Comentaba hace un par de días el cambio de trabajo de una amiga. Hablé con ella y, efectivamente, necesitaba un cambio y ésta ha sido una buena oportunidad para irse. Todos nos hemos alegrado mucho, ¡cómo no!, pero queda siempre esa aire de envidia sana por no poder hacer lo mismo. Los días se suceden monótonos, vuelta de tuerca, una tras otra; el año avanza inexorable hacia su fin -al nuestro parece que no-, entre aniversarios, los últimos coletazos del inefable Trump abriendo el refugio del Ártico a la industria petrolera y los antivacunas a sus anchas, felices al haber inoculado el germen de la estupidez entre los españolitos ante la vacuna en ciernes. Seguimos expectantes, no queda otra. Pero siempre optimistas.
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"El Barbero de Sevilla", Rossini
*Orsù, Signor Don Bartolo.
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