Durante las fiestas navideñas uno anda desconectado de la realidad, son demasiados compromisos que atender, cambios de residencia, viajes, reuniones varias, etc., de manera que seguir la actualidad se hace harto difícil por la falta de tiempo. Hoy, domingo de resaca (reunión político-familiar), a punto de salir de un catarro que me ha tenido al límite, con tos de las que te machacan el pecho como si no hubiera un mañana y te impiden hasta dormir, leo esta mañana nuevas noticias sobre el culebrón Ayuso-novio-fiscal-bulos. Lo que me produce más estupefacción es que lo importante no parece ser el hecho de que el novio de la inefable sea un pinta, no; ni sus fechorías con Hacienda, tampoco. Lo importante de este asunto es si hubo filtración o no de sus "travesuras".
Lo peligroso de esto del novio de Ayuso es que estamos poniendo a la misma altura a los abogados, fiscales y jueces del "presunto" delincuenteconfeso. Ya sin fe en la clase política, si la perdemos en la Justicia, ¿qué nos queda?
PD. ¡Tú miente, tú miente! seguro que algo queda.
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