martes, 14 de diciembre de 2021

AGUA

Escuchaba esta mañana las noticias de la crecida del Ebro a su paso por Zaragoza y por otras localidades ya anegadas. Hablaban aquellos que habían visto inundarse sus casas y que habían perdido todo lo que había quedado bajo el agua. Yo pasé por esta misma experiencia en las lluvias torrenciales sobre Santa Cruz de Tenerife del año 2002 y oír a esta pobre gente hablando fue como un déjà vu. Entrar a mi casa después de unos días sumergida bajo un metro de agua fue una sensación terrible: muebles unos sobre otros, intensa humedad, y barro, barro por todos lados. Atrás quedaron libros, muebles, alfombras, zapatos, electrodomésticos... todo lo que estaba por debajo de la línea del metro se fue como el Titanic. Unos meses después, justo tres, volví a sacarlo todo y la pila de basura en el jardín fue enorme. Mi casa nunca fue la misma, y de hecho arreglé únicamente mi habitación, donde viví poco tiempo ya, hasta mudarme a La Laguna.

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