martes, 3 de diciembre de 2024

DE JUSTICIA (MUSEO BRITÁNICO=LADRÓN EXPOLIADOR)


La llegada de un nuevo Gobierno laborista al Reino Unido reaviva la posible devolución a Grecia de los mármoles del Partenón
El Museo Británico avanza en las negociaciones con Atenas para alcanzar un “acuerdo cultural estratégico” que permita el regreso de las esculturas a la Acrópolis.
Rafa de Miguel, 03.12.2024

La diferencia está en los gestos políticos, y aunque el primer ministro británico, Keir Starmer, acostumbra a mostrarse tan hierático como una estatua griega ante asuntos potencialmente polémicos, la ambigüedad calculada con que responde a la potencial devolución a Grecia de los llamados “mármoles del Partenón” hace pensar que un acuerdo histórico es posible bajo un Gobierno laborista en el Reino Unido.

Fuentes del Ejecutivo griego han asegurado que “ha habido progresos por ambas partes para la devolución de los mármoles del Partenón”. Por eso, el primer ministro de Grecia, Kyriakos Mitsotakis, se reúne hoy con el primer ministro británico”, ha asegurado un portavoz del Gobierno en Atenas. “Nada se está ocultando”. Mitsotakis ha hecho de la futura devolución de las estatuas y relieves de los frisos, metopas y frontones del Partenón una cuestión prioritaria de su Gobierno. El Partido Laborista británico prometió, antes de ganar las elecciones el pasado julio, que no interferiría en las posibles negociaciones del Museo Británico con Atenas, aunque tampoco cambiaría la legislación actual para renunciar a la propiedad británica de los mármoles.

“Nuestra posición respecto a los mármoles no ha cambiado. Sigue siendo un asunto que concierne en primer lugar al Museo Británico, y el Gobierno no va a modificar la ley para permitir un traslado definitivo de las esculturas del Partenón”, ha dicho un portavoz de Downing Street antes de la reunión que ambos mandatarios han mantenido este martes en Londres. El Gobierno británico ha insistido en asegurar que la devolución de los mármoles no formaba parte de la agenda de un encuentro en el que Starmer deseaba hablar de Ucrania y un posible alto el fuego en Gaza.

La llegada al poder de un nuevo Gobierno laborista ha cambiado el ritmo de las conversaciones entre el museo y Atenas. El actual presidente del patronato, el exministro de Economía del Gobierno conservador de David Cameron, George Osborne, agilizó durante dos años los contactos discretos con el Ejecutivo heleno, en busca de una solución que satisficiera a ambas partes.


Atenas nunca va a reconocer la propiedad británica de las estatuas —algo que estaría implícito en un posible préstamo de las obras— y el Reino Unido se resiste a reconocer la presunta ilegalidad de la adquisición de las estatuas a principios del siglo XIX por parte de Thomas Bruce Elgin, el embajador británico ante el Imperio Turco-Otomano. Lord Elgin ordenó la extracción de gran parte de las piezas del Partenón y maniobró más tarde en el Parlamento británico para lograr venderlas al museo.

Osborne ya negoció con el Gobierno de Mitsotakis un posible intercambio de piezas de arte entre el Museo Británico y el Museo de la Acrópolis que camuflara el regreso, al menos temporal, de las esculturas a Atenas. Sin embargo, el Gobierno conservador de Rishi Sunak frenó en seco la maniobra, e incluso llegó a cancelar un encuentro en Londres entre el primer ministro tory y su homólogo griego para esquivar el asunto.

La profesora de Derecho de la Universidad de Nicosia, Irini Stamatoudi, que ha ejercido como asesora del Gobierno griego durante las conversaciones, ha asegurado a la BBC que “la posibilidad de un acuerdo está muy próxima”, sin llegar a precisar una fecha. Atenas, ha contado la jurista, ha propuesto ”una alianza cultural estratégica” entre ambos países que plantearía el intercambio de obras de arte.

No obstante, el asunto de los mármoles ha quedado oscurecido en los últimos meses, después de que el Museo Británico tuviera que hacer frente al escándalo del robo de miles de piezas guardadas con poco rigor en sus depósitos. El asunto acabó con la dimisión del director de la institución, el alemán Hartwig Fischer. Su sucesor, Nicholas Cullinan, ha prometido abrir un nuevo capítulo en la institución cultural, sin ideas preconcebidas.

El hecho de que el espacio dedicado a exponer la colección del Partenón vaya a permanecer cerrado al menos durante dos años para llevar a cabo obras de rehabilitación sería la ocasión perfecta para enviar a Atenas las estatuas, aunque la polémica apasionada que sigue desatando el asunto, tanto en Grecia como en Londres, invita a la precaución, antes de celebrar anticipadamente una devolución que sería histórica. Atenas ha reclamado la vuelta de los mármoles desde la vuelta del país a la democracia, en 1974, y son muchas las figuras de la cultura británica que también defienden el retorno de las estatuas.
Enésima ofensiva griega para recuperar los mármoles del Partenón
Todos los argumentos del Reino Unido y el Museo Británico para retener estos tesoros se desmoronan ante una presión desde Grecia que no ceja.
Daniel Menéndez, 06.11.2024

Los griegos cuentan que, durante su Guerra de Independencia, en 1821, los otomanos estaban asediados y sin munición en la Acrópolis de Atenas. Desesperados, empezaron a desmantelar el Partenón para fundir sus abrazaderas de hierro y plomo y fabricar balas con ellas. Los revolucionarios al enterarse, según el relato, ofrecieron compartir su propia munición con tal de que no se dañaran los monumentos. Los turcos aceptaron y los griegos cumplieron.

La historia se convirtió en leyenda al no poder demostrarse que de verdad sucedió. Algo que no impidió su incorporación a la tradición helena y que sea uno de los mitos fundacionales de su independencia junto con el entierro del corazón de Byron o los suicidios de las souliotas, entre otros. El relato quedó circunscrito a fronteras griegas hasta que se popularizó en un discurso en Oxford en 1986. ¿La responsable? La actriz, militante contra la dictadura y, por entonces ministra de Cultura de Grecia, Melina Mercouri. ¿El destinatario? El Museo Británico. ¿El mensaje? Que devolviera a Atenas los mármoles del Partenón.

Los gobiernos helenos han reclamado esas obras desde el final de la Dictadura de los Coroneles (1967-1974) basándose en que salieron de Ática ilegalmente. Por su parte, tanto el Museo Británico como los diferentes gobiernos desde Londres argumentan que Thomas Bruce, popularmente Lord Elgin, contó con el beneplácito del sultán otomano Selim III, por entonces gobernante de Grecia, mediante un firmán [edicto]. Asimismo, sostienen que la adquisición de estas por el Museo al quebrado lord escocés fue igualmente legal. Con el tiempo, el caso pasó a un impasse cuyo desenlace residía en dilucidar si las obras salieron de Grecia por un saqueo o una adquisición legal. Para Reino Unido no fue un robo, para Grecia sí.

Todo estaba destinado al statu quo hasta que este mayo, durante una conferencia de la UNESCO sobre el Retorno de los Bienes Culturales a sus Países de Origen, Turquía confirmó lo que Grecia sostiene desde hace décadas: “No existe ningún firmán”. Las declaraciones fueron publicadas por los grandes medios griegos y la ministra de Cultura, Lina Mendoni, enfatizó que era un “objetivo nacional” el regreso de los mármoles al lugar que Fidias diseñó hace 2.500 años.

Dos meses después, el 4 de julio, el líder laborista, Keir Starmer, logró una holgada victoria sobre los conservadores, férreos defensores de la titularidad británica de las obras, y nombró a Lisa Nandy ministra de Cultura, conocida por plantear enfoques decoloniales inusuales en Westminster. Tan solo dos semanas después, el director del Museo Británico, Nicholas Cullinan, habló por primera vez sobre el reclamo y sugirió un préstamo, pero descartó la devolución en base a una Ley de 1963. Varios abogados argumentaron que podría producirse su reformulación por la mayoría laborista, aunque el Partido no se ha pronunciado sobre ello.

Sin embargo, el 28 de septiembre en una entrevista para el diario griego Ta Nea, la exsecretaria de Cultura de la oposición laborista, Thangam Debbonaire, afirmó que Starmer quería una solución para lo que calificó como “robo”. Posición que granjeó un aluvión de críticas de los tories, y de sectores partidarios de la teoría de las compuertas, según la cual si el Museo Británico devuelve las piezas atenienses, sentaría un precedente para recibir reclamaciones similares y acabaría vacío. Algo que no ha sucedido con otros museos que han devuelto fragmentos de la misma obra reclamada por Atenas.

Mercouri evocaba en sus discursos un verso del poeta Yannis Ritsos: “Estas piedras no merecen menos cielo”. Convirtiéndolo en un aforismo del reclamo griego. De ser devueltas, se albergarían en el Museo de la Acrópolis de Atenas, a 300 metros de la obra original, en la Galería del Partenón, una sala diseñada ex profeso para exponerlas. Jamás volverían a descansar bajo cielo ateniense.

Si no regresan, el espacio seguirá teniendo, debajo de conmovedores huecos vacíos y deliberadamente burdas reproducciones, unos letreros en griego e inglés que, tras la fecha, el nombre y la explicación de las piezas apostillan: “Obras originales retenidas por el Museo Británico”.

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