lunes, 11 de noviembre de 2013

A VUELTAS CON EL MOBBING

Mientras estudiaba la carrera de Arquitectura tuve una profunda crisis, no sé si vocacional o simplemente que me parecían unos estudios interminables. Me planteé dejar de estudiar y volver a Tenerife, cosa que finalmente no hice gracias a mi amiga Mª Luisa que me aconsejó acudir a un psicólogo. Así lo hice durante algunos meses, aprendí a relajarme, aprendí a respirar (parece mentira lo importante que puede ser saber respirar) y, supongo que he aquí el quid, a ver la vida con otros ojos. Terminé la carrera y regresé a Tenerife. Esta había sido la segunda vez que acudía a un psicólogo, creo, aunque me cuesta un poco ordenar los acontecimientos cronológicamente. Diré pues que, en otra ocasión, acudí también porque creía ver que yo no controlaba mi propia vida. Fue una gran experiencia y salí de las sesiones regenerado completamente, o así lo veo ahora. Por fin era quien manejaba mi vida, bien o mal pero yo mismo. Han pasado los años, ya soy un adulto y quién me iba a decir a mi que descubriría en primera persona lo que es el acoso laboral, el tristemente famoso mobbing. Solo me queda la paciencia y la fortaleza y el apoyo de la gente que me quiere, me valora y me respeta.
Empezaré dando una mala noticia: no existe un manual en el cual por medio de unos pasos se llegue a superar el acoso laboral, bueno… probablemente exista un centenar de libros sobre cómo superar el acoso moral en el trabajo, pero eso no implica que sea así, es más, muchas víctimas se sienten engañadas cuando al finalizar sus lecturas e intentar aplicar esos pasos “milagrosos” no dan los frutos o esa necesidad tan esperada: dejar de ser víctima para ser alguien y recuperar el  “yo” robado.
Pero bien, vamos a hacer una crítica que he encontrado en Internet sobre “pasos” para superar el acoso laboral por la revista Telva, que realmente son “15 estrategias personales para superar el mobbing de Iñaki Piñuel y Zabala. Más que una crítica voy a dar mi punto de vista como víctima, pues aunque el trabajo de psicólogos y el interés por el acoso laboral son elementos muy positivos para las víctimas, también es aconsejado que esos consejos sean valorados por las auténticas víctimas y a partir de ahí, gestionar un plan más acorde para las pautas que se está intentando buscar.
Es importante puntualizar a todas aquellas víctimas que crean fielmente en pautas, pasos o estrategias, que si no obtienen los resultados esperados es porque son personas diferentes y por lo tanto,  necesitan soluciones diferentes.
1. Identificar el problema del mobbing como tal: informarse y formarse sobre el problema
Esta primera estrategia es la más difícil desde el punto de vista de una víctima. Actualmente no hay los medios adecuados para identificación del mobbing pues se ha convertido en un acto normalizado. Las víctimas no saben identificarlo, se confunden y les confunden. El entorno traduce la situación como algo “normal” o “ver donde no hay”. Por ello, la identificación es muy compleja y con ello la formación sobre el problema. Si nadie nos enseña a identificarlo o mejor dicho, nadie lo identifica… ¿cómo puedes hacerlo?
2. Documentar y registrar las agresiones de que se es objeto lo antes posible.
Importante sin lugar a duda, el problema radica que cuando eres consciente de que la situación no funciona, cuando las cosas no están saliendo bien o cuando uno mismo no se siente bien consigo mismo, el registro de las agresiones suele llegar tarde. El método para el registro y la documentación de las agresiones se hace por medio de “diarios”, día – mes – año – hora – agresión
3. Hacer públicas las agresiones que se reciben en la intimidad y en secreto, y comunicarlas a los compañeros, jefes, directivos, asesores, pareja, amigos, familiares.
¡Ojo! Se debe de hacer público a quien hay que hacerlo y no de manera generalizada. Este punto debería de matizarse pues se creerá que se puede hablar abiertamente a todo el mundo y no es así pues las consecuencias pueden ser devastadoras. Importante, la familia y/o pareja y posteriormente a superiores, directivos (si es por alguien menor a la jerarquía de los directivos) y posteriormente a asesores y abogados. Desaconsejo al 100% hacer público a sindicatos pues más que ayudar, pueden generar más conflicto pues sus intereses van por otros caminos al de la víctima.
4. Desactivarse emocionalmente, evitar reaccionar con ataques.
¿Quién es capaz de “desactivarse” como si de un mero electrodoméstico seamos?Imposible. Los sentimientos y las emociones para muchos individuos son incontrolables. No es fácil y mucho menos decirlo tan a la ligera.
5. Controlar y canalizar la ira y el resentimiento (la ira es la aliada del acosador).
Este punto va unificado al 4. La lógica común nos hace conscientes que si no controlamos ni canalizamos la ira debidamente o lo hacemos delante del acosador, estamos alimentando las necesidades del acosador. Ahora bien… ¿cómo hacerlo? No es simplemente decirlo, sino enseñar.
6. Hacer frente al mobbing: el afrontamiento hace retroceder al hostigador, que es cobarde en el fondo.
Hay que hacer frente al mobbing y a la situación, pero debemos de saber interpretar estas palabras. No se está diciendo que nos encaremos con el hostigador, sinó con la situación: Si haces frente al mobbing, verás una puerta delante tuyo que te invita a pasar y salir de esa situación tan compleja y difícil que estás viviendo.
7. Ser asertivo, responder a las calumnias y críticas destructivas, aunque sin pasividad ni agresividad.
Totalmente de acuerdo, pero lamentablemente en muy pocos casos se consigue algo al respecto. No estoy del todo documentada en este hecho, pero mi experiencia personal no sirvió de mucho o mejor dicho, de nada. A mi hostigador le importaba poco mis respuestas ante sus calumnias pues él se creó una mentira en su mente que  no le provocaba ningún tipo de malestar. Podría llegar a pensar que incluso la situación fue a peor y cada vez se agrababa más los actos calumniosos y el ataque incontrolado por su parte.
8. Proteger los datos, documentos y archivos del propio trabajador, desconfiando de las capacidades manipulativas de los hostigadores.
Imposible. En un puesto laboral es inviable proteger datos, documentos y archivos como si fuesen de propiedad privada.
9. Evitar el aislamiento social: salir y afrontar socialmente la situación de acoso.
La mayoría de las víctimas se aíslan en si mismas pero no en su entorno cercano; procuran hacer una vida normal, tan normal que ni hacen testigos a los demás de su situación. Si no lo reconocen, seguirán haciendo su día a día. En el momento de reconocer el problema, es cuando viene la lucha y la fuerza.
10. Evitar la autoinculpación, si se produce evitar mecanismos de extroyección
Nadie es culpable de esa situación, aunque solemos ver donde no lo hay. Creemos que mal interpretamos, que nos confundimos y nos equivocamos. Pero eso es un efecto secundario del acoso laboral y por lo tanto, existirá hasta que no identifiquemos el problema.
11. No intentar convencer o cambiar al hostigador.
Rara vez suele haber ese interés por las víctimas, justamente todo lo contrario, contra más tierra exista entre las dos personas, mejor (desde el punto de vista de la víctima).
12. No caer en la inhibición, ni en la paralización, hablar del acoso y expresar las emociones (risa, llanto) que sus conductas provoca.
Pueden llegar a pasar años hasta que eso ocurra. Tiempo, paciencia y mirar hacia delante.
13. Autoestimular la capacitación profesional, acudir a cursos, mantenerse actualizado, etc.
Muchas víctimas que lo son por superiores se ven imposibilitados para tener ese tiempo libre para hacer cursos o actualizarse. Probablemente en otros países los horarios laborales sean más adaptables o favorables, pero en España y Latinoamérica eso no ocurre y mucho menos si eres víctima de acoso laboral.
14. Evitar la destrucción, solicitar ayuda médica, psicológica y legal, para diseñar el plan terapéutico más adecuado (actividades preventivas, tratamiento farmacológico, baja laboral, etc.)
100% de acuerdo y no por el simple hecho de que me interesa la rama de la psicología, sino porque muchas veces estos profesionales dan la ayuda adecuada para ver un camino que parece no estar delante de nosotros.
15. Perdonar al acosador como forma de liberación final.
¿Quién es capaz de perdonar a su acosador? No estamos hablando de una pataleta, estamos hablando de un delito con todas sus letras y sus sinónimos a fines. ¿Quién perdona a un asesino? Estamos ante un asesinato de nuestro psique, de nuestra identidad… Jamás olvidéis que es el asesinato perfecto, pues no deja ni rastro ni huellas.

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