Ayer tuve papeleo por la tarde, una declaración de obra nueva para un edificio que estamos construyendo. Después de una hora y pico en la notaría pudimos firmar y listo. Café con mis amigas y vuelta en moto al hogar -solo llovió cuando estaba llegando, así que tuve suerte, solo se mojaron mis tobillos desnudos-. Enciendo el ordenador con la intención de contestar un par de correos pendientes y al momento recibo una llamada del promotor con el que había estado esa misma tarde en el notario. La escritura se había mandado al banco, al Registro y no sé a dónde más y ¡estaba mal! Me había equivocado en un par de datos y había que rehacerla. Disculpas miles, muy avergonzado, modifiqué los datos y se los envié de nuevo, ahora a ver qué dicen hoy respecto a la rectificación.
Estoy muy cansado, este ritmo no lo puedo llevar mucho más, me temo que voy a pagar finalmente un precio alto si no lo he empezado a pagar ya.
PD. Esta mañana el periodista deportivo estaba sembrado, utilizó todas las expresiones más rancias de la radio futbolera: el equipo blanco, la segunda amarilla, la roja; también la consabida entrevista al entrenador del tipo "estamos motivados" "el fútbol es así" "vamos arriba d'ellos", "lo vamos a dar todo", etc. Solo con intentar entendender un fuera de juego ya me pongo nervioso. Palabrita.
♫
No hay comentarios:
Publicar un comentario