lunes, 12 de diciembre de 2016

"COMPAÑEROS" Y "COMPAÑERAS"

No se trata de un comentario sobre el género en el idioma, ni mucho menos, esta vez mi reflexión gira alrededor del poder, de la solidaridad de algunos compañeros cuando acceden a cotas de poder, de la hipocresía de algunos políticos, de los laborales que llevan muchísimos años trabajando en la Administración sin que se le reconozcan sus derechos, de los representantes de los trabajadores que brillan por su ausencia o por todo lo contrario, etc. Ahora resulta que, volviendo a los laborales, el culpable de cómo lo han contratado es del trabajador y no del contratante, que parece que uno, además de dedicar su tiempo y su formación a una Administración, además tiene que conocer todos los entresijos de la ley. Yo, desde luego, no pienso disculparme jamás por el contrato que tengo cuando lo único que hago es trabajar y, modestia aparte, no creo que lo haga mal. No sé, supongo que sólo resta seguir a la expectativa y esperar que ellos están a la altura de las circunstancia y que actúen como se espera que lo hagan. Nadie es culpable de nada, la realidad es la que hay y a ésta es a la que hay que buscarle una solución. Las vueltas de tuerca flaco favor hacen a la tranquilidad en el trabajo; ¿alguien duda de que las subidas de tensión, las depresiones y las bajas por estrés están derivadas -muchas de ellas- por la presión laboral?
Lo dicho, seguiremos expectantes y, por ahora, haciendo lo único que sabemos y podemos hacer: trabajar (¡y trabajar unidos!).

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