sábado, 6 de abril de 2013

DEGAS EN NUEVA ORLEANS

"Mercado de Algodón en Nueva Orleans", Degas.

La familia de la madre de Degas, Célestine Musson, residía en Nueva Orleans donde se dedicaba al comercio del algodón. El pintor quiso viajar a Estados Unidos para conocer a esta rama familiar y marchó hacia allí, acompañado de sus hermanos René y Achille, en 1872. Entre octubre de ese año y marzo del siguiente permanecieron en América; allí realizaría esta maravillosa escena en la que muestra una oficina de compraventa de algodón. Concretamente tomó como punto de referencia la de su tío materno, Michel Musson, el hombre que aparece en primer plano comprobando la calidad de la partida de algodón que acaba de llegar y que se coloca sobre la mesa. Tras él, sentado en una silla y leyendo un periódico local encontramos a René Degas mientras que Achille se apoya en el marco de una de las ventanas del fondo, cruzando las piernas en actitud de espera. El resto de los trabajadores se reparten por el espacio pictórico de una manera muy organizada, pensando mucho la composición y sin dejar nada al azar. Degas ha querido mostrar la frenética actividad de una oficina de algodón, como si abriésemos una de las puertas pero nadie pudiese vernos. Desde una de las esquinas de la sala, en una perfecta perspectiva al elevar el suelo a medida que avanzamos, nos introduce en la escena al situar a su tío, con las piernas truncadas en el plano del espectador, al igual que la papelera. Interesado por los contrastes cromáticos recurre al blanco, al negro y al siena, como también hacía Manet. En cuanto a la luz, penetra un fuerte haz por la izquierda, que ilumina el algodón y ensombrece la oficina a medida que nos adentramos en ella. Otra ventana al fondo deja ver un ligero reflejo lumínico muy atractivo. La obra está relacionada con las pinturas de género que se realizaban en la Inglaterra victoriana más que con la temática impresionista; quizá se deba al deseo de satisfacer a su familia americana o para venderlo a un fabricante de hilados. Expuesto en la muestra impresionista de 1875 llamó mucho la atención de los asistentes, en especial de Émile Zola. Posteriormente, fue vendido al Museo de Bellas Artes de Pau siendo así el primer cuadro de Degas que se exhibía en una colección pública, lo que causó mucha alegría al artista.

Arte e Historia.

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