El primer ministro de Bután: “Hay que preguntarse para qué queremos el crecimiento económico. La razón última tiene que ser para la felicidad”
Tshering Tobgay defiende el índice que en su país mide la felicidad de los ciudadanos y que consideran más relevante que el PIB y explica por qué han instaurado una tasa para los turistas que quieran visitar el país himalayo.
Ana Carbajora, 03.10.2024
Tshering Tobgay (Haa, Bután, 59 años) es el primer ministro de Bután, un pequeño país himalayo conocido por su belleza y por haber instaurado un índice para medir la felicidad de sus ciudadanos. Tobgay cruza los controles de acceso a la sede de Naciones Unidas en Nueva York con un atuendo colorido. Ha venido a participar en la Asamblea General de la ONU y ha aprovechado para intervenir en un debate sobre la necesidad de emplear parámetros más allá de los puramente económicos, capaces de medir el bienestar de la gente y el futuro del medio ambiente.
Operar con el Índice Nacional de Felicidad Bruta no implica que Bután sea un paraíso. Han logrado importantes progresos en los últimos años, pero el primer ministro reconoce que queda camino por recorrer y que muchos jóvenes emigran. Organizaciones de derechos humanos internacionales piden además al país una reforma del sistema judicial y garantías para la libertad de expresión. Tobgay defiende que el índice les sirve también para detectar carencias. Los resultados de los últimos años indican, según el primer ministro, que “los habitantes del Bután rural son menos felices que los del urbano. Los que tienen menos formación son menos felices que los que han estudiado más y las mujeres son menos felices que los hombres”.
Pregunta. En su país operan con el Índice Nacional de Felicidad Bruta. ¿Por qué cree necesario ir más allá del PIB?
Respuesta. Hay que preguntarse para qué medimos el PIB y para qué queremos el crecimiento económico. La razón última tiene que ser la felicidad y el bienestar de la gente. La Felicidad Nacional Bruta es una filosofía que pone la felicidad y el bienestar de la gente en el centro de nuestra agenda de desarrollo.
P. ¿Cómo se mide?
R. El crecimiento económico es importante y el progreso material también, pero deben equilibrarse con el progreso social, con la preservación cultural, con la sostenibilidad medioambiental y con el buen gobierno. Es decir, está la salud, la educación, el nivel de vida, pero también el medio ambiente y la gobernanza. Y luego el uso del tiempo, el bienestar psicológico, la vitalidad de la comunidad…
P. ¿Por qué es importante medir el uso del tiempo?
R. Para saber si el uso del tiempo está equilibrado, si la población duerme lo suficiente, si tiene un equilibrio entre trabajo y vida privada. Estos nueve parámetros como el uso del tiempo se dividen en 33 indicadores, que se dividen a su vez en 150 preguntas impares. Así es como calculamos el índice GNH (Gross National Happiness, por sus siglas en inglés). El primer índice GNH se midió en 2010.
P. ¿Y qué han aprendido en estos años de las preocupaciones de la población?
R. Hemos aprendido que aunque el nivel de vida está aumentando, hay diferencias entre la población urbana y la rural. La encuesta muestra que los habitantes del Bután rural son menos felices que los del urbano. Los que tienen menos formación son menos felices que los que han estudiado más y las mujeres son menos felices que los hombres.
P. ¿Por qué?
R. Aunque la felicidad general de las mujeres está aumentando y la diferencia se está reduciendo, pero en general las mujeres son menos felices que los hombres. El índice demuestra que las mujeres trabajan más horas que los hombres. Y una de las razones por las que las mujeres trabajan es porque las tareas domésticas y familiares se consideran trabajo según esta medición.
P. Los expertos resaltan los progresos que ha hecho Bután, pero sigue habiendo mucha pobreza y carencias.
R. Por supuesto que tenemos retos, pero a pesar de nuestra pobreza tenemos sanidad y educación gratuitas. Las tasas de alfabetización son muy altas, casi del 97%. En cuanto al medio ambiente, somos una región con una biodiversidad muy alta y un país con emisiones de carbono negativas. Por eso Bután es uno de los pocos países que ha salido de la categoría de país menos desarrollado de la ONU.
R. El problema es que los empleos no son lo bastante atractivos para nuestros jóvenes y eso hace que tengamos que traer mano de obra de fuera, por ejemplo, para la construcción. Todos nuestros jóvenes han ido a la universidad y saben hablar inglés y si es necesario, están dispuestos a irse a trabajar al extranjero, donde ganan mucho más dinero. Y nuestra economía no es capaz de competir con eso.
P. Bután ha implantado recientemente una tasa de sostenibilidad para los turistas. ¿Está funcionando o han disminuido las visitas?
R. No podemos abrir las compuertas a los turistas. En el momento en que lo hagamos, se destruirá la razón misma por la que la gente nos visita. Nuestra política para el turismo es de alto valor y bajo volumen. Si no, se podría destruir lo que los turistas vienen a visitar, ya sea la naturaleza o la cultura. Además, nuestras infraestructuras son limitadas. Nos hemos fijado un objetivo de 300.000 turistas al año, pero por ahora, tenemos sólo 170.000, así que podemos aumentar el número de visitantes. La recaudación de la tasa de desarrollo sostenible se destina a la naturaleza, la sanidad y la educación.
P. Su país es budista. ¿Cuánto de religión hay en el Índice de Felicidad Nacional Bruta?
R. No hay religión, pero estoy seguro de que nuestros valores, nuestra espiritualidad han influido a la hora de implantar el índice.
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