domingo, 10 de enero de 2010

MI FAMILIA Y OTROS ANIMALES

Esta tarde, aún con el jardín empapado, el suelo mojado y a sólo 12º, hemos tenido que poner unos tacos y tornillos en la pared de piedra, taladro en mano, para colocar sendos tutores que enderecen tres de las coníferas plantadas, que por la lluvia insistente y, supongo, la poca tierra donde están plantados, han perdido la verticalidad y amenazaban con cerrar el camino. En medio de todo el trasiego de cables, herramientas y tornillería me encuentro con el fascinante espectáculo de dos pequeños -diminutos diría yo- caracoles deslizándose por la mesa de madera. Un buen rato ha pasado para que el primero, algo mayor, llegase al borde curvo de la mesa, mientras que su hermano más pequeño había realizado únicamente medio camino. Parece mentira como estos seres pueden recordarnos las maravillas de la naturaleza.

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