de sus agresores.
El comentario de Fernández Díaz da la exacta medida de
su talante democrático, de su respeto a las instituciones, y de las intenciones
con las que promulgó la Ley Mordaza. Es un ejemplo más de que la corrupción de
los populares no es un problema, sino un simple síntoma de su profunda
convicción de que España es suya y sólo suya, porque para eso ganaron una
guerra sus antepasados. Y esto no lo arregla ni siquiera una refundación. De
entrada, alguien debería recetarles una terapia de grupo.
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