miércoles, 9 de febrero de 2022

SAN MARTÍN

18° un 9 de febrero, quién lo diría. La semana pasada 7° y hoy cual veranillo de San Martín. Conducía pensando en lo diferente que es hacerlo temprano, de noche, sin cruzarme con un alma, comparado con el caos diario de coches y caravanas, ¡cómo puede cambiar tanto la misma cosa en diferentes condiciones!
Me vienen a la cabeza tantas y tantas cosas que pueden conmigo, esas que sólo me inspiran pereza: planchar -que jamás hago desde que mi mala memoria recuerda (benditas camisetas y benditos pantalones vaqueros)-, lavar la loza, cambiar el forro del edredón -absoluto cenit de las cosas que odio como amo de casa-, vaciar el lavavajillas, recoger las hojas secas del jardín, hacer la cama, afeitarme... 
Pero, en cambio, cuánto disfruto poniendo la lavadora y, sobre todo, la secadora. Ver girar la ropa supone un verdadero placer para mi. Sí, lo sé, pero otros se entretienen dando de comer a las palomas, ¿o no?
Lucrezia Borgia, Donizetti. *Com'e bello!

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