El último gran discurso de Mitterrand
http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/1714-diario-del-ano-de-la-peste/2014/01/20/el-nacionalismo-es-la-guerra.html
17 de Enero de 1995
«Resulta que los azares de la vida quisieron que yo naciera
durante la Primera Guerra Mundial y que hiciera la segunda. Así que me pasé mi
infancia con familias desgarradas que lloraban sus muertos y guardaban un
rencor y a veces odio contra el enemigo de ayer. ¡El enemigo tradicional!
Aunque éste, señoras y señores, ¡lo hemos cambiado siglo tras siglo! Las
tradiciones siempre han cambiado. Ahora tengo la ocasión de decirles que Francia
ha luchado contra todos los países europeos, a excepción de Dinamarca, y uno se
pregunta ¡por qué! Pero mi generación completa su curso, estos son sus últimos
actos, este es uno de mis últimos actos públicos. Por eso es absolutamente
necesario transmitirlo. Ustedes mismos han conservado la enseñanza de sus
padres, que han padecido el sufrimiento de su país, que han conocido la pena,
el dolor de la separación, la presencia de la muerte, todo ello simplemente por
la enemistad de los hombres de Europa entre sí. Se debe transmitir no el odio,
sino más bien la posibilidad de la reconciliación que debemos, cabe decirlo, a
los que desde 1944-1945, desangrándose entre sí, desgarraban sus vidas
personales demasiado a menudo. Uno tiene la audacia de imaginar lo que podría
ser un porvenir más brillante fundado en la reconciliación y la paz. Esto es lo
que nosotros hemos hecho.
No he adquirido mi propia convicción por casualidad. No he
ganado en los campos alemanes donde era un prisionero, o en un país que fue
ocupado tantas veces. Pero tengo recuerdos de una familia donde todavía se
practicaban las virtudes de la humanidad y benevolencia, practicadas también
por los alemanes, de quienes hablamos con animosidad.
Me he dado cuenta de que yo era un preso durante la huída.
Conocí a los alemanes y luego me pasé algún tiempo en Baden-Württemberg, en la
cárcel, y las personas que estaban allí, los alemanes con los que hablé, me di
cuenta de que amaban Francia más de lo que nosotros amábamos Alemania. Digo
esto sin querer abrumar a mi país, que no es más nacionalista que cualquier
otro, sino para entender que todo el mundo ha visto el mundo desde donde
estaba, y estos puntos de vista han sido generalmente distorsionados. Deben
superar sus prejuicios.
Lo que pido aquí es casi imposible, porque se debe superar
nuestra historia y, sin embargo, si no se supera uno debe saber que una norma
prevalecerá, señoras y señores: ¡el nacionalismo es la guerra! La guerra no es
solo el pasado, puede ser también nuestro futuro, ¡y son ustedes, señoras y
señores, que ahora son los guardianes de nuestra paz, de nuestra seguridad y de
su porvenir!»
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