lunes, 15 de diciembre de 2025

UN PROBLEMA PARA CADA SOLUCIÓN


4:43am, esta mañana me despierto antes de que suene el reloj, soñando, la enésima pesadilla. Cual zombi me arrastro al cuarto de baño, de allí a fichar online y a prepararme el primer café doble de cada día a esta hora en la que aún no soy persona, ni animal ni cosa. Sentado ya en el despacho, con música de Bach -Oratorio- a través de los maravillosos auriculares, unos de esos con cancelación de ruido que te desconectan literalmente del mundo, comienzo la jornada, un día más que descontar, uno más para sumar, que lo mismo es, antes de que llegue mi desembarco de Normandía. Intento conectarme en remoto y no hay manera, algo ocurre, quizá mi ordenador del Ayuntamiento esté apagado o cualquiera sabes. Correo a "incidencias informáticas" dando la nueva y, hasta que pueda conectarme, preparo una memoria para responder a Educación un requerimiento majadero que me llegó la semana pasada. La burocracia no tiene límite y siempre se puede encontrar un obstáculo para que un expediente no se termine. Ya saben, siempre habrá quien encuentre un problema para cada solución, nunca al revés.
¡Lo encontré!, clamó la funcionaria ufana, ¡el Proyecto tiene un error! A mi me la van a pegar, lo tienen claro.
Esta frase la escuché yo una mañana en la Oficina Técnica, tal cual. Una aparejadora se jactada de haber encontrado un fallo (según su criterio, claro está) en un Proyecto de una vivienda y, feliz como una perdiz, pasaba a informar el expediente desfavorable para enviarle un requerimiento de esos que cuando lo recibes te dan náuseas. El poder del mediocre.
Yo lo veo de otra manera y este color del cristal es lo que finalmente me ha llevado a tirar la toalla, a los 251ml, a que se desborde el vaso, a ver la luz al final del túnel; abrir un expediente, que todo esté correcto y concluirlo de manera favorable es lo mejor que me puede pasar, créanme. Cierro uno, abro el siguiente, menos trabajo pendiente, todos contentos. Una normativa farragosa y en muchos casos ininteligible requiere de malabarismos, de una mente abierta y ágil para encontrar solución a los problemas que se plantean, que en la gran mayoría de los casos la tienen, créanme. Una Administración ágil logra que todo fluya, que se recauden impuestos que se invierten en el propio municipio, en definitiva que la gente viva más feliz. 
A la Administración le queda mucho trabajo por hacer para resolver el atasco en las Oficinas Técnicas, la tardanza en la obtención de las Licencias de Obra, la complejidad de las leyes, normativas, ordenanzas; las jerarquía, la línea de trabajo a seguir, la flexibilidad, la amplitud de miras, la empatía con el ciudadano, etc. Una remodelación del sistema tan profunda que me temo que no la veré. Hace falta gente con las ideas claras que realmente quieran que el cambio se produzca y cambiar el statu quo es algo realmente difícil.
Mi compañera de la limpieza me enciende el ordenador, parece que había habido un corte de luz debido a la tormenta, así que ya puedo seguir con mi trabajo como dios manda.
Otro día más en el circo.
¡Feliz semana a todos!
Bach, *Oratorio de Navidad.

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