No sé si he contado que hace un par de meses murió mi tío Pepe con casi 102 años, y en el velatorio -ya se sabe que en estas situaciones los temas de conversación son muy variopintos y diversos- coincidí con mi prima Cristina, que vive en Las Palmas, y a la que no veo con demasiada frecuencia, cosas de la vida. Pues bien, entre muchos temas surgió el de las series de televisión, gusto que comparto con ella. ¿Y a qué viene este preámbulo familiero? Tiene fácil explicación: entre las series de las que hablamos destacó una, MISFITS. Aquella tarde bajé la 1ª temporada, luego la segunda y, como era de esperar, me enganché. Pablo va por la segunda y yo terminé ayer de ver la primera.

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