Me pasa una cosa digna de contar y compartir, algo que tiene que ver con el tiempo y, sobre todo, con el interés o todo lo contrario.
La madre de un amigo se rompe la cadera y desde que lo sé llamo -sin respuesta- y envío finalmente un whassap para conocer su estado, sabiendo que la operación era inminente. La respuesta fue telegráfica. Stop.
Da gusto estar tan bien informado.
Visto lo visto he buscado otro conducto informativo, porque es el corazón el que manda. El cerebro me envía otras órdenes, me temo.
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