Qué maravilla la sensación de abrir un ojo a las 6 de la mañana, cerrarlo y volverlo a abrir a las 10. Impagable.
El día está gris, desapacible, fresco, lluvioso. Ya era hora, ¿o no? Estamos en enero y no había caído ni una gota. Esta lluvia no es mucha, pero es insistente, de las que a lo tonto a lo tonto te va calando. Lo agradece mi jardín, la tierra, la isla.
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