martes, 7 de enero de 2025

ME APETECE


Sí, me apetecía escribir algo después de estas fechas navideñas, de esta sucesión de buenos deseos y también de tanta palabra hueca. A mí cuídame durante el año y en navidades, si eso, también, pero nada de comportarte como un bichomalo y luego ahora todo amor, eso no me sirve ni me interesa. Queda dicho.

Volvemos pues a la normalidad, a la vida sin el burrito sabanero ¡alabado sea el Señor!, a los supermercados silenciosos, a las ciudades sin luces de colores, a los fines de semana sin banquetes pantagruélicos; seguimos con las guerras políticas, con Ayuso+novio, con Pedro Sánchez+esposa (erre que erre), con Trump+Musk, con Ucrania, con Gaza y hasta con Canadá. La vida sigue para todos (sí, y todas, no va a ser que me acusen de machista), sin muchas expectativas o con todas, que no se sabe ya qué es peor. Volvemos al trabajo, escuchamos decenas de buenos augurios para este año que empieza, listas gordofóbicas de deseos que no se cumplirán, propósitos de enmienda, etc.

Otro año empieza y los hijos de puta seguirán campando a sus anchas por este mundo. Algunos, me temo que muchos, dirigirán nuestro destino, aquí y allá y a nosotros nos queda únicamente intentar ser felices pase lo que pase, leamos lo que leamos, escuchemos lo que escuchemos, veamos lo que veamos.

Nunca la desafección hacia los políticos había sido tan grande y nunca la política tan importante. y necesaria (la buena, claro está). Como parece que la Historia se repite y conocidas las causas de las dos Guerras Mundiales, el auge de los nacionalismos y la extrema derecha y la manipulación de las noticias, entre otras joyas, la Humanidad se enfrente a una crisis vital sin precedes y en directo. La democracia no parece ser ya la panacea como sistema de gobierno y si no se reinventa para que los logros conseguido se perpetúen, mal acabaremos. Ya no se trata de unos locos que creen que la Tierra es plana o que las vacunas son las causantes del autismo, no, nos enfrentamos ahora a poderosos políticos y magnates negacionistas del cambio climático, adoradores del dinero y del poder sobre todas las cosas y todos nosotros, gente sin escrúpulos.

Es hora de creer en el Anticristo y en el Armagedón. Y, si no, que se lo pregunten al pájaro dodo.
Tiempo al tiempo.

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